Dinámica espacio-temporal del cambio de uso del suelo en la isla Puná del cantón Guayaquil, provincia de Guayas.

Spatio-temporal dynamics of  land use change in Puna island, canton of Guayaquil, province of Guayas

Ramírez-Narváez Manuel1*

Romero-Córdova Martha1

Burneo-Saavedra Iván1

Zury Rojas Willam2

González- González Anibal3

Juela-Sivisaca Oscar3

 

1Carrera de Ingeniería en Manejo y Conservación del Medio Ambiente. Universidad Nacional de Loja (UNL), Ciudadela Guillermo Falconi. Loja, Ecuador.

2Centro de Educación Continua. Universidad Técnica de Machala (UTMach), Campus 10 de agosto. Machala, Ecuador.

*Autor para correspondencia: Manuel Ramírez-Narváez, e-mail: meramirezn@unl.edu.ec

https://doi.org/10.54753/blc.v11i2.1081

Recibido: 16-09-2021

Aprobado: 17-12-2021

RESUMEN

En la Isla Puná, provincia de Guayas, la explotación extensiva del camarón se ha desarrollado desde principios de la década de los ochenta del siglo pasado. En los últimos años, esta industria se ha ampliado a grandes superficies, dejando como secuela la pérdida de grandes extensiones de bosques de manglar y afectando considerablemente el rol ecológico que tienen estos bosques. En este contexto, la presente investigación buscó determinar el cambio y la cuantificación del uso del suelo, mediante la recolección, procesamiento y clasificación supervisada de imágenes satelitales en cuatro periodos de tiempo utilizando los algoritmos de máxima verosimilitud y máxima secuencialidad a posteriori. Para verificar la fiabilidad de los datos obtenidos se elaboró una matriz de confusión y, con ello, se obtuvo el índice Kappa. Los resultados demostraron que la producción camaronera incrementó su superficie de 6 819,30 ha, en 1985, a 13 832,01 ha en 2016, una dinámica que ha generado pérdida de los bosques de manglar, los cuales disminuyeron de 10 931,31 ha, en 1985, a 5 282,82 ha en 2016. Esta disminución en la superficie de manglar equivale a una pérdida neta de 5 648,49 ha y una ganancia neta de superficie destinada a la explotación de camarón de 7 012,71 ha. Con estos resultados, se concluye que no existe un control y aplicación rigurosa de las normativas ambientales que prohíben la tala de bosques de manglar y otras normativas como el decreto 1391 del 2008, que propone como medida regulatoria la reforestación del manglar.

Palabras claves: Uso de suelo, producción camaronera, clasificación supervisada, manglar.


 

ABSTRACT

In Puná Island, Guayas province, the extensive exploitation of shrimp has developed since the beginning of the eighties of the last century. In recent years, this industry has expanded to large areas, leaving as a consequence the loss of large areas of mangrove forests and considerably affecting the ecological role of these forests. In this context, the present research sought to determine the change and quantification of land use, through the collection, processing and supervised classification of satellite images in four periods of time using the algorithms of maximum likelihood and maximum sequentiality a posteriori. To verify the reliability of the data obtained, a confusion matrix was elaborated and, with this, the Kappa index was obtained. The results showed that the surface for shrimp production increased from 6 819.30 ha, in 1985, to 13 832.01 ha in 2016, a dynamic that has generated loss of mangrove forests, which decreased from 10 931.31 ha in 1985, to 5,282.82 ha in 2016. This decrease in the mangrove area is equivalent to a net loss of 5,648.49 ha and a net gain of area destined to shrimp exploitation of 7,012.71 ha. With these results, it is concluded that there is no rigorous control and application of the environmental regulations that prohibit the felling of mangrove forests and other regulations such as Decree 1391 of 2008, which proposes the reforestation of the mangrove as a regulatory measure.

Keywords: Land use, shrimp production, supervised classification, mangrove.

INTRODUCCIÓN

El cambio de uso del suelo hace referencia al reemplazo de un tipo de cobertura por otro, y es medida por la transición de las categorías de cobertura de suelo, debido por ejemplo a la expansión agrícola, la deforestación, o el cambio en la extensión urbana (Veliz, 2015). Los principales impulsores globales del cambio del uso de suelo son el crecimiento poblacional y el crecimiento económico (Montanarella, Pennock, y Mckenzie, 2016). La elevada dinámica en la cobertura del suelo ha generado severos efectos ambientales a diferentes escalas que contribuyen al cambio climático global mediante la emanación de gases de efecto invernadero. Regionalmente los cambios en el uso del suelo han afectado el funcionamiento de las cuencas hidrográficas y de los asentamientos humanos; localmente han inducido a la pérdida y degradación de suelos, a cambios en el microclima y a la pérdida de la diversidad de especies (Ibarra et al., 2011).

En el Ecuador, el cambio en la cobertura del suelo obedece principalmente a la expansión y crecimiento de las actividades productivas, como es el caso de la industria camaronera, la cual se ha intensificado a lo largo de los años (Plaza, 2018). Además de su acelerada expansión, el problema principal de esta actividad radica en su asentamiento sobre zonas de manglar, pasando por alto los servicios ambientales que brindan estos ecosistemas, tales como el secuestro de carbono y el hábitat de diversas especies de aves, peces, crustáceos, reptiles y mamíferos (Beitl, Rahimzadeh-bajgiran, Bravo, Ortega-pacheco, y Bird, 2019).

Un claro ejemplo de la acelerada expansión de las camaroneras en el Ecuador se da en la provincia del Guayas, esta provincia es la principal productora de camarón, y a lo largo de los años ha expandido su producción, y con ello ha generado la pérdida de sus ecosistemas naturales (Palma, 2017). Los registros históricos muestran que la producción camaronera de la provincia del Guayas en la década de 1980 ocupaba una extensión de 10 944,00 ha, incrementándose en el año 2000 a 105 482,00 ha (89.6 %) y, para el año 2017, esta producción se extendió a 138 283,00 ha (92.1 %) (Palma, 2017). El incremento de la industria camaronera en el Guayas significó la pérdida de los bosques de manglar, pues en el transcurso de la década del 80’s hasta el año 1999, la superficie de estos bosques disminuyó de 182 157,00 ha a 149 556,00 ha (17.9 %), y para el año 2006 disminuyó considerablemente a 105 219,00 ha de superficie (42.2 %) (Pazmiño, 2010).

Así mismo, en la Isla Puná, ubicada en el cantón Guayaquil, la producción camaronera inició en la década de 1980 con cultivos de tipo extensivo y ocupando considerables superficies de terreno ya en la década de 2010 (Pimental, 2010). La superficie ocupada aproximada para el cultivo de camarón para el 2015 fue de 14 991,9 ha, de las cuales el 90,6% se encontraba en producción según los registros del PDOT del año 2015 de la isla Puná (GAD Parroquial Puna, 2015).

Finalmente, en el presente estudio se planteó la siguiente pregunta de investigación. ¿Cuál ha sido la dinámica superficial del uso de suelo de la producción camaronera en la Isla Puná del cantón Guayaquil, provincia de Guayas en los años 1986, 1996, 2006 y 2018?  El objetivo general,  permitió determinar la dinámica espacio temporal y cuantificar la evolución del cambio de uso de suelo y cobertura producto de la actividad camaronera en el período comprendido entre 1985 y 2016. Otros objetivos específicos fueron, 1) generar mapas de cambio de uso del suelo perteneciente a los años 1985, 1998, 2003 y 2016 en la Isla Puná del cantón Guayaquil, provincia de Guayas, utilizando herramientas de teledetección, y 2) cuantificar el cambio de uso del suelo en la Isla Puná del cantón Guayaquil, provincia de Guayas, con énfasis en la expansión las superficies destinadas para la producción camaronera y a partir de esta información determinar los efectos ambientales de la expansión camaronera sobre el medio ambiente de la Isla Puná.

METODOLOGÍA

Área de estudio

La Isla Puná se encuentra ubicada en el golfo de Guayaquil y cuenta con una extensión aproximada de 919 km², considerada la tercera isla más grande de Ecuador. Posee un clima tropical megatérmico árido a semiárido, caracterizado por temperaturas medias anuales de 24 ºC, temperaturas máximas que rara vez superan los 32 ºC y las mínimas son del orden de los 16 ºC. Las precipitaciones anuales son inferiores a 500 mm/m2 (árido a semiárido) y están concentradas en una sola estación lluviosa (tropical) que va de enero a abril, con una alta irregularidad de la precipitación debido a la imprevista aparición del fenómeno de El Niño. La precipitación anual es de 680 mm/m2 en su extremo nororiental, y disminuye progresivamente hacia el sur (GAD Parroquial Puna, 2015).

Figura 1. Mapa de ubicación de la Isla Puná

 

Recopilación de la Información

La primera etapa de desarrollo de este estudio consistió en recopilar información satelital. Desde el portal web del Servicio Geológico de Estado Unidos (USGS) se descargaron imágenes de los años 1985, 1998, 2003 y 2016 en la página web “science for changing world” (http://glovis.usgs.gov/). La información cartográfica complementaria se recopiló del Centro de Investigación Territorial (CIT) de la Universidad Nacional de Loja.

Preparación de las imágenes satelitales: correcciones y realces

Correcciones

Mediante el proceso de corrección se analizó el porcentaje de nubes, los problemas de bandeamiento, píxeles perdidos y a partir de ello se procedió a realizar correcciones de tipo geométrico, radiométrico y atmosférico. De esta manera se eliminaron anomalías detectadas en las imágenes, ya sea en su localización o en la radiometría de los píxeles que la componen. Estas operaciones permitieron disponer de los datos en forma más cercana posible a una adquisición idónea,  situándolos sobre su posición geográfica correcta (georreferenciación), o reconstruyendo la radiancia detectada por el sensor a partir de los ND de la imagen (Chuvieco, 2008). Estas correcciones se realizaron en el software de acceso libre GRASS 7.4.

 

Realces

Este proceso se realizó en el software GRASS 7.4, con el cual se generaron composiciones de imágenes con el fin de obtener una mejora visual y realce de las imágenes. Para esto se aplicó cada uno de los tres colores primarios (rojo, verde y azul) a una banda distinta de la imagen. La elección de las bandas para realizar la composición y el orden de los colores destinados a cada una depende del tipo de sensor al que corresponda la imagen. Esta composición facilita la cartografía de masas vegetales, láminas de agua y ciudades (Chuvieco, 2008).

Clasificación digital de las imágenes satelitales

Se introdujo la firma espectral característica de las clases, expresada como los valores más habituales que aparecen para dicha clase. Al asignar la firma espectral se utilizaron zonas de entrenamiento, para ello se delimitó zonas en las que se conocía a priori el tipo de clase existente. Esto se realizó con una capa de polígonos adicional que tenga asociado en un campo de la tabla de atributos el tipo de clase presente en dicho polígono. De esta manera, se definió los rasgos generales de esas clases que permitieron identificar clases similares en otros puntos (las zonas de entrenamiento deben cubrir todos los casos particulares de las clases) (Olaya, 2014).

Finalmente, se realizó la clasificación digital de las imágenes, para lo cual, con el fin de obtener una mejor calidad en la clasificación, se utilizó dos algoritmos: el de máxima verosimilitud y máxima secuencialidad a posteriori. Este proceso se llevó a cabo en el programa GRASS 7.4

Las clases de usos de suelo de la Isla Puná se determinaron en función de las que establece el Ministerio del Ambiente Ecuatoriano (MAE) (ver Tabla 1). Los tipos de cobertura de suelo correspondientes a la Isla Puna son los siguientes:

Tabla 1. Clases de uso de suelo de la Isla Puná

Cobertura (Uso de suelo)

Código

1

Agrícola

Ag

2

Matorral seco

Ms

3

Bosque seco

Bs

4

Camaroneras

Cm

5

Cuerpos de agua

Ca

6

Tierras improductivas

Ti

7

Áreas salinas

As

 

Por motivos de resolución de las imágenes satelitales en la detección de todas las coberturas, se consideró simplificar los tipos de usos de suelo, tomando en cuenta 7 tipos de cobertura: camaroneras, manglar, nubes, bosque seco-matorral, suelo descubierto, cuerpos de agua-eriales, áreas salinas-playones. 

 

Detección de cambios en el uso del suelo

Para determinar los cambios del suelo, se trabajó con las imágenes clasificadas anteriormente por cada periodo de tiempo. A partir de ello se determinó las áreas y se cuantificó el cambio en cada tipo de uso de suelo de un periodo de tiempo a otro (1985, 1998, 2003, 2016) mediante el uso del software QGIS 3.2.

Validación de resultados

En la validación de los resultados obtenidos se planteó la siguiente metodología:

       Diseño del muestreo y determinación del número de puntos de referencia.

       Determinación del tipo de cobertura correspondiente a cada punto de referencia.

       Generación de una matriz de confusión para determinar la validez de los resultados (ver Tabla 2).

       Determinar la precisión global y el estadístico Kappa para conocer la fuerza de concordancia y confiabilidad de los resultados de la clasificación supervisada (Chuvieco, 2008).


Tabla 2. Estructura de la matriz de confusión

Referencia

 

Clase 1

Clase 2

Clase 3

Clase n

Total

Exactitud usuario

Error comisión

Clase 1

X11

 

 

 

X1+

X11/X1+

1-X11/1+

Clase 2

 

X22

 

 

X2+

X22/X2+

1-X22/2+

Clase 3

 

 

X33

 

X3+

X33/X3+

1-X33/3+

Clase n

 

 

 

Xnn

Xn+

Xnn/Xn+

1-Xnn/n+

Total

X+1

X+2

X+3

X+n

ƩXij

 

 

Exactitud productor

X11/X+1

X22/ X+2

X33/X+3

Xnn/X+n

 

 

 

Error omisión

1-X11/X+1

1-X22/X+2

1-X33/X+3

1-Xnn/X+n

 

 

 

Fuente. Chuvieco E. (2008). Teledetección ambiental. La observación de la tierra desde el espacio. Barcelona, España. Tercera Edición (p. 501).

 

RESULTADOS

Los resultados obtenidos permitieron identificar los diferentes usos de suelo presentes en la Isla Puná durante cuatro periodos. Cabe recalcar que se utilizó dos métodos de clasificación con el fin de contrastar y optar por el mejor de los resultados. De tal manera, para el periodo 1985 el método de mejor clasificación fue el algoritmo de máxima verosimilitud, sin embargo, para los periodos 1998, 2003 y 2016, el algoritmo de máxima secuencialidad a posteriori resultó más eficiente en comparación con el anteriormente mencionado.

Los usos de suelo identificados caen dentro de las categorías asignadas a camaroneras, manglar, bosque seco-matorral, suelo descubierto, cuerpos de agua-eriales y áreas salinas-playones (ver Tabla 3).  Además, se generó una clase correspondiente a nubes, debido a la presencia de nubosidad en las imágenes disponibles que no afectan las áreas de importancia como las zonas camaroneras y ecosistemas de manglar.

Figura 2. Mapa de la dinámica espacio-temporal de la producción camaronera de los años (a) 1985, (b) 1998, (c) 2003 y (d) 2016.

En el periodo de 1985, la actividad camaronera representa una superficie de 6 819,3 ha, los bosques de manglar 10 931,31 ha y las áreas salinas-playones 5 046,3 ha (ver Figura 2a). La imagen satelital de este año contó con la presencia del 3,70 % de nubosidad, valor poco significativo que no afecta las zonas de mayor interés (camaroneras, bosques de manglar). Para el año de 1998 la actividad camaronera incrementó a 10 720,53 ha (36.4 % de aumento), mientras que los bosques de manglar y áreas salinas-playones disminuyeron de manera significativa a 8 674,56 ha (20.6 % de disminución) y 2 524,23 ha (50 % de disminución) respectivamente (ver Figura 2b); la imagen correspondiente a este año presentó un porcentaje de nubosidad del 6,75 %. En el 2003, la industria camaronera ocupó 8 332,65 ha (18.2 % de aumento), bosque manglar 7 208,19 ha (34.1 % de disminución) y áreas salinas-playones 8 476,38 ha (40.5 % de aumento) (ver Figura 2c); la imagen de este período presentó un porcentaje de nubes de 6,85 %. Con respecto al año 2016 la actividad camaronera alcanzó una superficie de 13 832,01 ha (50.7 % de aumento), los bosques de manglar 5 282,82 ha (51.6 % de disminución) y las áreas salinas-playones 2 508,3 ha (50.3 % de disminución) (ver Figura 2d); en este caso la imagen satelital utilizada presentó un porcentaje de nubosidad de 5,54 %.

Métodos de clasificación

Para la investigación se utilizó dos métodos de asignación, máxima verosimilitud y máxima secuencialidad a posteriori, con el fin de contrastar y optar por el método que ofrezca mejores resultados. De tal manera, para el periodo 1985 el método de asignación que mejor resultados ofrece fue el algoritmo de máxima verosimilitud, sin embargo, para los periodos 1998, 2003 y 2016, el algoritmo de máxima secuencialidad a posteriori resultó más eficiente.. Cada uno de estos métodos se adaptó de mejor manera a cada una de las imágenes satelitales, asignando los píxeles a los centros de clase más cercanos y de esta manera eliminando errores como el efecto denominado sal y pimienta en la clasificación de imágenes.

Cambios de uso de suelo

Los mapas de uso del suelo generados a partir de la clasificación de las imágenes satelitales Landsat, se obtuvieron las superficies y el porcentaje correspondiente a cada una de las coberturas encontradas en la isla Puná, durante el periodo de tiempo en análisis. (ver Tabla 3).

Tabla 3. Cuantificación del cambio de uso del suelo en la Isla Puná

Uso de suelo

1985

1998

2003

2016

ha

%

ha

%

ha

%

ha

%

1

Camaroneras

6819,3

7,71

10720,53

12,12

8332,65

9,42

13832,01

15,64

2

Manglar

10931,31

12,36

8674,56

9,81

7208,19

8,15

5282,82

5,97

3

Nubes

3271,95

3,70

5970,69

6,75

6053,4

6,85

4896,09

5,54

4

Bosque seco_Matorral

58725,45

66,41

54328,95

61,43

56670,84

64,08

59552,1

67,34

5

Suelo descubierto

3568,95

4,04

6105,87

6,90

1577,52

1,78

2363,85

2,67

6

Cuerpos de agua_Eriales

71,91

0,08

110,34

0,12

116,19

0,13

0

0,00

7

Áreas salinas_Playones

5046,3

5,71

2524,23

2,85

8476,38

9,58

2508,3

2,84

Total

88435,17

100,00

88435,17

100,00

88435,17

100,00

88435,17

100,00

Las coberturas con mayor representatividad corresponden a: manglares y camaroneras, que tienen una extensión positiva en la Isla Puná para su funcionamiento y producción masiva (tabla 3).

La variación de estas cifras se relaciona con dos factores a considerar; el primero por la presencia de nubes en diferentes cantidades en cada periodo, tal como se ha mencionado antes, ya que estas masas se encuentran sobre la superficie de los bosques secos, suelos descubiertos y los cuerpos de agua; y la segunda se debe a las características climáticas que presentó el área de estudio durante los periodos en el cual se obtuvo las imágenes satelitales. Es importante mencionar que las áreas con nubosidad se encuentran presentes mayoritariamente en las zonas que corresponden al bosque seco y matorral, áreas en donde es baja o nula la presencia de camaroneras (tabla 3). 

Validación de resultados

Con la elaboración de la matriz de confusión para cada periodo de estudio, se determinó el índice kappa y se calculó la precisión global, permitiendo verificar el nivel de confiabilidad de los resultados obtenidos (ver Tabla 4):

Tabla 4. Validación de los resultados

Periodo

Precisión global

Índice Kappa

Fuerza de concordancia

1985

94,29

91,52

Muy bueno

1998

85,71

79,00

Bueno

2003

98,57

97,83

Muy bueno

2016

98,57

97,24

Muy bueno

Finalmente, los resultados (tabla 4) del índice Kappa, indican que los periodos 1985, 2003 y 2016, presentan un porcentaje dentro del rango 90 – 100 %, lo que indica una fuerza de concordancia muy buena. El periodo 1998 presenta un porcentaje de 79% que representa una fuerza de concordancia buena.

DISCUSIÓN

Dinámica espacio-temporal de uso del suelo

La superficie de la Isla Puná presenta diversos usos de suelo, entre ellos las áreas camaroneras (15.64%), bosques secos (67.34%), áreas de conservación como manglares (5.97%) y áreas salinas (2.84 %), las cuales ocupan considerables superficies dentro de la isla (GAD Parroquial Puná, 2015). La dinámica en los usos de suelo mencionados anteriormente, depende de dos factores fundamentales como: el crecimiento poblacional y económico que generan una elevada demanda de productos necesarios para satisfacer las necesidades de la población (Montanarella et al., 2016). Los resultados de esta investigación demuestran que la producción camaronera en la Isla Puná se ha expandido considerablemente a partir de la década de los 80, aproximadamente el 50.7 %, lo que ha dejado como consecuencias la disminución de áreas de importancia ecológica como los manglares. A pesar de la aplicación del decreto Nº1391 en el 2008, que permitía reforestar áreas de manglar taladas de manera ilegal para el uso y construcción de piscinas camaroneras, no existen evidencias de resultados positivos, pues las áreas de manglar disminuyeron en la Isla Puná de 7 208,19 ha en 2003 a 5 282,82 ha en 2016, aproximadamente el 26.7%, según los resultados del presente trabajo.

Relación Camaroneras, Manglares y Áreas salinas

En el estudio aplicado a la Isla Puná se obtuvieron cuatro mapas de cambio de uso de suelo correspondientes a los años 1985 (Figura 2a), 1998 (Figura 2b), 2003 (Figura 2c), y 2016 (Figura 2d). Así mismo, a partir de dichos mapas se cuantificó los usos de suelo identificados por cada periodo de tiempo (Tabla 3), en donde se pudo verificar una considerable dinámica en el transcurso de un periodo a otro, hechos que, según la literatura, se deben a eventos ocurridos durante cada periodo de estudio y que es necesario conocer e identificar, para lograr entender la dinámica de los resultados generados en esta investigación:


La acuicultura en la isla empezó a inicios de la década de los 80 con explotación extensiva de camarón (10 000-15 000 m2), que, aunque poco tecnificadas lograban excelentes producciones (Pimental, 2010). Según el estudio de Hamilton, Mattola y Sweet (2017), en 1980 la actividad camaronera ocupaba 9 948,00 ha, mientras tanto en los resultados del presente estudio indican que, en el año 1985 la producción camaronera ya ocupaba una superficie aproximada de 6 819,3 ha, actividad establecida en zonas de manglar y zonas salinas donde las condiciones permitían un rápido desarrollo del crustáceo (Armijos, Macuy, Mayorga, Rodríguez, y Clavijo, 2015). Con ello lleva a suponer una pérdida de los ecosistemas de manglar, dado que para ese mismo periodo existía una superficie de 10 931,31 ha. La dinámica de estos resultados corresponde a la primera de las tres etapas de cambio que ha sufrido la actividad acuícola en la región costera del Ecuador, donde se experimentó un periodo de acelerada tasa de deforestación de manglares debido a la expansión de esta actividad, etapa que inició en 1980 (Hamilton et al., 2017).

La expansión de la actividad camaronera creció en la década de 1980 a pesar de existir normativas que prohibían hacerlo en zonas de manglar, entre las principales se puede mencionar el Decreto Supremo 2939-B de 1978, el cual prohibía la explotación de manglares en áreas no delimitadas por la Dirección General de Desarrollo Forestal, la cual en su Art 6 menciona la prohibición de construcción de piscinas para la cría y producción de camarones en áreas cubiertas de manglar. La Ley de Pesca y Desarrollo Pesquero (Reforma de 1985) estableció, en su Art. 47, que quedaba prohibido: a) Destruir o alterar manglares; b) Instalar viveros o piscinas en zonas declaradas de reserva natural. Y, finalmente el Decreto Ejecutivo No. 824, de junio 5 de 1985 en donde se declararon los manglares como propiedad pública y quedaba prohibida su explotación y tala (Romero, 2016).

Entre los años de 1985 a 1998, la superficie dedicada a la producción camaronera se expandió e incrementó su superficie a 10 720,53 ha (12,12 % del total de la superficie), acontecimiento que provocó una pérdida de manglar y áreas salinas, pues para ese mismo año estas áreas presentaron una superficie de 8 674,56 ha (9,81 % del total de la superficie) y 2 524,23 ha (2,85 % del total de la superficie) respectivamente. Los resultados obtenidos para este periodo, presentan cierto grado de similitud a los obtenidos en el estudio realizado por Hamilton et al., (2017), quien determinó que la actividad camaronera de la isla Puná en 1997 ocupaba 10 077,00 ha, y las zonas de manglar ocupaban 8 828,86 ha en el año 2000. Un estudio realizado en el archipiélago de Jambelí, demostró que el periodo entre 1985-1999 se perdieron considerables superficies de manglar, habiendo experimentado una pérdida neta del 49 % para dar paso a la creación de estanques criaderos de camarón (Souza, 2015).

Cabe añadir, que esta dinámica coincide con el acontecimiento que se dio entre los años 1984-1995, con el boom camaronero que acompañado de una fuerte inversión extranjera y la duplicación del número de hectáreas de producción, se expandió la industria camaronera  hacia tierras agrícolas, zonas de manglar y salitrales, buscando abaratar costos para aumentar su rápido y lucrativo negocio (Salgado, 2014). De igual manera, para aquel periodo ya se había planteado normativas a favor de la conservación de los manglares, entre ellas estaban la Ley Reformatoria de la Ley Forestal y de Conservación de Áreas Naturales y Vida Silvestre de 1990, en la que se declaró a los manglares propiedad del Estado, incluyendo aquellos que se encuentren en áreas privadas, no pudiéndose comprar ni vender este recurso; el Decreto Ejecutivo No. 1907, de 1994, que establecía una veda de tala de manglares y la prohibición de ampliación y construcción de nuevas piscinas camaroneras; y, finalmente, el Decreto Ejecutivo No. 2327, diciembre 22 de 1995, que establecía el Reglamento para la Conservación, Manejo y Explotación del Manglar que declaraba declarando de interés público la conservación, protección y restauración de los bosques de mangle (Comisión Asesora Ambiental, 1999).

En el año 2003, la actividad camaronera tuvo una disminución, a tal punto que llegaron a ocupar una superficie aproximada de 8 332,65 ha (9,42 % del total de la superficie), habiendo perdido una superficie de 2 387,88 ha desde el año 1998. Por otra parte, los bosques de manglar continuaron perdiendo territorio hasta el año 2003, llegando a ocupar 7 208,19 ha (8,15 % del total de la superficie), habiendo perdido 1 466,37 ha de bosque desde el año 1998. En el caso de las áreas salinas, estas ganaron terreno desde el año 1998, y en el año 2003 se estimaba una superficie de 8 476,38 ha (9,58 % del total de la superficie). Según el trabajo realizado por Souza et al., (2015), se menciona que luego del apogeo de la industria camaronera en el año de 1999, la producción del crustáceo detuvo su crecimiento debido a las fuerzas del mercado y White Spot (mancha blanca). El virus de la mancha blanca es una enfermedad en el camarón cultivado que obligó a muchos productores de camarón a abandonar sus estanques, generando grandes pérdidas millonarias de dinero y de cultivos de camarón, hechos que explican el declive de la producción camaronera en este periodo (Ordoñez, 2015; Souza et al., 2015).

A partir del año 2005, cuando finalizó la crisis por el virus de la mancha blanca, la actividad camaronera y su producción comenzaron a recuperarse, y hasta el 2010 según la investigación de Hamilton et al., (2017), la industria camaronera llegó a ocupar 13 243,28 ha, y las zonas de manglar 7 232,15 ha. En este estudio se determinó que años más tarde, en 2016, la actividad camaronera se expandió ligeramente a 13 832,01 ha (15,64 % del total de la superficie). Un comportamiento opuesto ocurrió con los bosques de manglar y las áreas salinas, las cuales fueron disminuyendo hasta llegar a ocupar 5 282,82 ha (5,97 % del total de la superficie) y 2 508,3 ha (2,84 % del total de la superficie) respectivamente en el año 2016. Dados estos resultados se puede verificar que la industria del camarón sigue expandiéndose y las áreas de manglar se continúan perdiendo, tal como lo menciona Hamilton et al., (2017).

 

En el lapso de 31 años desde 1985, la actividad camaronera ganó 7 012,71 ha de terreno en la isla Puná (50.7 % de aumento), mientras que los bosques de manglar perdieron un aproximado de 5 648,49 ha de territorio (51.6 % de disminución). Pese a la existencia y vigencia de normas, la expansión de camaroneras en zonas de manglar se incrementó y aumentó la tala de los ecosistemas de manglar menoscabando y reduciendo los servicios ambientales que estos brindan. Según (Bournazel, Priyantha, Pulukuttige, Huxham, y Viergever, 2015), al destruir los manglares, se pierden los servicios ecosistémicos que proveen, tales como la captura de carbono y el hábitat de diversas especies de aves, peces, crustáceos, reptiles y mamíferos nativos de la zona. Sin embargo, a pesar de las prácticas nocivas para el medioambiente, la industria camaronera ha recibido siempre el apoyo del gobierno y de los organismos financieros internacionales debido a que se trata de una actividad muy rentable y que, generalmente, es propiedad de empresarios y grupos económicos de poder (Salgado, 2014).

En un estudio realizado en el año 2006, por el Centro de Levantamientos Integrados de Recursos Naturales por Sensores Remotos (CLIRSEN), sobre el estado del manglar en el país, se comprobó que algunas camaroneras que ocupaban áreas mayores a las autorizadas, y también la existencia de camaroneras no concesionadas (Decreto No.1391, 2008). Frente a tal problemática ambiental, en octubre del 2008, se expidió el Decreto Ejecutivo 1391 que reforma el Reglamento General de la Ley de Pesca, que permite que las camaroneras construidas antes de 1999, en zona de playa o bahía, que ocupan un área mayor a la concedida o que no tienen concesión, puedan regularizar su actividad a cambio de reforestar con manglar el área que el Ministerio del Ambiente determine pertinente (Armijos et al., 2015). Sin embargo, frente a los resultados de esta investigación se ha observado la considerable expansión de piscinas camaroneras, llegando al punto de ocupar y talar zonas pertenecientes a bosques de manglar. Con esto, se puede evidenciar que no existe un cumplimento en la aplicación de las normativas anteriormente mencionadas, debido a que esta actividad camaronera es una de las más rentables económicamente (Salgado, 2014).

Incidencia del porcentaje de nubes en la cuantificación del uso de suelo.

En cuanto a la clase que representa las nubes, en todos los periodos hay la presencia de nubosidad, teniendo en cuenta que en el año 2003 se encuentra la mayor superficie de esta clase con un valor de 6,85 % (Figura 2c). Sin embargo, como se menciona en trabajos similares la superficie ocupada por nubes no debe superar el 20% (Labrador, Evora, y Arbelo, 2012), por lo tanto el nivel de cobertura actual de nubes no afecta los resultados obtenidos, en especial las áreas que representan mayor interés en el estudio como camaroneras y bosques de manglar. Además, las áreas con nubosidad se encuentran presentes mayoritariamente en las zonas que corresponden al bosque seco y matorral, áreas en donde es baja o nula la presencia de camaroneras. 

Bosque seco-matorral, suelo descubierto y cuerpos de agua-eriales

En la Tabla 3, se evidencia la superficie en valores porcentuales que presentan las clases correspondientes a bosque seco-matorral, suelo descubierto y cuerpos de agua-eriales, que presentan considerables variaciones en el transcurso de un periodo a otro. La variación de estos valores se relaciona con dos factores a considerar; el primero por la presencia de nubes en diferentes cantidades de cada periodo, tal como anteriormente se mencionó, ya que estas masas se encuentran sobre la superficie de los bosques secos, suelos descubiertos y los cuerpos de agua; también se debe a las características climáticas que presentó el área de estudio durante los periodos en el cual se obtuvo las imágenes satelitales para realizar los procesos de clasificación supervisada.  

Fiabilidad global y valor del índice kappa

Finalmente, los resultados han sido validados obteniendo una matriz de confusión para cada periodo de tiempo, a partir de ello se ha obtenido los valores del índice Kappa y la precisión global, permitiendo determinar y verificar la concordancia y confiabilidad de la clasificación supervisada para cada año. Es conocido que el índice Kappa es una medida de la exactitud de la clasificación, es decir intenta delimitar el grado de ajuste debido solo a la exactitud de la clasificación, prescindiendo de las contribuciones aleatorias, mientras que la matriz de confusión proporciona la fiabilidad global de la clasificación, e indica el porcentaje de píxeles clasificados correctamente, siendo un valor mínimo estandarizado y aceptado del 85% (Arenas et al., 2011). En la Tabla 4, se especifican los valores del índice Kappa, en donde los periodos 1985, 2003 y 2016, que presentan un porcentaje dentro del rango de entre 90  y 100 %, lo que indica una fuerza de concordancia muy buena. El periodo 1998 presenta un porcentaje del 79 % que representa una fuerza de concordancia buena. Un índice de Kappa mayor al 80% indica claramente que la clasificación obtenida no ha sido obtenida por azar (Arenas et al, 2011). Estos valores permiten asegurar que los píxeles han sido clasificados correctamente a la clase que corresponden y discriminados de las clases a las que no corresponden.

CONCLUSIONES

A partir de los valores del índice de Kappa reportados y la fiabilidad global para las imágenes satelitales examinadas (Tabla 4), y dado que se asume que el valor mínimo estandarizado para la fiabilidad global sea del 85%, mostraron que es posible hacer una clasificación y discriminación en las categorías de estudio seleccionadas.

Con base en nuestro análisis, se ha determinado que durante el lapso de 31 años (1985-2016) la Isla Puná ha experimentado severos cambios de cobertura y de uso de suelo. La actividad camaronera ha alcanzado una superficie neta de 7 012,71 ha correspondiente a un aumento del 50.7 %, mientras que las pérdidas de las superficies del manglar fueron de hasta 5 648,49 ha, aproximadamente una disminución del 51.6 % de las áreas preexistentes. Por otra parte, las áreas salinas alcanzaron hasta el 2016 una extensión de 2508.3 h, lo que significa una reducción del 50.3%

La existencia de normativa legal que regula el uso del suelo y la protección del manglar coincide con el boom de la actividad camaronera en la Isla Puná en los años 1980. Las normativas existentes prohíben la tala de bosques de manglar y otras como el decreto 1391 del 2008, proponen como medida regulatoria la reforestación de los bosques de manglar. A partir de los análisis de la disminución de las superficies de manglar obtenidos en este estudio, se identifica que los controles de las autoridades ambientales son insuficientes, y que en muchos casos la aplicación y cumplimiento de la normativa ambiental es inexistente debido principalmente a medidas coercitivas adecuadas.

 

AGRADECIMIENTOS

Al Centro de Investigaciones Territoriales (CIT) de la Universidad Nacional de Loja por el apoyo técnico brindado en la presente investigación.

CONTRIBUCIÓN DE AUTORES

Ramírez Narváez Manuel: Análisis y procesamiento de imágenes satelitales, redacción del documento, Interpretación de resultados. Romero Córdova Martha:  Redacción del documento, apoyo en la metodología e interpretación de los resultados. González González Aníbal: Revisión del documento. Burneo Saavedra Iván: Redacción del documento y traducciones. Zury Rojas Willian: apoyo en la redacción del documento. Juela Sivisaca Oscar: Tutor del trabajo de investigación.

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