Bosques y sustentabilidad

Forests and sustainability

Rodrigo Severo Arce Rojas1*

1. Universidad Ricardo Palma, Lima-Perú

*Autor para correspondencia rodrigo.arce@urp.edu.p

            https://doi.org/10.54753/blc.v11i2.1124

Recibido: 20-11-2021

Aprobado: 15-12-2021

 

Resumen

Este artículo reflexivo está orientado a entender de qué manera la discusión sobre la sustentabilidad del desarrollo está relacionado con el entendimiento y las prácticas de sustentabilidad en los bosques con el propósito de contribuir a fortalecer la institucionalización de los enfoques y prácticas de sustentabilidad en el sector forestal. Se realiza una revisión bibliográfica a la que se suma la experiencia del autor en formulación de políticas públicas forestales. De la reflexión se concluye que el entendimiento del proceso histórico de la concepción de la sustentabilidad del desarrollo contribuye a una mejor comprensión de los enfoques y prácticas de sustentabilidad en los bosques. Aunque en el Perú existen algunos honrosos casos de sustentabilidad del manejo forestal no es posible generalizarlo. Esta situación demanda retomar con profesionalismo y ética la búsqueda de la sustentabilidad forestal con pleno compromiso por la vida humana y no humana.

Palabras clave: Complejidad, ética forestal, filosofía, manejo forestal, sostenibilidad.

Abstract

This reflective article aims to understand how the discussion on the sustainability of development is related to the understanding and practices of sustainability in forests with the purpose of contributing to strengthen the institutionalization of sustainability approaches and practices in the forestry sector. A bibliographic review is carried out, to which the author's experience in the formulation of forest public policies is added. From the reflection it is concluded that the understanding of the historical process of the conception of development sustainability contributes to a better understanding of the approaches and practices of sustainability in forests. Although in Peru there are some honorable cases of sustainability in forest management, it is not possible to generalize it. This situation demands to resume with professionalism and ethics the search for forest sustainability with full commitment to human and non-human life.

Key words: Complexity, forestry ethics, philosophy, forest management, sustainability.

Introducción

La crisis civilizatoria tiene como uno de sus orígenes el enfoque antropocéntrico que separa el ser humano y reduce la naturaleza a recurso para la satisfacción de las necesidades humanas (Maldonado, 2020). Esta pérdida de empatía ambiental ha tenido consecuencias dramáticas para los ecosistemas y la vida silvestre. Aunque ante las evidencias de los límites al crecimiento infinito, en un planeta con dones finitos, se generaron propuestas para relativizar la dimensión económica y hacerla más compatible con las dimensiones sociales y ambientales. De ahí surge el concepto de sostenibilidad o de sustentabilidad que ha marcado la agenda planetaria. Sin desconocer los grandes logros alcanzados todavía subsisten grandes brechas que se traduce en grandes desigualdades sociales, alteración y degradación de ecosistemas y exterminio de especies.

Otro elemento a tomar en cuenta para entender la crisis civilizatoria refiere al marco epistemológico que ha generado una ciencia disyuntiva, reduccionista, mecanicista y lineal, que sin desconocer los grandes avances tecnocientíficos que ha permitido dotarle de poder insospechado a la humanidad, no ha podido hacer frente a la complejidad de la realidad entrelazada (González, 2011).

Para entender la vinculación entre los bosques y la sustentabilidad es necesario hacer un recuento histórico y ubicar el contexto en el que se desarrolló las ciencias forestales. Aunque el enfoque disciplinario ha cumplido un rol importante para lo que podría llamarse el desarrollo forestal, los retos planetarios de los tiempos exigen la necesaria ampliación de la mirada para no quedarse únicamente en una perspectiva de atención a las industrias forestales y tomar el reto de afrontar la complejidad de la realidad planetaria, en la que los bosques juegan un importante rol (Dourojeanni, 2020).

El presente artículo reflexiona sobre las relaciones entre los bosques y la sustentabilidad con el propósito de contribuir a las propuestas orientadas a dar pistas para configurar elementos del posdesarrollo que lleven a superar un modelo de desarrollo hegemónico que se resiste a cambiar sus apuestas por el crecimiento económico infinito, traducido en un modo de producir, distribuir y consumir que resultan insostenibles (Maldonado, 2012).

Método

El presente artículo es de naturaleza cualitativa e interpretativa. Se ha realizado una revisión bibliográfica dirigida a establecer la relación entre bosques y sustentabilidad. Para ello se ha revisado bases de datos como Redalyc, ProQuest, Researchgate y Google académico. Las palabras o frases de búsqueda fueron “sustentabilidad”, “manejo forestal sostenible”, “desarrollo sostenible”, entre otros. La pregunta que guio la reflexión fue ¿De qué manera la discusión sobre la sustentabilidad del desarrollo está relacionado con el entendimiento y las prácticas de sustentabilidad en los bosques?. Para dar respuesta a la pregunta primero se ha tratado sobre la sustentabilidad de manera general y luego se ha tratado la sustentabilidad en los bosques para terminar con una propuesta de ampliación de la mirada forestal. Se aclara que la reflexión se hace desde la experiencia peruana, pero se ha tomado en cuenta la revisión bibliográfica en el ámbito Latinoamericano y el marco temporal es amplio en tanto interesa conocer la perspectiva histórica.

Resultados

Sustentabilidad

La palabra sustentabilidad evoca varios significados: una primera idea tiene que ver con sostenido, permanente, perdurable o perpetuo, una segunda idea con sostenible, defendible, razonable, y una tercera idea con sostener, sujetar desde abajo o mantenerse por sí mismo (Cortés y Peña, 2015).

Aunque hay autores que diferencia entre sostenibilidad y sustentabilidad en la práctica se entrecruzan por lo que para efectos del presente artículo principalmente se usará el término sustentabilidad. En la misma dirección Gudynas (2011) no hace diferencias entre sostenible, sostenido y sustentable. Específicamente los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas son catalogados como sostenibles (ODS 2030). Zarta (2018) señala que cuando se hace alusión a la integración se debe referir a lo sustentable y cuando se refiere a cada una de las dimensiones por separado debería catalogarse como sostenible y por ello prefiere el término de sustentable antes que sostenible.

Pese que el concepto de sustentabilidad fue generado formalmente en 1987 con el Informe Bruntland hasta ahora no hay un consenso sobre lo que implica. Es así que se menciona que es un concepto polisémico, flexible y dinámico que está en construcción (Macías y Téllez, 2016). Por su parte Sánchez (2019 afirma que la sustentabilidad es un adjetivo disfrazado de sustantivo, es tanto un objetivo como un medio y es un conjunto de medios para lograr una meta. Precisamente su carácter abierto ha generado críticas en el sentido que puede significar todo y nada a la vez. En otras ocasiones se señala que el concepto es tan maleable que se acomoda a los intereses de los diversos actores según conveniencia y por ello es llamado un “concepto a la carta.” La figura 1 muestra los diversos sentidos que evoca el concepto de sustentabilidad.

 

 

Figura 1: Diversos sentidos que evoca el concepto de sustentabilidad.

 

El concepto de sustentabilidad está muy ligado al desarrollo por lo que es imprescindible discutirlo como par integrado. Inicialmente el concepto de desarrollo sostenible hacía mención a un equilibrio en las dimensiones ambientales, económicas y sociales. En la práctica esto no ha sucedido así y a lo largo la dimensión económica ha subordinado a las dimensiones sociales y ambientales. Posteriormente se ha propuesto una ampliación de las dimensiones y se han señalado la importancia de considerar los aspectos institucionales o culturales. Para Elizalde, citado por Arias (2011: 112):

La dimensión ecoambiental hace referencia a la relación con el medio ambiente construido o modificado por la intervención humana, la dimensión cultural habla sobre la relación entre identidad cultural y los sistemas del lenguaje, la dimensión política indaga por la relación con el Estado, las relaciones de poder gobernabilidad y legitimidad, la dimensión económica relaciona el mercado, el crecimiento, la producción de bienes y servicios y el consumo, el ahorro y la inversión. Finalmente, la dimensión social hacer referencia a la relación entre la sociedad civil y los actores y movimientos sociales.

Pero más allá de incrementar las dimensiones de la sustentabilidad, el referente más importante a la fecha refiere a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que reflejan en una perspectiva sistémica (persona-sociedad-planeta) aunque en la práctica resulta difícil su abordaje complejo por cuanto en el modelo civilizatorio prima el enfoque sectorial y disciplinario. Macías y Téllez (2006: 24) señalan que en la práctica no es posible maximizar todos los objetivos deseados simultáneamente por lo que de todas maneras hay que establecer prioridades lo que deriva en el hecho que su aplicación debe ajustarse a cada contexto. De ahí que se hable de la necesidad de lograr un balance entre la viabilidad económica y la equidad social (Sánchez, 2021).

La imprecisión de la conceptualización de la sustentabilidad ha llevado legítimamente a cuestionarse ¿sustentabilidad de qué? o ¿Sustentabilidad de quién? ¿Del planeta? ¿De la gente? ¿De la economía?. Maldonado (2017) evidencia que la sostenibilidad representa al capitalismo remozado que aunque se ha enverdecido no logra superar el modo de vida, de trabajo, de producción, distribución y consumo que ha llevado a la actual crisis planetaria.

Cuando se habla de sustentabilidad también se alude a sus diversos alcances, así se habla de sustentabilidad global (el planeta), sustentabilidad local, sustentabilidad parcial (forestal, agua o agricultura como ejemplos) (Confederación Sindical de Comisiones Obreras, 2005).

Aunque es cierto que las diversas propuestas de desarrollo posteriores han acusado recibo de estas críticas y han ido incorporando en mayor o menor medida las cuestiones sociales y ambientales lo que es cierto es que incluso los Objetivos de Desarrollo Sostenible, aunque más integrales, no modifican la centralidad del crecimiento económico y el consumo. Es por ello que Elizalde (2006) considera que no se puede hablar de sustentabilidad si es que no se revisan los marcos paradigmáticos hegemónicos que son excluyentes y opresores.

Es por eso que se puede reconocer diferentes intensidades de sustentabilidad: insostenibilidad, sostenibilidad débil, sostenibilidad fuerte y sostenibilidad súper fuerte (Gudynas, 2011). Es así cómo se ha podido apreciar el tránsito de una perspectiva antropocéntrica hacia una biocéntrica y ecocéntrica. El pensamiento latinoamericano no ha estado ajeno a este proceso reflexivo y ha propuesto una visión más reflexiva y transformadora del concepto de sustentabilidad sociecológica en el marco del pensamiento decolonial (Vanhulst, 2019). No se debe dejar de mencionar, sin embargo, que la sustentabilidad exige restricciones a estilos convencionales de vida por lo que genera resistencias (Sánchez, 2021).

No es sino en recientes propuestas que se han diversificado las dimensiones de la sustentabilidad. Así Ben-Eli (2015) a las clásicas dimensiones económicas y sociales, cambia la dimensión ambiental por la dimensión de la vida y adicionalmente reconoce la dimensión material y espiritual. Ben-Eli (2015, 2) alude a una dimensión material (que constituye la base para regular el flujo de materias y energía que sustentan la existencia), una dimensión de la vida (que proporciona la base para un comportamiento apropiado en la biósfera con respeto a otras formas de vida) y una dimensión espiritual (que proporciona la orientación de actitud necesaria y la base para un código de ética universal). Esta forma de organizar las dimensiones de la sustentabilidad rompe el esquema convencional y aborda un enfoque complejidad que reconoce el valor intrínseco de la vida en todas sus manifestaciones e incorpora explícitamente un énfasis ético ausente en otras versiones de desarrollo. Como señala Gudynas (2015) el enfoque ético es fundamental para lograr los cambios políticos necesarios orientados a la sustentabilidad. También es destacable la incorporación de la entropía como elemento a tener en cuenta en la sustentabilidad. La tabla 1 muestra la evolución del concepto de sustentabilidad.

Tabla 1. Evolución del concepto de sustentabilidad

Concepto

Descripción

Desarrollo Sostenible en el informe Bruntland

El desarrollo sostenible es el desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades (Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo, 1988).

Desarrollo Humano Sostenible de PNUD.

El desarrollo humano sostenible es el desarrollo que no sólo suscita un crecimiento económico, sino que también distribuye equitativamente sus beneficios; que regenera el medio ambiente en lugar de destruirlo; que fomenta la autonomía de las personas en lugar de marginarlas (PNUD, 2014)

Sustentabilidad

Un equilibrio dinámico en el proceso de interacción entre una población y la capacidad de carga del entorno, en el que la población se desarrolla para expresar su máximo potencial sin producir efectos adversos e irreversibles sobre la capacidad de carga del entorno del cual depende (Ben Eli, 2015).

 

La firme creencia a los postulados del desarrollo ha derivado en desarrollismo, la visibilización de los impactos ambientales y sociales negativos ha llevado al reconocimiento del maldesarrollo. Las propuestas que van más allá del desarrollo (el posdesarrollo) o resignifican el sentido del desarrollo (como el de desarrollo regenerativo o el biodesarrollo) o simplemente plantean propuestas que no aluden al desarrollo sino a otras concepciones como el Buen Vivir.

Mientras la palabra sustentabilidad está fuertemente asociada al desarrollo convencional las alternativas al desarrollo como el Buen Vivir tiene como palabra central la armonía: armonía con uno mismo, armonía con la sociedad, armonía con la naturaleza y armonía con el cosmos. En este caso la armonía hace alusión a los equilibrios dinámicos de la realidad entretejida. Se podría argumentar que la concepción inicial de equilibrio del desarrollo sostenible en las dimensiones sociales, ambientales y económicas son equivalentes al concepto de armonía del Buen Vivir en realidad no lo son porque el concepto de sustentabilidad está ligado a una concepción antropocéntrica mientras que la armonía convocada por el Buen Vivir obedece a una concepción biocéntrica e incluso ecocéntrica. Una perspectiva antropocéntrica del desarrollo se encuentra por ejemplo en la actitud de maximización de los beneficios de aprovechamiento de los bosques aunque se mencione que se haga sin perjudicar al ambiente.

La figura 2 muestra la evolución esquematizada del concepto de desarrollo y su relación con la intensidad de sustentabilidad. Nótese el giro desde al desarrollo hacia alternativas al desarrollo como el Buen Vivir. Además se aprecia el giro desde una sustentabilidad débil hacia una sustentabilidad fuerte/súper fuerte. Va paralelo a una perspectiva de ecología superficial hacia una ecología profunda/ecología integral.

 

 

 

 

Buen vivir

 

Biodesarrollo

Desarrollo regenerativo

Desarrollo ampliado (Laboratorio de la Sustentabilidad; Michael Ben-Eli)

Desarrollo Humano

Sostenible

Desarrollo Sostenible

Ecodesarrollo

Desarrollo

 

Desarrollo

Postdesarrollo

(Alternativas al desarrollo)

 

Sustentabilidad débil Sustentabilidad fuerte/súper fuerte

 

Figura. 2: Evolución del concepto de desarrollo y su relación con la intensidad de sustentabilidad

 

Se aprecia entonces un cambio de orientación desde una relación colonizadora y mercantilista de la naturaleza hacia una relación de convivencialidad y de respeto. En esta perspectiva biocéntrica y cosmocéntrica cobra sentido las propuestas que demandan una ética del cuidado extendida hacia la naturaleza. Es lo que los pueblos indígenas conocen como relaciones de colaboración, respeto y complementación en perspectiva de ontología relacional o de la continuidad.

Bosques y sustentabilidad

Históricamente el concepto de sustentabilidad tiene como origen el concepto de rendimiento sostenido usado por los silvicultores europeos aunque principalmente orientado al mantenimiento de la productividad, mantenimiento de las condiciones ecológicas, mantenimiento de la biodiversidad entre otros aspectos, pero no había alcanzado la complejidad de las definiciones actuales del manejo forestal sostenible (Torres, 1998, 6). La definición de desarrollo sostenible brindada por la Comisión Bruntland puede aplicarse al manejo forestal sustentable señalando que refiere a “la utilización de los recursos forestales para beneficio de las generaciones presentes, sin comprometer la capacidad de los bosques para generar beneficios para las generaciones futuras [… ] Posteriormente se empezó hablar del uso múltiple de los bosque.” (Návar s.f., 5). Maini (s.f) diferencia el concepto de rendimiento sostenido de desarrollo sostenible:

…el rendimiento sostenido está asociado con un flujo constante y perpetuo de madera para uso de la humanidad, el desarrollo sostenible de los bosques es algo mucho más amplio, que incorpora la gestión integral de bosques, el mantenimiento de la integridad ecológica del ambiente forestal, y cierta amplitud de miras para el porvenir. 

En diciembre de 2007 la Asamblea General de las Naciones Unidas definió la gestión forestal sostenible como un concepto dinámico en evolución que tiene por objetivo mantener y aumentar el valor económico, social y medioambiental de todos los tipos de bosques, en beneficio de las generaciones presentes y futuras. Consta de siete puntos característicos: (i) extensión de los recursos forestales; (ii) diversidad biológica forestal; (iii) salud y vitalidad de los bosques; (iv) funciones productivas de los recursos forestales; (v) funciones de protección de los recursos forestales; (vi) funciones socioeconómicas de los bosques; y (vii) marco normativo, institucional y de políticas (ONU 2008, Resolución 62/98, citado por la Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica, 2009, 8).

El concepto de gestión forestal sostenible implica: i) la producción de un flujo continuo de productos y servicios forestales deseados, ii) mantener su biodiversidad, productividad, capacidad de regeneración, vitalidad y su potencial de cumplir, ahora y en el futuro, funciones ecológicas, económicas y sociales relevantes, a escala local, nacional y global, iii) no producir efectos indeseables en el entorno social y medioambiental (Nájera, 2015, 31).

Para el caso peruano, el artículo 44 de la Ley N° 29763, Ley Forestal y de Fauna Silvestre, menciona que “Se entiende por manejo forestal las actividades de caracterización, evaluación, investigación, planificación, aprovechamiento, regeneración, reposición, enriquecimiento, protección y control del bosque y otros ecosistemas de vegetación silvestre, conducentes a asegurar la producción sostenible de bienes, la provisión sostenible de servicios y la conservación de la diversidad biológica y el ambiente.” (SERFOR, 2015). Una visión parcial refiere a las buenas prácticas de Manejo Forestal Sostenible, o “buen manejo forestal”, referida a “las mejores soluciones, mejores métodos, procedimientos más adecuados, prácticas recomendables, de manejo forestal sostenible.” (Guariguata, 2009; AIDER, 2017, 6).

BOLFOR (1996, 13) al reflexionar sobre el camino hacia el Manejo Forestal Sostenible reconoce como componentes del desarrollo sostenible: el económico, el socio-cultural, el ecológico-ambiental, y el político-institucional y lo ubica como un objetivo de largo plazo y una hipótesis de trabajo.

Gadow et al. (2004, 3) señalan que el manejo forestal es incierto por naturaleza y por tanto tiene que ser adaptativo, como tal para pueda lograrse un manejo forestal sostenible debe aplicarse buena ciencia que no se restringe a las ciencias forestales sino que también “requiere integrar la experiencia de diferentes disciplinas científicas, incluyendo las humanidades, la física, la ingeniería y las ciencias biológicas, no necesariamente en ese orden.” Esta perspectiva ya había sido señalada por Merenson (1999) quien mencionaba que el manejo forestal sustentable no debe reducirse únicamente a aspectos dasonómicos sino que habría que comprender el contexto general incluyendo las aristas económicas, sociales, políticas y culturales. FAO (2005), citado por Meza (2005, 10) demandaba que para lograr el manejo forestal sostenible se requiere diálogo entre el sector agricultura (que incluye al sector forestal) con los sectores de infraestructura, transporte, energía y otras actividades extractivas.

Zavala (2003) señalaba que la propia definición de manejo forestal sostenible no está exenta de ambigüedades tanto en el plano teórico como en el operativo. La propia palabra manejo hace referencia a la concepción mecanicista sobre la naturaleza aludiendo a la posibilidad de conocerla, dominarla y ponerla al servicio de la satisfacción de las necesidades de los seres humanos. Aunque en el manejo forestal hay consideraciones de conservación y de restauración no se hace un reconocimiento explícito del valor intrínseco de la vida. Este reconocimiento cobra más sentido ahora que los avances científicos han demostrado que los animales (al menos los que poseen sistema nervioso central) tienen sintiencia y que las plantas tienen inteligencia y sensibilidad.

No obstante, todavía las concepciones del Manejo Forestal Sostenible aún se mantienen en perspectiva disciplinaria pues según FAO “Se trata del uso responsable del bosque, las actividades y prácticas aplicables para el rendimiento sostenible, la reposición mejoramiento cualitativo y cuantitativo de los recursos y el mantenimiento del equilibrio del ecosistema.” (MARENA, 2015, 20).

La figura 3 muestra la evolución del concepto de manejo forestal y su relación con la intensidad de sustentabilidad. Si bien es cierto que el gráfico muestra una línea evolutiva no debería interpretarse como etapas superadas pues estas etapas pueden verificarse traslapadas en el espacio y en el tiempo. La forestería ética es más bien aspiracional y tiene como característica que de una visión de recurso forestal (bien o servicio) se pasa a una visión de valoración del valor intrínseco de la vida y de convivencialidad entre el ser humano y los bosques.

 

 

 

 

Forestería ética

 

Manejo forestal sostenible certificado

Manejo forestal sostenible

Manejo forestal

Explotación forestal (sin manejo)

 

Desarrollo

Postdesarrollo

 

Sustentabilidad débil Sustentabilidad fuerte/súper fuerte

 

Figura. 3: Evolución del concepto de manejo forestal y su relación con la intensidad de sustentabilidad

 

Aunque, como se ha señalado anteriormente, la palabra sustentabilidad está asociada a la gestión forestal, ha habido discusiones si es que el manejo forestal podría ser genuinamente sostenible y al reconocer que la intervención humana sobre los bosques de todas maneras genera un impacto entonces a lo máximo que se podría esperar es a un manejo forestal responsable. En otros casos se ha afirmado que la sustentabilidad es más una guía de actuación y por tanto se reconocería a la sustentabilidad como un proceso. En esa dirección Gonzáles (2012, 7) entiende la sustentabilidad forestal:

…como un justo medio entre lo que “se desea” efectuar con el ambiente, a partir de cualquier tipo de manejo, y lo que “es posible” hacer respecto a su capacidad de sostenimiento, precisamente como fiel de la balanza, la sustentabilidad es lo que “se debe” lograr como responsabilidad social, económica y ecológica.

Aguirre (2015, 26) considera que “en el siglo XXI, el manejo forestal deberá seguir avanzando hacia la sustentabilidad, teniendo en mente que esta meta es alcanzable a diferentes escalas, por diferentes actores y mediante diferentes estrategias, herramientas y prácticas; no existe un modelo único.” En una perspectiva optimista John B. Nittler señalaba que “…sí es posible el manejo forestal sostenible, en términos técnicos, ecológicos, económicos y sociales.” (BOLFOR, 1996, 5).

El enfoque enfáticamente economicista del manejo forestal se traduce en los siguientes aspectos: i) la diferencia entre especies comerciales y las especies con menor valor o sin valor comercial, ii) la orientación hacia mayores rendimientos, producción y competitividad, iii) el interés en incorporar las especies forestales menos conocidas al mercado, iv) la necesidad de incrementar la producción de los diversos “bienes y servicios ecosistémicos” de los bosques (intensificación forestal).

Louman y Stoian (2002, 31) se preguntaban si el manejo forestal sostenible era “económicamente viable o una utopía y reconocían que no existía una respuesta única y lo que se podría hacer es generar condiciones que harían que sea económicamente viable el manejo forestal pero que para esa fecha solo existían algunos ejemplos.”

A nivel técnico son varios los aspectos a tomar en cuenta para garantizar la sustentabilidad ecológica, solo por mencionar una de las dimensiones de la sustentabilidad, como por ejemplo el turno de rotación, el diámetro mínimo de corta, el uso de parcelas de evaluación permanente para tomar decisiones silviculturales basadas en ciencia, el tratamiento de los árboles semilleros, entre otros. Solo a modo de ejemplo, se menciona que una de los requisitos para asegurar el manejo forestal sostenible es respetar los Diámetros Mínimos de Corta planteados en la normativa (SERFOR, 2020). No obstante Forest (s.f) señala la necesidad de derogar la Resolución Jefatural N°458-2002-INRENA porque los DMC que establece no aportan a la sostenibilidad del aprovechamiento forestal y recomienda que se pueda realizar un estudio sobre la base de información de inventarios ya ejecutados, para determinar DMC sostenibles.

Ampliando la mirada

Cordero (2011, 16) menciona que el MFS ya no se reduce únicamente a la producción sostenible de madera y que:

…la tendencia es manejar el bosque en el marco de una visión ecosistémica, paisajista, integral, participativa y de uso múltiple, orientado a la obtención de rendimientos sostenidos de los diversos productos, bienes y servicios que ofrece, con el fin último de mejorar las condiciones y calidad de vida de las poblaciones.

No obstante, hay que aclarar que la ampliación de la mirada no implica disminuir la atención al manejo forestal ni a las industrias forestales, sino extender el panorama de actuación e interés de los profesionales forestales y del sector forestal. Frente a los retos que afronta la humanidad producto de la crisis civilizatoria que se traduce en la superación de 4 de los 9 umbrales ecológicos a saber: la crisis climática, el exterminio de la biodiversidad, el cambio de uso de la tierra y la deforestación, la alteración de los ciclos biogeoquímicos del Nitrógeno y el Fósforo, las ciencias forestales no pueden hacer abstracción de esta realidad y la sustentabilidad de bosques tiene que ampliar de mirada. Ello tomando en cuenta que como humanidad se ha superado la biocapacidad de la tierra (Sánchez, 2021). A la crisis ecológica se debe sumar la crisis de la pandemia del coronavirus. Se conoce ahora que la crisis sanitaria está asociada a la alteración y fragmentación de los ecosistemas naturales que permiten que los virus puedan saltar a animales silvestres y animales domésticos para posteriormente alojarse en los seres humanos.

En América Latina y el Caribe (CEPAL, 2021, 3) “entre 1990 y 2020, la superficie cubierta por bosque natural disminuyó en 150 millones de hectáreas, en tanto que la cobertura de plantaciones forestales aumentó en sólo 14 millones de hectáreas […] y la pérdida de superficie de bosque se relaciona con nuevos usos de la tierra para agricultura, silvicultura y ganadería, y, en menor medida, por la expansión de las ciudades y la construcción de carreteras asociadas a actividades económicas variadas.” En el caso peruano el 47 % de las emisiones anuales de CO2 provienen de la deforestación (Durango et al., 2019). En este contexto el manejo sostenible de los bosques y las selvas naturales es la mejor opción para capturar carbono (Bray et al., 2010: 10).

De una mirada focalizada en la madera se está pasando a una mirada de servicios ecosistémicos y existen indicios que apuntan al reconocimiento de las relaciones socioecológicas. Paralelo a esta ampliación de la visión se tiene el cambio de una mirada de producto (o servicio) a una mirada de paisaje y la necesidad de mirar el planeta como un todo rompiendo de esta manera la perspectiva de sistema cerrado concentrado en los límites de los bosques y con especial orientación a la madera. No obstante, “subiste una baja valoración de los bosques y sus servicios ecosistémicos, consecuentemente, no importa perderlos, por tanto las políticas públicas son insuficientes para conservarlos y aprovecharlos sosteniblemente” (Muñoz y Suárez, 2016, 5). La figura 4 muestra las orientaciones de ampliación de la visión forestal en perspectiva de sustentabilidad.

Para cumplir objetivos de conservación de la biodiversidad se han generado, según Rendón et al. (2014) la nueva silvicultura, silvicultura ecológica, manejo ecosistémico, retención estructural, nuevas perspectivas, silvicultura análoga, entre otras alternativas.

 

Figura 4: Ampliación de la visión forestal en perspectiva de sustentabilidad

Una de las formas de asegurar la orientación hacia el manejo forestal sostenible es el uso de criterios e indicadores implementados mediante mandato legal, de manera voluntaria por los operadores y mediante la aplicación de mecanismos de fomentos e incentivos (FAO, 2015). Por su parte PNUMA (2013: 1) añade que para formular políticas forestales orientadas a la sustentabilidad “se debería tomar en cuenta no solamente el valor de los recursos maderables sino el valor de todo el bosque, aplicando enfoques establecidos como los mecanismos de certificación, el manejo comunitario del bosque y un mejor monitoreo de la cubierta forestal, los activos y los flujos de recursos.”

No obstante, la perspectiva disciplinaria no es suficiente. Fortalecer la sustentabilidad en torno a los bosques significa incorporar una perspectiva interdisciplinar, transdisciplinar e incluso indisciplinar. Asimismo, implica incorporar enfoques multi e interdimensional, multiescalar y multitemporal. En el marco de un enfoque multiactoral requiere incorporar perspectivas multisectoriales y multiniveles. Los enfoques interseccionales que permiten incluir consideraciones de género, interculturalidad y clase social también aportarían de manera fundamental para recoger la diversidad de actores y sus relaciones con los bosques (Sánchez y Gil, 2015). En esta perspectiva amplia Durango et al. (2019) consideran que para que exista un manejo forestal sostenible se requieren toman en cuenta los siguientes elementos: i) conocimiento del contexto, ii) institucionalidad y organización sólida, iii) participación de todos los actores involucrados, iv) articulación intersectorial y multiactor, v) derechos de tenencia de la tierra, y vi) información la una buena toma de decisiones en la gobernanza forestal. Ahora bien, todas estas tendencias no deben descuidar los vertiginosos avances de las tecnologías disruptivas que afectan la relación entre los seres humanos y los bosques.

Hacer un buen manejo forestal, con todo lo que ello implica, es una gran responsabilidad porque eventualmente un mal manejo podría llevar a la degradación forestal que implica cambios en la estructura y funciones de los bosques, aun cuando se mantenga la cobertura forestal, de tal manera que se produce la reducción de la calidad de los bosques y la capacidad de provisión de los servicios ecosistémicos. Aunque la degradación forestal se produce por diversos factores, uno de ellos refiere a la tala selectiva con fines comerciales, sea en esquemas legales o ilegales (Armenteras et al., 2016).

Discusiones

Se constata que las discusiones sobre la sustentabilidad corren paralelos con las discusiones sobre los bosques y la sustentabilidad. Asimismo, se puede apreciar que ciencia, política y economía confluyen tanto para la discusión sobre el desarrollo como sobre la discusión sobre la sustentabilidad de los bosques.

El fuerte sesgo disciplinario de las ciencias forestales y la organización sectorial de la administración pública han provocado que todavía exista un fuerte sesgo maderero y amazónico en el caso peruano por lo que hablar de desarrollo forestal fundamentalmente alude al manejo forestal en bosques naturales y a las industrias forestales. Aunque reconocida la importancia de las plantaciones forestales la superficie actual existente no es muy significativa por lo que prácticamente no está asociada a las discusiones sobre desarrollo forestal, aunque sigue siendo una gran aspiración. Es sintomático reconocer que las tendencias actuales sobre abastecimiento de la madera están dirigidas a las plantaciones forestales como fuente y no a los bosques naturales cuyo papel es más estratégico en los llamados servicios ecosistémicos de los bosques (Dourojeanni, 2020).

En el Perú se ha avanzado de una explotación forestal al manejo forestal y luego hacia el manejo forestal sostenible (Malleux, 2014). Aunque existen algunos honrosos casos de manejo forestal certificado las evidencias demuestran que el manejo forestal todavía sigue siendo deficitario por tanto con muchas dudas sobre la sustentabilidad (Dourojeanni, 2019). Ni siquiera el cumplimiento de las leyes forestales asegura la sustentabilidad en tanto persisten algunos problemas técnicos que ponen en duda su implementación, uno de cuyos casos analizados es el del diámetro mínimo de corta (OSINFOR, 2016). En otros casos hay serias preocupaciones sobre especies cuya maduración superan ampliamente los turnos de corta por lo que no se estaría garantizando su sustentabilidad. Tampoco se conocen estudios serios sobre degradación forestal porque aparecen como invisibles.

Producto de un enfoque disyuntivo hay una dramática separación entre producción y conservación y se considera que la preocupación por la biodiversidad forestal no debe ser la preocupación del sector forestal sino de las autoridades ambientales y de la entidad rectora del Sistema de Áreas Naturales Protegidas. Ello no niega el hecho que en las operaciones con manejo forestal responsable haya previsiones para la protección de Bosques de Alto Valor de Conservación o se tomen medidas puntuales para la protección de la fauna. A ello debe sumarse las exigencias de simplificación de las exigencias ambientales para favorecer la reactivación económica. Además, grandes superficies de bosques en manos de comunidades con criterio social acceden al aprovechamiento forestal vía Declaraciones de Manejo que hacen más accesibles los dones de los bosques pero debilitan la sustentabilidad ecológica. Consecuentemente la sustentabilidad de los bosques está en cuestión (Dourojeanni, 2019; Dourojeanni, 2020).

Producto de la equivalencia entre desarrollo nacional basado en un sistema capitalista neoliberal y el desarrollo forestal convencional los grandes paradigmas apuestan por el incremento de la producción, productividad y competitividad pero no hay una propuesta explícita sobre el respeto del valor intrínseco de la vida humana y no humana en los bosques. No se niega que haya honrosas excepciones en concesiones forestales que hacen un monitoreo sobre el estado de la fauna y toman medidas para mitigar los impactos del aprovechamiento forestal (Arce, 2019).

En su visión centrípeta el sector forestal no asume en su real dimensión los retos complejos que la realidad imprime (Arce, 2018). Así las grandes discusiones sobre la sustentabilidad del desarrollo, que finalmente influyen sobre el desarrollo forestal, están prácticamente ausentes en el país. Así no hay debates sobre las propuestas alternativas al desarrollo, el posdesarrollo, el Buen Vivir, entre otras propuestas que buscan incorporar una relación de convivencialidad entre personas y bosques más que de sumisión y manejo (Hidalgo y Cubillo, 2014). En tal sentido el sector forestal necesita conocer las diferentes perspectivas que están ofreciendo las diversas ecologías, ontologías y epistemologías. Se requiere no solo mayor y mejor ciencia, sino también recuperar las estrechas interrelaciones entre ciencia y filosofía, ciencia y ética, ciencia y estética (Maldonado, 2016). Ni la institucionalidad ni la academia están yendo en ese camino, salvo honrosas excepciones como la Revista Forestal del Perú que ha mostrado apertura para tratar estos temas que otrora se consideraban extrañas o tangenciales.

Preguntas obvias relativas a la relación entre los bosques y la sustentabilidad refieren a ¿De qué sustentabilidad de bosques estamos hablando? ¿Sustentabilidad de qué? ¿Sustentabilidad de quién? Ello para precisar que es necesario ubicar el sentido de las ciencias forestales y sus practicantes que no solo se reducen al abastecimiento continuo de madera para la industria forestal o incluso aumentar el PBI nacional sino a contribuir a la sustentabilidad planetaria y el respeto a todas las manifestaciones de la vida. Esto es lo que se podría formular como trabajar en dirección del bienestar humano y el bienestar de los ecosistemas.

 

Conclusiones

El entendimiento del proceso histórico de la concepción de la sustentabilidad del desarrollo contribuye a un mejor entendimiento de los enfoques y prácticas de sustentabilidad en los bosques. Es así cómo es posible entender que en el Perú, como en otras partes de Latinoamérica, las ciencias forestales han conservado su perspectiva disciplinaria, cuyo principal propósito es el abastecimiento continuo de madera a la industria forestal y la preocupación por incrementar la participación del sector forestal al PBI nacional. Aunque existen profesionales forestales dedicados a la conservación y a la diversidad biológica forestal éstos son considerados como propios del mundo de la conservación y no tanto de la producción forestal. No obstante la complejidad de la realidad y la gran crisis ambiental planetaria, a la que se suma la crisis sanitaria de la pandemia del coronavirus, están dando cuenta de la necesidad de ampliar la mirada. Aunque en el Perú existen algunos casos honrosos de la búsqueda de sustentabilidad del manejo forestal no es posible generalizarlo aún. Consecuentemente es necesario retomar con profesionalismo y ética la búsqueda de una sustentabilidad profunda, proceso al que históricamente ha contribuido a partir de la concepción inicial de rendimiento sostenido.

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