11
Vol. 12 Nro. 1, Enero-junio 2023
ISSN: 2602-8174
García Arocha fue un luchador social, desde su
juventud se dedicó a la transformación de la educación
de un país con un 64 % de analfabetismo para 1936. Va a
dirigir junto a Jóvito Villalba (Luque, 2009) la Federación
de Estudiantes de Venezuela (FEV) e interviene, por esa
razón, en las discusiones de un proyecto de Ley para
transformar la escuela tradicional. También toma parte en
las actividades de la Federación Venezolana de Maestros
(FVM), agrupación gremial surgida en 1936 pero que
funcionaba desde 1932 como Sociedad Venezolana de
Maestros de Instrucción Primaria (SVMIP), es decir,
durante la dictadura de Juan Vicente Gómez y allí, está él
presente “desde sus inicios” (Luque, 2009, p. 66).
Esta asociación es un punto de inexión en
los alcances de derechos educativos dado que realizó
propuestas de renovación pedagógica, luchó por mejorar
las condiciones salariales y de capacitación del docente,
contribuyó en la expansión de las ideas de la Escuela
Nueva, organizó a maestros y profesores y trabajó en
lo que la va distinguir del resto de las asociaciones
gremiales: en la concientización de sus aliados para
articular la formación del hombre en libertad con la
aspiración del vivir en democracia; la democracia será,
para esos maestros de los años 30 y 40 del siglo XX, el
n último de la educación y el emblema de sus combates
educativos y políticos. El maestro en Venezuela lidera un
proceso de cambio de mentalidad, de construcción de un
nuevo tipo de gobierno y esa es la característica constante
y permanente de las acciones del profesor García Arocha.
Hizo carrera en la administración pública: integró
el Concejo Municipal del Distrito Federal en 1939, fue
“electo […] concejal por votación popular” (Castillo,
1995, p. 241). Las elecciones libres y directas en Venezuela
fueron graduales, comenzando por los municipios. Para
1941, ya era presidente de la Cámara Municipal. Años
después, al inicio de la Junta Revolucionaria de Gobierno
que toma el poder en 1945 y derroca al general Isaías
Medina Antarita , es nombrado ministro de educación.
Es breve su responsabilidad, pues renuncia al cargo
después de la derogación del Decreto 321 de 1946,
“impuesta por [el presidente de la República] Rómulo
[Betancourt]” (García Arocha, 1990, p. 75), durante el
Trienio Adeco.
Ese Decreto, cuyo primer papel de trabajo es “de
su completa autoría, fue redactado y discutido por un
equipo de especialistas, la mayoría egresados del IPC y en
el seno del gabinete de gobierno” (Angulo, 1991, p. 14).
Estaba referido a la evaluación del proceso de aprendizaje
escolar y a la eliminación del peso de los exámenes
en la calicación nal; pero en el fondo iba dirigido al
proceso de consolidación del Estado docente, con lo cual
se desfavorecía a la educación privada y por eso trajo
enfrentamientos con los grupos tradicionales de poder.
Pero el Decreto, entre otros aspectos fundamentales,
contenía la obligatoriedad de una mayoría signicativa
de profesionales graduados para ejercer en los centros
educativos, aspecto que consolidaba la carrera docente
e impulsaba al Instituto Pedagógico de Caracas, único
centro de formación de profesores existente en Venezuela
para el momento, para garantizarle auencia permanente
de cursantes.
Después de la aprobación y ejecútese del 321,
se desarrolló una gran diatriba nacional por la defensa
o rechazo del ideario de la Escuela Nueva, que generó
manifestaciones de calle por todo el país, discusiones
internas dentro del gabinete de gobierno y públicas
con la iglesia católica, uno de los sectores afectados al
ser propietaria de la mayoría de las escuelas privadas
y que exigía la libertad de enseñanza frente al control
del Estado. La defensa del Decreto estuvo dirigida por
García Arocha; también por quien será a lo largo de
su vida compañero de luchas para la transformación
educativa, Olinto Camacho, exdirector del IPC y
expresidente del Colegio de Profesores de Venezuela;
por el propio Colegio de Profesores, y por el
profesorado del Instituto Pedagógico de Caracas
(Angulo, 1991).
Políticamente milita en el Partido Democrático
Nacional (PDN), fundado en 1936, y que aglutina
un amplio sector de opositores a la dictadura de
Juan Vicente Gómez. El programa del PDN, en su
introducción, se declara como una “organización
política que unicará a los venezolanos interesados
en la implantación de un verdadero régimen […]
democrático que garantice la independencia y la
libertad” (citado por Magallanes, 1993, p. 26) y muy
Tras la muerte del dictador Juan Vicente Gómez (gobernó a Venezuela con mano férrea durante 27 años: entre 1908 y 1935), Villalba “fundó junto a Rómulo
Betancourt el Partido Democrático Nacional. En 1943 obtuvo la licenciatura en Derecho. Tras la división del PDN se erigió en el líder de Unión Republicana
Democrática, partido con el que se presentó a las elecciones de 1952 y obtuvo la victoria electoral, pero el dictador Marcos Pérez Jiménez no reconoció la victoria del
URD, por lo que Villalba tuvo que exiliarse del país” (Castro Jiménez, s.f.). Es reconocido como uno de los grandes artíce de la democracia venezolana.
Mediante elecciones indirectas, sucedió en el poder a Eleazar López Contreras, quien había asumido el cargo luego de la muerte del General Gómez. “Obtuvo el
triunfo del Partido Popular Venezolano en las elecciones municipales de 1944, pero el 18 de octubre de1945, en vísperas de las elecciones presidenciales, fue derrocado
por un golpe de Estado encabezado por los jóvenes militares del grupo Unión Patriótica Militar, apoyados por el partido Acción Democrática.” (Horrillo Ledesma,
s.f.).