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Vol. 12 Nro. 2, Julio-diciembre 2023
ISSN: 2602-8174
La Hazaña del 41 y El Discurso a los Campeones de Andrés Eloy Blanco
RESUMENRESUMEN ABSTRACTABSTRACT
El campeonato obtenido en la IV Serie Mundial de
Base-Ball Amateur se conoce como La Hazaña del 41
en la historia del béisbol venezolano. El deporte crea
imágenes a través de las cuales el mundo ve una nación
y ella a sí misma. Este atributo permite articular las
palabras pronunciadas por Andrés Eloy Blanco en la
ceremonia efectuada en el Estadio Nacional el 29 de
noviembre para recibir al equipo triunfador con el
concepto de “comunidades imaginadas. Inserto en
el paradigma cualitativo, el propósito de este artículo
consiste en estudiar el Discurso a los Campeones
a partir de un análisis temático (Braun y Clarke,
2020), cuyas categorías se obtuvieron mediante el
método inductivo. El discurso no solo revelará las
dimensiones de poeta, orador y político de Andrés
Eloy, sino que también maniesta una faceta poco
conocida: su conocimiento y gusto por el béisbol
Palabras clave: La Hazaña del 41, Andrés Eloy Blanco,
el Discurso a los Campeones, nación, comunidad
imaginada.
e championship obtained in the IV World Series
of Amateur Base-Ball is known as La Hazaña del 41
in the history of Venezuelan baseball. Sport creates
images through which the world sees a nation and
itself. is attribute allows us to articulate the words
pronounced by Andrés Eloy Blanco at the ceremony
held at the National Stadium on November 29 to
welcome the winning team with the concept of
“imagined communities. Inserted in the qualitative
paradigm, the purpose of this article is to study the
Speech to the Champions from a thematic analysis
(Braun and Clarke, 2020), whose categories were
obtained through the inductive method. e speech
will not only reveal the dimensions of poet, orator and
politician of Andrés Eloy, but it also reveals a little-
known facet: his knowledge and love for baseball.
Keywords: La Hazaña del 41, Andrés Eloy Blanco,
the Speech to the Champions, nation, imagined
community.
e Feat of ‘41 and e Speech to the Champions by Andrés Eloy Blanco
Gloria Rebeca Mota
Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Venezuela)
rebecamota2003@yahoo.com
ORCID: 000-003-3765-0384
DOI: https://doi.org/10.54753/eac.v12i2.1794
RECIBIDO: 28/02/2023
ACEPTADO: 14/04/2023
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INTRODUCCIÓNINTRODUCCIÓN
El año de 1941 sería en la historia venezolana
lo que Víctor Turner (1974) deniría como un
intersticio “liminal” (p. 267). Es decir, un período
de transformaciones que representa un estado de
transición entre fases de separación y reincorporación al
concretarse nuevos ajustes sociales. De hecho, algunos
de los acontecimientos ocurridos se imprimirían en la
memoria colectiva del país. En el ámbito político, se
libra el primer proceso electoral –en forma indirecta–
entre dos candidatos presidenciales en el siglo XX.
El general Isaías Medina Angarita, postulado por el
gobierno, vence la candidatura simbólica del maestro
Rómulo Gallegos para el período 1941-1946. Durante
su presidencia se fundan y legalizan partidos políticos
y sindicatos de diversas ideologías. En el plano
mediático, surgen El Morrocoy Azul, semanario
humorístico en el que la sátira y la crítica contra los
excesos de la sociedad y el gobierno estaban presentes,
y Últimas Noticias, diario dedicado a denunciar los
problemas que enfrentaba la ciudadanía (Díaz Rangel,
2007). En la arena deportiva, el equipo venezolano se
corona campeón de la IV Serie Mundial de Baseball
Amateur efectuada en La Habana, hecho conocido en
el país como La Hazaña del 41. La obtención del título
equivalió a “un rito de paso” (Turner, 1974, p.15), la
pelota nacional atravesó un umbral convirtiéndose,
en aquel momento, en la mejor del mundo amateur.
Este triunfo tuvo tanta resonancia que, en el año 2000,
fue elegido como la Hazaña Deportiva del Siglo en
una encuesta realizada por el Círculo de Periodistas
Deportivos (nacional). Los medios aún rememoran
la gesta cada 22 de octubre, aniversario del día que
Venezuela ganó el título.
David Stead (2008), estudioso de la relación
entre los medios y los deportes, asevera que este
vínculo comenzó a fortalecerse a partir de nales
del siglo XIX y que a través del tiempo han formado
un lazo poderoso. Los medios difundirían nuevos
conocimientos relativos a la actividad deportiva y
contribuirían a construir afectos e identidades. Según
él, los deportes tienen la capacidad de crear imágenes
e imaginarios inolvidables para los atletas y los países
a los cuales representan. Los resultados obtenidos se
convierten en el ltro a través del cual el mundo mira
a una nación, y ella a sí misma. El buen juego, el éxito
individual o colectivo y los atletas bañados de gloria
ofrecen una sensación de identidad e integración
innegable.
Este atributo permite articular las palabras
pronunciadas por Andrés Eloy Blanco para saludar “en
nombre del pueblo venezolano” (Blanco, 1941/1998a,
p.46) al equipo victorioso en la ceremonia efectuada el
29 de octubre en el Estadio Nacional, con el concepto de
nación como “comunidad imaginada” planteado por
Benedict Anderson (1993), quien arma que la prensa
se convirtió en uno de los mecanismos constitutivos
de la sociedad moderna y las naciones. Para él, la
nación es una “comunidad política imaginada” (p.21)
porque provee a sus miembros de una narrativa llena
de signicados, sus miembros “no conocerán jamás
a la mayoría de sus compatriotas… pero en la mente
de cada uno de ellos vive la imagen de la comunión
(p.23)
Andrés Eloy Blanco era ante todo poeta, de
hecho, en su Discurso a los Campeones no se quedó
en la mera salutación formal. La fusión de un lenguaje
apasionado y de algunos rasgos que caracterizan
su obra poética, como lo son el uso de metáforas e
imágenes (Medina, 2007, p.33), lo convierten en un
texto que merece ser estudiado para apreciar la fuerza
de su prosa y de su voz.
Para efectuar la aproximación cientíca a este
documento, se acudirá al paradigma cualitativo a
través de un análisis temático. Grosso modo, Braun
y Clarke (2006), aunque reconocen exibilidad, lo
denen como uno que permite identicar, analizar e
informar patrones (temas) dentro de datos. Es decir, es
un recurso que facilita la organización y descripción
mínima de datos o información que se halla en un
corpus. En este sentido, se entiende que el discurso
elaborado por Blanco en 1941 es un documento
en el que inductivamente se extraerán categorías
temáticas. En este mismo texto, las autoras proponen
un procedimiento -seis pasos- que debe seguirse para
ejecutar el análisis. Estos son: Fase 1. Familiarización
con los datos o corpus  Fase 2. Generación de
categorías o códigos iniciales (de carácter inductivo,
general, tentativo y provisional)  Fase 3. Búsqueda
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de temas (identicación y profundización).  Fase
4. Revisión de temas (inductivo-deductivo, análisis,
reexión y discriminación).  Fase 5.Denición y
denominación de temas (selección y etiquetación).
 Fase 6. Producción del informe nal (Tarea que
se ejecuta aquí). En el Discurso a los Campeones se
analizan las categorías autor, exordio, las estampas
y las reexiones. Este abordaje no solo patentiza las
dimensiones de poeta, orador y político de Andrés
Eloy, sino que también revela una faceta suya poco
conocida: su conocimiento y gusto por el béisbol.
El autor: El poeta de Venezuela
Andrés Eloy Blanco (1896-1955) fue testigo,
algunas veces víctima, y actor de las transformaciones
ocurridas en todos los ámbitos del quehacer nacional
durante su vida. Nada le fue ajeno al cumanés.
Recordado afectuosamente como orador, humorista y
político amigo de la tolerancia, del respeto a las leyes
y de la causa reivindicadora de los pobres (Liscano,
1997, p.11) es especialmente recordado como el Poeta
de Venezuela porque utilizaba el lenguaje poético
como un vehículo de resonancia que iba al encuentro
de lo colectivo en su prístina esencia y circunstancia
(Medina, 2007, p. 36), y por la identicación de su
obra con los sentimientos de las mayorías. Describió
en versos o en prosa la realidad de aquella Venezuela.
El pueblo lo quiso con entrañable afecto, tanto, que
“Juan Bimba”[ Nombre afectuoso que el poeta le
adjudicó al pueblo innominado.] le quitaría el apellido
para nombrarlo pura y simplemente Andrés Eloy.
En su adultez, pasa algún tiempo en distintas
poblaciones. En 1920, siendo abogado, va a San
Fernando de Apure donde ejerce. Al regresar a
Caracas, la política lo atrae por lo que es arrestado.
En la cárcel escribió su libro Barco de Piedra. Su
connamiento en los pueblos de Timotes y Valera
en 1933 hicieron posible que experimentara la
cotidianidad de los pueblos de la Venezuela profunda
(Sambrano Urdaneta, 2007).
Durante el gobierno de López Contreras retoma
la actividad política cuando es elegido Concejal del
Distrito Federal en 1937 y electo Diputado al Congreso
Nacional en 1939. Cofundador del partido Acción
Democrática en 1941, vuelve a la Cámara de Diputados
en 1943 y presidirá la Asamblea Constituyente con
sabiduría y gracia en los años 46-47.
Su gestión pública se caracteriza por una
mezcla de espíritu conciliador y adhesión radical a la
causa de la legalidad republicana. Además, “ a gente
se disputa su asistencia a actos culturales, políticos o
sociales. Es una suerte de orador vitalicio” (Liscano,
1997, p. 11). Existe, sin embargo, una faceta poco
difundida en los libros de historia o de literatura
nacional: su pasión por el béisbol. En 1917, se une al
equipo Los Samanes B.B.C., fundado en 1914 y que se
enfrentaría al gomecismo en otras gramas (Ramírez,
2009). En sus letras también irrumpe el béisbol. Su
cuento La Gloria de Mamporal retrata la rivalidad
de dos pueblos y describe jocosamente un juego de
pelota entre los equipos de las dos poblaciones que
fue “el acontecimiento cumbre del mes” (Blanco,
2007b, p.175). Siguió con detenimiento lo que
acontecía durante la Serie Mundial mencionada. El
Morrocoy Azul, abre su edición del 25 de octubre
con un homenaje a los peloteros en Romance del
Campeonato (/19411998b), bajo el seudónimo de
Morrocuá Bleu (Pacanins, 1998). Quizás, por esa
facilidad de palabra y elocuencia, su conocimiento
del juego y su gran popularidad le correspondió
homenajear a los campeones del 41.
El Discurso a los Campeones.
El Discurso a los Campeones (1941/1998a)
está estructurado en tres segmentos: una parte
introductoria, las “estampas de mi tierra, que
incluyen el propósito de las palabras del tribuno y,
nalmente, el signicado que le conere el poeta
al campeonato obtenido. Estos se analizarán en los
siguientes apartados:
Exordio
Blanco, abre su intervención con una evocación
a los antiguos cantores helenos: “Comenzaré por
recordar a los poetas. Porque era ésta la tribuna preferida
de Píndaro, porque el primer canto que conocemos
del poeta, fue la consagración de un niño de Tesalia,
vencedor de una carrera olímpica” (/19411998a, p.41).
Nombre afectuoso que el poeta le adjudicó al pueblo innominado.
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La mención del poeta de “ocasión” (Suarez de
la Torre, 1993, p.67) y de la competencia olímpica tiene
la facultad de trasladarnos a un ritual religioso mucho
más lejano en el tiempo y de mucha importancia en la
cultura griega: los Antiguos Juegos Olímpicos. El canto
mencionado es conocido como La Pitica X, poema
en honor a Hipocleas de Tesalia, ganador de la doble
carrera de niños en el año 498 A.C., que forma parte
de los 45 epinicios, poesías líricas, compuestas por
Píndaro para inmortalizar los triunfos de los atletas –
los que compiten por un premio– en las competencias.
La inuencia de la cultura helénica fue tan profunda
en el poeta, que en su poema Autorretrato no solo
puntualiza las corrientes literarias en las que había
incursionado, también revela el signicado que para
él tenía el deporte griego:
…Amo el Arte en el Poeta de Hoy,
bello como el atleta griego,
tallado de deportes
que salta de la cama al estadio
y va a la plaza pública, donde el pueblo lo usa
para lanzarlo como un disco en la armonía de
[la mañana… (Blanco, 1939/2007a, p. 135).
El bardo compara la poesía con la belleza
del cuerpo moldeado por las actividades deportivas.
Igualmente, revela el papel que el autor le asigna al
deporte como agente cohesionador del colectivo.
Además, deja ver que el cumanés “indaga, con
seguridad de experto, en las clásicas vertientes de la
cultura griega, cuando lo requiere el impulso de su
inspiración” (Medina, 2007, p.32).
El tribuno continúa: “Así, en un estadio así,
sobre una tierra ardiente como esta, bajo un cielo azul
como este, se hizo Grecia…Tanto signicaba para
Grecia el estadio, que contaba los tiempos ya no por
años sino por olimpiadas” (Blanco, 1941/1998a, p.41).
Realiza una analogía entre el estadio caraqueño y el
stadium griego, vocablo polisémico que denotaba la
carrera, la distancia recorrida por los competidores
y al lugar donde era efectuada. Allí, los helenos
expresaron uno de sus ideales: el logro de la excelencia
mediante la competición pública (Suárez de la Torre,
1993).
Los Juegos Olímpicos se realizaron por casi
mil años, desde el año 776 A.C. hasta 394 D.C. cuando
los emperadores cristianos del Imperio Bizantino
los abolieron (Kyle, 2004). En estas estas agonales,
podía participar cualquier varón libre de las distintas
ciudades que formaban el mundo griego. Si bien, estas
polis se consideraban política y económicamente
independientes, compartían una cultura común en la
que los juegos deportivos tenían un carácter sagrado.
Al conseguir la corona de laureles, el atleta se acercaba
a lo divino. Como lo expresa el orador, las olimpiadas
proveyeron una cronología común en un tiempo
cuando cada ciudad-estado tenía su calendario.
Igualmente, durante el festival se decretaba una tregua
entre todas las facciones en guerra, la paz olímpica o
Ekecheiria, cuando al decir del orador: “las armas se
dormían como locos cansados” (1941/1998a, p.41)
Con el transcurrir de los siglos estos festivales
no solo se limitaban a las competencias atléticas, en
ellos, como bien señala Blanco, también se llevaban a
cabo jornadas por reconocidos pensadores: “allí leyó
Heródoto su Historia e Isócrates su Panegírico” (42).
También describe la manera como los vencedores
eran homenajeados por sus coterráneos: “los pueblos
enviaban embajadas para saludar a los triunfadores…
y mientras [estos] deslaban por la arena… el
magistrado, el poeta, el escultor, el pueblo bebían, para
siempre la luz griega, para plasmar el pensamiento
y la acción de lo clásico” (p.42). Comparando la
celebración antigua con la recepción ofrecida a los
campeones por las autoridades, el pueblo caraqueño, y
por las delegaciones enviadas desde distintas ciudades
del país para homenajearlos.
El poeta prosigue:
Pero dejemos Grecia, que siglos adelante, sobre
el puente de un navío español, nos espera
la suprema olimpiada. Contemplemos de
paso, la conquista, que si fue una hazaña de la
inconformidad fue también un producto de la
buena salud y el ansia de justicia (p.42).
Con elegancia, Andrés Eloy, abandona la
Hélade para adentrarse más adelante en el tiempo y
trasladarse a otro espacio: la América conquistada. En
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el contexto venezolano de 1941, los textos escolares se
referían al evento de 1492 como el “Descubrimiento
de América” y lo interpretaban bajo las etiquetas de la
“Leyenda Negra” o la “Leyenda Dorada, dependiendo
de la visión del autor (Siso Martínez, 1960). En esa
parte del discurso se percibe la visión benévola que
sobre los conquistadores poseía el orador (Márquez
Rodríguez, 2006). Además, les concede una doble
lectura a las motivaciones de los viajeros europeos.
Por una parte, la inconformidad de algunos hacia
el conocimiento establecido y, según el espíritu de
la época, la creencia de la existencia de caminos y
mundos que descubrir. Por la otra, los descontentos
con el régimen de vida en el viejo continente se
atrevieron a dejar sus tierras y su modo de vida por
una aventura.
Continuando con su elocuencia, el trovador se
reere a la función del deporte en general:
como cuando el deporte no es un simple juego
de vagancia, sino una noble función de cultivo
que se realiza con espíritu de superación. Con
sentido de grupo, con voluntad de Patria sana, de
humanidad optimista y saludable, de conjunción
armoniosa del ser en el gran ser colectivo… el
deporte es un taller de reparaciones humanas
(Blanco, 1941/1998a, p.42).
El rapsoda le conere al deporte un signicado
diferente al que poseía en sus inicios, cuando sirvió
como una actividad que llenó los espacios de ocio
de la élite económica emergente tras la Revolución
Industrial (Elias y Dunning, 1992), para luego ser
difundido, experimentando algunos, como el béisbol
en nuestra tierra, la apropiación por las clases populares
a partir de los centros urbanos. Del mismo modo, el
poeta le concede al trabajo colectivo preponderancia
sobre lo individual. A esta idea recurrirá varias veces
en el discurso.
Las estampas
En esta parte del discurso, el vate revela
su objetivo: “En nombre del pueblo venezolano
vengo a hablar… como cortada con tijeras… va esta
salutación como una caja de estampas de mi tierra…
En todas ellas hay juego de destreza con jugadas de
altura y recesos de meditación” (Cursivas añadidas)
(Blanco, 1941/1998a, p.43). En las palabras resaltadas
es posible descubrir una particularidad del béisbol: el
de ser un juego a veces explosivo, pero siempre con
interludios de paz entre inning e inning, lanzamiento
y lanzamiento, bateador y bateador.
Luego, el cumanés comienza a entretejer la
épica emancipadora con otros deportes y el béisbol
ccionalizando conocidos episodios de nuestra
historia. La primera escena se ubica en “una cancha de
Aranjuez” (Blanco, 1941/1998a, p. 43), en los tiempos
de la dominación española y el monopolio económico
impuesto:
El príncipe de un lado; del otro lado, el criollo;
va y viene el volante emplumado… vista, pulso
y designio van tomando compas ultramarino
el volante va y viene por el azul de la cancha,
desde el príncipe al criollo, desde el criollo hasta
el príncipe, como los barcos van por el azul del
océano, desde América a España, desde España
a América… De súbito, el volante ha golpeado
la cabeza del príncipe, en el propio lugar de la
corona; así se fue, sin ser devuelto, el último
navío guipuzcoano (p.43).
El fragmento hace referencia a la vida del joven
Bolívar. Relata Tomas Cipriano de Mosquera, biógrafo
del Libertador, que, durante la estadía del caraqueño
en España, el Príncipe de Asturias, Fernando, “le
invitó una tarde …á jugar raqueta, y diole al Príncipe
con el volante en la cabeza, por cuya razón se molestó
(1870/1954, p.9).
Andrés Eloy, entonces, entrelaza esta etapa
histórica con este tipo de juego de bádminton
empezando con la disposición de los contendientes en
canchas opuestas. El campo sobre el cual se juega es el
Océano Atlántico. Este ir y venir de navíos simboliza
el intercambio comercial entre España y las colonias
americanas, el monopolio impuesto por la metrópoli
a la provincia de Caracas mediante la Compañía
Guipuzcoana y su cese de operaciones.
En el segundo escenario, el trovador, traslada la
cancha marina al continente americano: “el campo se
Durante los últimos tres años, el béisbol organizado ha establecido nuevas reglas para acelerar el juego (Cfr: htpps://www.mlb.com).
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dilata como un mundo de verdes, de blancos, de azules
y ocres” (Blanco, 1941/1998a, 43) transformándolo,
con la magia de sus palabras, en un campo de pelota
con sus colores característicos: el verde de la grama, el
diamante de arcilla, los límites del terreno dibujados
con la blanca cal bajo el azul del cielo.
La emancipación americana y las batallas
decisivas para lograrla son descritas como una
narración de un juego de pelota:
La criollada está al bate; su capitán tiene en su
brazo el supremo campeonato de su libertad…
Hay un hombre en primera, en Carabobo;
hay un hombre en segunda, en Boyacá; hay
un hombre en tercera, en Pichincha… la
pelota del mundo nuevo rompe de pronto
resplandece la cancha de Ayacucho con la
estela del cohete cuadrangular, y paso a paso,
con renuevo de Grecia, van entrando al hogar
cuatro patrias nacientes (p. 43).
Al plasmar un cuadro con una situación
de máxima expectativa y emoción en el béisbol, le
conere otro sentido al proceso independentista y las
batallas que denieron el surgimiento de Venezuela,
Colombia, Perú y Bolivia. Concluye esta estampa con
otra jugada: “…y el vasallaje fue out en los diamantes
de América” (p. 44).
Si bien, pareciera que en sus palabras se reeja
la inuencia de la historiografía romántica que hace de
Bolívar el centro sobre el que gravita la vida nacional
(Carrera Damas, 1983), en otras oportunidades el
poeta demostró poseer una concepción distinta en
cuanto al signicado, simbolismo y el culto a Bolívar.
En una de sus intervenciones en el Congreso Nacional
cuando se discutía el Proyecto de Ley de Educación
de 1940, expuso un juicio tan claro, que es preciso
retenerlo aquí:
Bolívar no se puede citar sino con cuidado,
porque sirve para todo… Es el árbol: el que
quiera una fruta para darle de comer de alguien,
allí está Bolívar frutal. El que quiera darle a
alguien con un yangüés, allí está el Bolívar con
ramazones. El que quiera una cruz para clavar
a alguien, allí está el Bolívar con sus ramas
cruzadas. El que quiera una or para la patria,
allí está el Bolívar orido: y el que quiera una
sombra para esconderse y ocultar una trampa
o disparar un perdigón sobre algún incauto
pájaro electoral, allí está Bolívar frondoso
(Blanco, 1940/1973, pp. 81-82).
Como fuera acusado de blasfemia contra
el Libertador, respondió que siempre había escrito
con admiración hacia el prócer, “Pero no soy deísta
con Bolívar. Lo quiero familiar; quiero que se pueda
hablar de él sin temor …lo quiero humano, caminable,
franqueable, no como un dominio privado; no como
un bien oculto de la patria” (p.87). Y así lo presen
en el Discurso a los Campeones: natural, mortal,
franqueable y beisbolero.
Sigamos con sus palabras. En la tercera
estampa:
…va el equipo sin rumbo, falto de cohesión;
marchas de selva a playa, del llano a la
cordillera, descentrado el designio, rota la
fe, perdido el equilibrio. No abundan los
que buscan la posición precisa y el justo
lanzamiento; muchos son los que anhelan,
sin nexos solidarios, la fácil atrapada; hacia
atrás de los burdos bateadores, cae foul el
mundo que soñó hacer su órbita… (Blanco,
1941/1998a, p.44)
Encontramos aquí una descripción beisbolera
de la historia política del siglo XIX y principios del XX
venezolano con los levantamientos de la elite política
cuyo propósito era tomar el poder. Desde comienzos
de la centuria con la Guerra de la Independencia,
luego del decreto de la formación de la nación en
1811, y nalmente con las sangrientas luchas internas
llevadas a cabo por los distintos caudillos nacionales y
locales con la única nalidad de dirigir al país. Desde
1863 con la Federación vencedora y hasta 1903 con
la Libertadora derrotada, Venezuela sufrió guerras
y guerrillas por montón que resquebrajarán al país
en parcelas aisladas, rotos de nuevo los lazos que
tanto trabajo había costado restablecer después de la
Independencia (Caballero, 1988).
Para 1941, los encuentros de béisbol se efectuaban en horario matutino o vespertino, los terrenos no contaban con iluminación arti-
cial. Los juegos nocturnos en Venezuela constituyeron una novedad en 1945.
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Pudiera pensarse que cuando el bardo
menciona a “los burdos bateadores” se reere a los
gobernantes cuyo ensañamiento había conocido:
Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. Desde muy
niño conoció el poeta de persecuciones políticas. Su
padre sería connado en la isla de Margarita por la
disidencia mostrada al régimen de Cipriano Castro,
y él mismo sufrió cárceles, exilio y connamiento
al oponérsele a Juan Vicente Gómez (Sambrano
Urdaneta, 2007).
Con la última y cuarta estampa – se podría
decir que termina de dibujar el plano del terreno del
deporte de las cuatro esquinas- el tribuno habla del
presente que se estaba viviendo en 1941:
En la estampa nal, la cancha ha recobrado
su luz, el equipo ha recobrado su conanza.
Vuelve la hora del estadio y el pueblo vuelve a
tomar el rumbo del estilo. Porque la historia
de Grecia se repite; no eran los atenienses los
que iban a contemplar a Praxiteles ni a Solón.
Eran Solón y Praxiteles quienes iban a tomar
lecciones de armonía y sorbos de plenitud en la
muchedumbre acompasada (1941/1998a, p.44).
Al momento del triunfo del equipo venezolano
existían unas condiciones políticas más favorables
en el país. Las palabras de Andrés Eloy lo describen
como un terreno de juego que ha recuperado la luz, la
democracia en clara referencia a los griegos. Además,
el vate realiza un sugestivo cambio de roles cuando
expresa que los poetas y los pensadores son los que
acuden al estadio, un espacio de concordia, para
aprender de la multitud y conectarse con ella.
Las “estampas de mi tierra” representan
episodios de la historia nacional y de su gran héroe,
entremezclados con situaciones propias del béisbol.
Con ellas, Blanco va elaborando de retazo en retazo
una épica completamente inteligible para su audiencia.
En una fracción del tiempo que duró el discurso, crea
una comunidad imaginada basándose en un pasado
común, algunas veces glorioso y otras cruel, y jugadas
del deporte que acababa de darles una gran alegría a
los venezolanos.
Las reexiones
Pero son sus reexiones acerca del triunfo
obtenido, con la pregunta directa dirigida a la
audiencia: “¿Qué signica esta esta, fuera de lo que
el campeonato traduce en el campo de la fraternidad
internacional?” (p. 45) que se descubre el político que
fue Andrés Eloy. Para él, el triunfo deportivo signica
un hecho trascendental:
cuando los muchachos venezolanos iban
amasando en La Habana, cero a cero y hit
por hit, el Campeonato Mundial de Baseball
Amateur, otro evento se estaba librando en
el espíritu nacional…a medida que iban
acumulando triunfos, iban poniendo, junto
a la fe deportista, otra fe en otra cosa. Tanto
ha conocido de derrotas desde hace años
este pueblo que su fuerza mayor era de
resistencia y de asimilación…los problemas
tradicionales…va[n] haciendo estragos y
[van] creando el complejo de inferioridad
especica (Cursivas añadidas) (p.45).
El espíritu nacional expresa el carácter
fundamental de una nación, es el resultado de una
multiplicidad de factores que se maniesta en ciertas
formas culturales o comportamientos colectivos.
Se desarrolla a partir de subjetividades, y se elabora
en dos planos diferentes: el sentido que tiene el
individuo de sí mismo como habitante de la nación,
y la identidad de un todo colectivo en relación a otros
como él (Verdery, 1993). Arma Montero (1991) que
la imagen derrotista que poseía el venezolano formaba
parte de la identidad nacional desde mediados del
siglo diecinueve.
Quizás por eso, el bardo recurre al triunfo
alcanzado como fuente de esperanza e inspiración para
su audiencia, como trampolín hacia un mejor futuro.
“La voz de la radio, impersonal y omnipresente es el
recurso que utiliza para representar ese aliciente:
Pero la radio va anunciando los triunfos, nos
dice que un grupo de los nuestros muchachos…
está imponiendo su músculo y su mente… Y
entonces el que va creyendo en la anemia como
La primera transmisión radial de un juego de béisbol en Venezuela se realizó el 30 de abril de 1930. La inmediatez y el “estar” en un
juego sin ir al estadio capturó a la audiencia.
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un destino cree en sí mismo como un camino. Ya
lo dijo el magistrado: lo mejor de esta victoria es la
conanza recobrada, la fe en el rendimiento… y
algo más: el equipo está formado por muchachos
de varias regiones (Cursivas añadidas) (Blanco,
1941/1998a, pp.45-46).
En este fragmento se aprecia la intencionalidad
del poeta: aumentar la fe del pueblo en sí mismo para
poder alcanzar la Venezuela soñada y cohesionar al
colectivo bajo el símbolo de la nación. Al mencionar
el origen diverso de los peloteros, subraya la unidad
geográca del territorio. Podría interpretarse como el
encuentro de Venezuela con Venezuela.
Otros segmentos del discurso vuelven a la idea
liberadora: “Pero ahora la voz de la radio, trenzada con
la voz del pueblo, vigorosa de conanza, borró aquel
mal recuerdo… este triunfo debe ser un estímulo, que
la energía nacional ha de aumentarse para que la fe no
disminuya” (p.46).
Después de las frases que suscitan
convencimiento, el elocuente orador reclama y
apremia la solución a los problemas eternos: “que la
vivienda sana y la alimentación han de ser un designio
inquebrantable… Porque toda esta unidad del espíritu
nacional debe concretarse en ayudar a la tierra” (p.47).
La voz de la radio continúa con su tarea
redentora:
La espera se hace unánime; el alma de la
nación se hace intima, compacta, un alma sola
para toda la Patria; desde el Presidente de la
Republica hasta el último hombre del último
rincón, desde el que practica el deporte hasta
la niña que ignora los rudimentos de él y
el severo académico y el sabio profesor y el
enfermo ya casi agonizante, todos están ante
la radio, esperando; y ya puede decirse que
no es en los guantes de nuestros jugadores…
sino en la voz de la radio, para caer, en
atrapada unánime, como en una mascota de
ternura, en el alma del pueblo que recobra la
fe (p.46)
Aquí se apela a los sentimientos de solidaridad,
totalidad, unidad e igualdad generando, sin exclusión, una
experiencia profunda de communitas, término utilizado
por Turner (1974, p.29) para denir la comunión de los
individuos que fortalece los elementos de pertenencia y
transcendencia en la comunidad entre los miembros de
la nación. La voz de la radio conectó a todos los oyentes,
mediante un lazo invisible e imaginado.
Una de las imágenes más poderosas utilizadas
por Blanco, involucra a un pelotero venezolano, ídolo
deportivo del momento:
En la tarde del último juego, cuando volvía a mi
casa me encontré con un niño aco, amarillo,
casi un hilo; era la estampa de la anemia.
Mientras lanzaba una pelota contra la pared
hablaba solo; comentaba la victoria alcanzada;
y en un gesto de atleta imaginario exclamó: -Yo
soy Vidal López (p.46).
Al mencionar al niño enclenque y al popular
beisbolista, el poeta fusiona el discurso con la realidad
que vive el país. El niño descrito encarna a la mayoría
de los venezolanos, y posiblemente transportó
imaginariamente al público asistente a una situación
cotidiana y familiar que algunos habrían vivido o visto
de cerca.
El escritor sentía admiración por el pelotero,
tal vez sea este el motivo por el que el Muchachote de
Barlovento -así le decían a Vidal- jugara un rol central
en esa parte del discurso. Con la mención de López,
héroe civil en el imaginario nacional, se conesa el deseo
de un cambio de actitud o mentalidad: “Antes, los niños
venezolanos se bautizaban con nombres de guerrilleros
y había un poco de eso en todos ellos; pero éste, a
Cuenta Caremis que, en 1951 se encontró en Cuba con el poeta y le recordó el discurso dado en el Estadio Nacional. Andrés Eloy
contestó que lo había improvisado con la misma emoción que sentía el pueblo, “con emoción de venezolano y de beisbolero” (s/n).
Eso dio pie para conversar sobre un juego de antiguas estrellas en que el cumanés había participado y le había conectado un hit a
Vidal López. Narra Caremis que con toda la intención le había dicho: “- ¡Ah, sí, a aquella bombita de Vidal!” (s/n). A lo que respondió
Andrés Eloy: “- Bombita y todo le pegué un hit, que me enorgullece más que el ‘Canto a España’!” (s/n). Título del poema de Blanco
con el que obtuvo el primer premio en el certamen internacional hispanoamericano auspiciado por la Sociedad Española de Prensa
y la Real Academia Española en 1923. Este lauro lo convirtió de una gura nacional a una aplaudida internacionalmente.
Mota, G. R. Rev. Educ. Art. y Com. Vol. 12 Nro. 2, Julio-diciembre 2023: 25-35
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Vol. 12 Nro. 2, Julio-diciembre 2023
ISSN: 2602-8174
como es, es Vidal López” (p.46). Aunque expresada de
una manera acorde con el momento y escenario, Blanco
ya había planteado la antinomia militarismo-civilismo
en su obra. Navegación de altura, escrita para apoyar al
Maestro Gallegos en la campaña electoral ocurrida ese
mismo año, es un ejemplo de ello.
Antes de nalizar el discurso, retorna al tema:
Gracias a Dios, señores, que los tiempos contenían
una hora para la tribuna, en que pudiera hablarse de
heroísmos sin delito, de glorias sin sangre y de victorias
sin lágrimas” (p.48), raticando el talante civil del evento
y agradeciendo un triunfo obtenido pacícamente, sin
batallas y sus crueles consecuencias, y que dejaba en alto
el nombre del país. En esta frase les conere el título de
héroes a los beisbolistas.
Para concluir su intervención, Andrés Eloy,
utilizando el lenguaje directo agradece a los integrantes
del equipo nacional la victoria obtenida y les solicita que
siempre recuerden el trabajo en equipo, que se traduce en
unanimidad espiritual” (p.48) en cualquier momento y
donde quiera que estén. La frase nal “Venezuela al bate.
¡Prevenido el futuro!” (p.48) es atemporal. Aunque va
dirigida directamente a los jugadores, puede tomarse
para todos los asistentes al estadio, incluso para los que
hemos leído el discurso 80 años después de pronunciado.
Expresada en un lenguaje eminentemente beisbolero, es
entendible por todo oyente o lector y reeja la esperanza
de un futuro mejor.
CONCLUSIONESCONCLUSIONES
La obtención del título de campeones y sus
consecuencias para el béisbol nacional es un hecho
documentado tanto en la prensa como en numerosos
textos. Con este triunfo nuestra pelota ascendió a un
nivel en donde se encuentran las mejores selecciones
del mundo. La Hazaña del 41 tuvo una repercusión en
la sociedad venezolana que se ha mantenido a través
de los años. La inolvidable gesta ha sido incorporada
a la narrativa de lo nacional por su gran riqueza
simbólica que enaltece y evoca la unidad. Esta victoria
se ha convertido en uno de los mitos contemporáneos
que nos enorgullece.
El Discurso a los Campeones, quizás, la pieza
oratoria menos conocida de Andrés Eloy, conjugó su
dominio de la palabra, su imaginación, su poesía y
su conocimiento del béisbol para captar y penetrar la
sensibilidad de los espectadores. Para su interpretación
se necesitaron varios textos debido a la diversidad de
referencias históricas e enciclopédicas que tocó el
poeta durante su intervención en el homenaje a los
peloteros.
La primera parte del discurso se relacionó con
distintos textos sobre los Antiguos Juegos Olímpicos
y su centralidad en la cultura Griega Clásica: su
importancia y signicado religioso, sus poetas y los
atletas que participaban. Las palabras de Blanco en este
segmento del discurso revelan el signicado idealista
de los juegos propio del momento histórico que le
tocó vivir: la noción romántica de quienes fueron
estos atletas, el móvil por el cual estos competían y los
poetas que inmortalizaron sus proezas.
La inuencia de la cultura helena en el
cumanés, fundamental en su obra, no solamente
se distingue en esta sección del discurso. Grecia y
su legado - pensamiento, democracia y actividades
agónicas- parecieran ser el hilo que va enlazando
los variados puntos de la disertación. Aunque en un
momento exclama “Dejemos Grecia…” a lo largo de
su discurso, algunas palabras nos reconectan con ella.
Cuando el poeta describe las “estampas de mi tierra
y torna en presente el pasado al conciliar momentos
de la historia nacional con situaciones y jugadas
encontradas en un juego de béisbol, se cuela el
conocimiento que tiene del juego. Además, es desde
este fragmento que crea una comunidad imaginada
partiendo de un pasado histórico común que se
proyecta a otros ámbitos y el futuro, haciendo que sus
palabras fueran perfectamente comprendidas por los
asistentes al estadio.
En sus reexiones salta a la vista su condición
de político comprometido con los más necesitados,
su amor por esta tierra y por el béisbol. Su discurso,
clímax de un rito secular, estuvo encauzado a estimular
la adhesión simbólica y emotiva de los venezolanos
al fortalecer los vínculos de communitas y la lealtad
hacia la nación. Sus palabras, probablemente,
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cohesionaron a gran parte de los venezolanos al
generar sentimientos de solidaridad y orgullo.
Igualmente, se aprecia su deseo de resignicar ciertos
rasgos de la identidad venezolana, transformar la
sociedad mediante una visión que impulsara a soñar
en una tradición civil, de insuar algo de fe, y alcanzar
la solución de los problemas que enfrentaba la gran
mayoría de la población.
Los discursos conmemorativos son
pronunciados en días especiales para honrar la
memoria de un hecho que marca la historia de los
países, se asocian a números o fechas mágicas y tienen
como nalidad traer el pasado al presente (Wodak
et al., 2009). Las palabras de Andrés Eloy Blanco
no celebraban un hecho ocurrido anteriormente,
todo lo contrario, fungieron como el inicio de una
conmemoración que aún se realiza. La fecha mágica
la habían aportado los campeones ese mismo año.
El único elemento que concuerda con la denición
de los estudiosos vieneses es el de hacer presente el
pasado, cuestión que el orador favorito de Venezuela
utilizó maravillosamente para crear una comunidad
imaginada alrededor de la proeza beisbolera que se
proyecta a otros ámbitos y el futuro: “Venezuela al
b a t e”.
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