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Vol. 13 Nro. 1, Enero-Junio 2024
ISSN: 2602-8174
límites identicables y por tanto denibles. Lo
territorial, como lo público, ha sido con frecuencia
abordado desde posturas dicotómicas, pero pensar
la comunicación en un entorno simbólico, como
pensar una comunidad virtual, impone superar
esas simplicaciones, pues la experiencia demuestra
el modo en que se amalgaman lo público y lo
privado, lo local y lo global, lo online y lo oine,
lo desterritorializado, reterritorializado y lo
multiterritorial, que involucra nuevos tipos de
territorios como los territorios-red que menciona
Rogério Haesbaert (2013). Este debate, entonces, abre
nuevas líneas para continuar la indagación acerca de
lo público en relación con las transformaciones que
los nuevos fenómenos ligados a la comunicación
introducen en la comprensión y conguración del
territorio.
Una comunidad transnacional, en la que se
integra la diáspora, puede llegar a ser denida como
un campo de acción articulado por individuos,
familias y organizaciones ubicadas en localidades
de dos o más países o regiones. Dicha noción de
comunidad transnacional implica que, en el proceso
social de migración internacional, migrantes y no
migrantes estén conectados por una variedad de
intercambios simbólicos y materiales cuyo propósito
es la reproducción social (Schiller, Basch y Blanc-
Szanton, 1992). En estos intercambios la producción,
circulación y consumo de información, sobre todo
de aquella relacionada con el país de origen, juega un
papel fundamental.
El orden social actual, organizado en torno
a la comunicación de masas, el conocimiento y la
informatización de la sociedad es uno de los aspectos
esenciales de nuestra época, elementos que han
implicado una ruptura en el entorno de la comunicación
de masas y en las esferas públicas nacionales. La
centralidad de los medios de comunicación en la
ruptura con la sociedad tradicional es compartida con
el fenómeno de la migración y la constitución de lo
que Arjun Appadurai llama audiencias migratorias o
espectadores desterritorializados. Este autor arma que
la “relación cambiante e imposible de pronosticar que
se establece entre los eventos puestos en circulación por
los medios electrónicos, por un lado, y las audiencias
migratorias, por otro, dene el núcleo del nexo entre lo
global y lo moderno” (Appadurai, 2001).
En la medida en que la mediación masiva
se encuentra cada vez más dominada por los
medios de comunicación electrónicos […] y en
la medida en que tales medios de comunicación
conectan a productores y audiencias al margen
de las fronteras nacionales, cosa que ocurre
con más y más frecuencia, y que estas mismas
audiencias dan lugar a nuevas conversaciones e
intercambios entre los que se fueron y los que se
quedaron, encontramos un número creciente
de esferas públicas diaspóricas (Appadurai,
2001, p. 37).
La perspectiva de la comunicación pública, que
emergió para dar respuesta a las búsquedas en contextos
de democracias avanzadas, debe ser recuperada para
atender a las necesidades de comprensión de los
fenómenos ligados a lo público en cualquier zona
geográca, ya inevitablemente mediada por lo glocal.
En este nuevo escenario lo público cubano se ubica
en una encrucijada en la que se intersectan lo global
y lo local y donde, por tanto, la conguración de la
comunicación pública debe estudiarse a partir de la
construcción de dimensiones particulares que emerjan
del propio contexto a través de su estudio empírico.
Periodismo independiente en línea, resonancias
multisituadas
El transnacionalismo inmigrante, o "from
below" como lo llama Alejandro Portes (1999), puede
verse como parte de un movimiento global incitado
por la incertidumbre económica que viven los países en
desarrollo, donde la movilidad y la comunicación han
intensicado dichas relaciones transnacionales, dando
origen así a múltiples expresiones como la construcción
de redes en todo el mundo, en las que intervienen
movimientos sociales, políticos, laborales, culturales e
informacionales.
La migración internacional, los movimientos
humanos, el ir y venir de recuerdos,
sentimientos, frustraciones, dineros, violencias,
encomiendas, culturas y muchas más cargas
simbólicas o materiales, no se realizan en el
vacío. Todo ujo o ow es también una forma
de comunicación, un estar en contacto con el
otro, un diálogo constante, recíproco y sobre
todo compartido (Narváez, 2007, p. 24).