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Vol. 13 Nro. 1, Enero-Junio 2024
ISSN: 2602-8174
La dimensión transnacional de la comunicación pública en Cuba. Ver la Isla desde cualquier lugar
RESUMENRESUMEN
ABSTRACTABSTRACT
La emergencia en Cuba de medios independientes en
línea y su creciente relevancia a nivel internacional,
la presencia de la diáspora cubana en procesos de
comunicación pública mediados por la web y la
ascendente participación en redes sociales digitales
de cubanos en todo el mundo, obligan a repensar
los procesos comunicativos de la isla más allá de las
fronteras del territorio nacional. A partir de un modelo
analítico que se apoya en las nociones de comunicación
pública y transnacionalismo, el presente artículo
realiza un análisis de las condiciones que caracterizan
a la comunicación pública que tiene lugar en Cuba y
propone la perspectiva transnacional para el estudio de
los fenómenos asociados a este campo. En un primer
momento se contextualiza el fenómeno migratorio en
Cuba desde el triunfo de la Revolución hasta la actualidad
y la emergencia de los nuevos medios independientes
en línea. Luego se atiende a los referentes teóricos que
sustentan el trabajo y nalmente se analiza la relevancia
de la diáspora en los procesos comunicativos asociados
a la isla y cómo esto, junto a las prácticas de los medios
independientes en línea, median la conguración de la
comunicación pública en Cuba marcada por lo glocal.
Palabras clave: comunicación pública, periodismo
independiente, diáspora, transnacionalismo, Cuba,
comunicación transnacional.
e emergence in Cuba of independent online
media and their growing relevance at international
level, the presence of the Cuban diaspora in public
communication processes mediated by the web and
the increasing participation in digital social networks
of Cubans around the world, force to rethink the
communicative processes of the island beyond the
borders of the national territory. Based on an analytical
model based on the notions of public communication
and transnationalism, this article analyzes the
conditions that characterize public communication in
Cuba and proposes a transnational perspective for the
study of the phenomena associated with this eld. First,
the migratory phenomenon in Cuba is contextualized
from the triumph of the Revolution to the present
and the emergence of the new independent online
media. en, the theoretical references that support
the work are addressed and nally the relevance
of the diaspora in the communicative processes
associated with the island is analyzed and how
this, together with the practices of the independent
online media, mediate the conguration of public
communication in Cuba marked by the glocal.
Keywords: public communication, independent
journalism, diaspora, transnationalism, transnational
communication, Cuba, transnational communication
e transnational dimension of public communication in Cuba.
See the Island from anywhere
Cosette Celecia Pérez
Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, México
Área Académica de Ciencias de la Comunicación, México
Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, México
https://orcid.org/0000-0002-2469-9317
cosettecelecia@gmail.com
RECIBIDO: 15/03/2024
ACEPTADO: 24/04/2024
Gleicys Moreno Rodríguez
Investigadora independiente, México
https://orcid.org/0000-0002-4654-2302
gleicys.moreno@gmail.com
Georgina Ortega Luna
Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, México
Área Académica de Ciencias de la Comunicación, México
Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, México
https://orcid.org/0000-0001-9913-2430
laura_ortega@uaeh.edu.mx
DOI: https://doi.org/10.54753/eac.v13i1.2190
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INTRODUCCIÓNINTRODUCCIÓN
Abordar la comunicación pública en Cuba,
en la que ganan relevancia los medios no estatales
cubanos, así como los procesos asociados a su
producción, circulación y consumo, requiere una
mirada que pase por la noción de lo transnacional
debido a las rutinas productivas y las estrategias
organizativas multisituadas de estos medios, así como
a la complejidad del proceso migratorio cubano en los
últimos sesenta años. Y es que la migración ha sido un
fenómeno presente en Cuba desde el siglo XIX, pero
particularmente en las últimas seis décadas ha estado
mediada por la política migratoria revolucionaria, la
inmigratoria estadounidense y los diferentes cambios
socioeconómicos acaecidos en el país desde 1959.
El paulatino aumento del acceso a Internet en
las últimas dos décadas ha favorecido e impulsado la
pluralización de lo público a partir de la emergencia
de nuevos actores comunicativos en la web, entre los
que destacan los cibermedios independientes cubanos
que comenzaron a generar información sobre la
isla, pero destinada fundamentalmente a receptores
residentes en el exterior debido a los bajos niveles de
conectividad en el país. Para el año 2016 un 12% de
la población cubana residía en el extranjero (Portela,
2016), lo que signicaba que alrededor de un millón
de personas —nacidas en Cuba— podían considerarse
como público meta de estos nuevos medios.
Los migrantes crean redes de comunicación
con sus familiares y amigos en la isla, que mantienen
los vínculos entre la comunidad de origen y destino.
De modo que los nuevos medios periodísticos no
estatales constituyen una fuente de información sobre
la nación de origen de los migrantes que los mantiene
conectados con el acontecer de la isla, fortalece sus lazos
identitarios y les ofrece un espacio de participación
en línea y una agenda de temas anes para generar
interacciones en diferentes entornos virtuales. Esto
sitúa a los cibermedios independientes cubanos en
torno a procesos de comunicación transnacional, que
intervienen en la conguración de la comunicación
pública en Cuba, lo cual se ve reforzado por sus
estrategias multisituadas de trabajo y gestión.
La emergencia de nuevos medios
independientes en línea y su creciente relevancia a
nivel internacional, la presencia de la diáspora cubana
en procesos de comunicación pública mediados por
la web y la ascendente participación en redes sociales
digitales de cubanos en todo el mundo obligan a
repensar los procesos comunicativos en Cuba más
allá de las fronteras del territorio nacional. A partir
de un modelo analítico que se apoya en las nociones
de comunicación pública y transnacionalismo, el
presente artículo realiza un análisis de las condiciones
que caracterizan a la comunicación pública que tiene
lugar en Cuba. En un primer momento se contextualiza
el fenómeno migratorio en el país desde el triunfo de
la Revolución y la emergencia de los nuevos medios
no estatales en línea. Luego se atiende a los referentes
teóricos que sustentan el trabajo y nalmente se
analiza la relevancia de la diáspora en los procesos
comunicativos asociados a la isla y cómo esto, junto
a las prácticas de los medios independientes en línea
median la conguración de la comunicación pública
en Cuba marcada por lo glocal.
Procesos migratorios en Cuba
A lo largo de los años, Cuba ha sido un país
emisor de migrantes, fundamentalmente, hacia
Estados Unidos. Aunque desde nales del siglo XIX
se tienen reportes de la presencia de cubanos en la
nación norteña, lo cierto es que después del 1ero de
enero de 1959, la migración cubana comenzó a ser
más evidente, debido a la conjunción de tres factores:
la política migratoria del gobierno revolucionario,
la inmigratoria estadounidense y los procesos
internos que se dieron en la isla, los cuales estuvieron
inuenciados por los periodos de confrontación-
entendimiento entre La Habana y Washington.
Los conictos entre ambas naciones colocaron
a la migración en un contexto político de hostilidad.
Desde la década de los sesenta, las sucesivas
administraciones estadounidenses han estimulado,
a través de diversos mecanismos, el ujo migratorio
cubano, concediéndole a esta comunidad un estatuto
de excepcionalidad, lo cual “ha servido al gobierno
cubano para legitimar la exclusión, politizar el tema
y ubicarlo en un discurso nacionalista que identica
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la nación con el proyecto socialista; 'exportar la
oposición'; utilizar la migración como 'válvula de
escape' a presiones internas y negociar con el gobierno
de EEUU” (Bobes, 2012:109).
Los primeros éxodos tuvieron lugar entre los
meses nales de 1958 y comienzos de los sesenta y
estuvieron compuestos fundamentalmente por ex
funcionarios del régimen depuesto, miembros de
la burguesía local afectada por las expropiaciones y
personas que apoyaron o participaron en la revolución
y esperaban de ésta la restitución democrática y otras
reformas moderadas. El primer pico migratorio
ocurrió por el puerto de Boca de Camarioca en
1965 y la protagonizaron miembros de la pequeña
burguesía y profesionales descontentos con el apego a
la Unión Soviética, así como pequeños comerciantes,
obreros, intelectuales y artistas que habían mostrado
antes su lealtad, pero vieron en las nuevas políticas
revolucionarias, que transitaban del nacionalismo
al socialismo, signos de depauperación económica
(Pedraza, 2007). Según Ajá (2009) el número de
cubanos que emigró a Estados Unidos en esta década
duplicó a la comprendida entre 1900 y 1958.
Otro gran éxodo migratorio ocurrió en 1980,
con la apertura del puerto de El Mariel, cuando cerca
de 124 000 personas salieron de Cuba en un período
de cinco meses rumbo a territorio estadounidense.
La caída de la URSS en los 90, afectó notablemente la
econoa cubana y obligó al gobierno a implementar
el conocido “Periodo Especial en tiempo de Paz. La
escasez sufrida en esos años llevó a muchas personas a
abandonar la isla de diversas maneras, siendo la Crisis
de los Balseros, de 1994, el evento más recordado
por su magnitud. Según Brismart (2011) en menos
de un mes casi 35 000 personas se hicieron a la mar
en embarcaciones sumamente frágiles y sin ningún
conocimiento de navegación.
Pedraza (2007) apunta que en el periodo que
comprende desde el éxodo masivo del Mariel hasta la
crisis de los balseros, quienes decidieron abandonar
el país eran grupos poblacionales mayormente
beneciados por la movilidad social que trajo la
revolución, pero ganados por el desencanto ante la
falta de perspectivas de realización personal. Aunque
la tradición del ujo migratorio de la isla ha sido
mayormente hacia Estados Unidos (Ajá, 2009), los
cubanos también han migrado, tanto de manera
regular como irregular, hacia otros países, entre los
que resaltan, debido al por el volumen migratorio
España, Italia y Chile (Statista, 2024).
Figura 1
Número de migrantes de Cuba en 2020 por país de destino
Nota. Datos extraídos de Statista (2024).
Pedraza (2007) explica que desde los años
noventa hasta la primera década del siglo XXI los
migrantes resultan fundamentalmente personas
socializadas o nacidas en la fase más crítica del
Período Especial cubano, tras el derrumbe del campo
socialista. En este sentido, para Dilla (2015) estos
ujos han transitado hacia una proletarización y
hacia la despolarización política. Siguiendo con esta
línea, expertos en el tema hacen énfasis en el carácter
económico que tiene la migración cubana actual
(Horton, 2004; Castles, 2003).
Datos de un censo norteamericano indican
que para el 2010 la cifra de residentes en Estados
Unidos que habían nacido en Cuba sobrepasaba el
millón de habitantes (Reed, 2015). Por su parte, el
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Centro de Estudios de Migraciones Internacionales
de la Universidad de La Habana y el Censo de la
Dirección de Atención a cubanos en el Exterior,
del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba
(MINREX) señalaban que hasta el año 2002 unos 130
000 nacionales habitaban en América Latina, 37 000
en Europa y más de 1000 en el resto del mundo. La
adopción en el 2103 de una nueva Ley de Migración
que exibilizó los requisitos para la salida del país y
aumentó el tiempo de estancia de los nacionales en
el extranjero de 12 a 24 meses contribuyó a que este
ujo fuese en aumento, como se puede observar en el
siguiente gráco generado por la Ocina Nacional de
Estadística e Información (ONEI) de Cuba.
Figura 1
Tasa del saldo migratorio externo cubano (1970- 2022)
Nota. Gráco extraído de ONEI (2023)
Tras el anuncio del restablecimiento de
relaciones diplomáticas entre Washington y La
Habana en diciembre de 2014, se produjo un nuevo
éxodo masivo de cubanos que involucró a unos
dos millones de personas que abandonaron la isla,
fundamentalmente, utilizando la vía terrestre. Según
Rodríguez (2017) este ujo ocurrió en un espacio
regional diferente, al involucrar a Centroamérica
y algunos países de Sudamérica, y conjugó tanto a
personas que utilizaron terceros países como vía de
tránsito para llegar a Estados Unidos como a aquellas
que ya llevaban tiempo viviendo en otras naciones
del continente, pero que ante el temor de que fuesen
eliminados los benecios que recibían en territorio
estadounidense, decidieron emprender viaje hacia
Estados Unidos.
Otro cambio importante relacionado con
el tema migratorio ocurrió el 12 de enero de 2017,
cuando el presidente Barack Obama, a pocos días de
terminar su administración eliminó la política de pies
secos- pies mojados, en vigor desde 1995 y el Programa
para Profesionales Médicos cubanos, de 2006, un
paso más dentro del proceso de restablecimiento de
relaciones entre los dos países. A pesar de lo anterior,
el ujo migratorio cubano por el continente siguió,
favorecido en esta ocasión por los gobiernos de
Panamá, Nicaragua y Guyana y las facilidades que
empezaron a otorgar para el ingreso o tránsito por sus
territorios.
De manera general se puede decir que, en
Cuba, desde la década del sesenta hasta la actualidad
el saldo migratorio externo que ha prevalecido ha
sido negativo, entendido este como el balance que
existe entre la inmigración y la emigración de un
determinado territorio: cuando el saldo es positivo se
traduce en un aumento de la población; mientras el
negativo signica una disminución de esta.
Figura 2
Tasa de saldo migratorio externo por provincias
Nota. Mapa extraído de ONEI (2023)
La globalización hace que la migración ya no
implique necesariamente un proceso de ruptura total con
el país de origen, algo que se dene como una tendencia
a la transnacionalización. Por otra parte, los ujos
migratorios de cubanos hacia otras naciones colocan lo
público de la isla en el contexto de la aparición de varios
tipos de esferas públicas en diáspora en todo el mundo.
Estas esferas públicas diaspóricas están con frecuencia
vinculadas a estudiantes e intelectuales involucrados de
diferentes formas, y a distancia, en el acontecer político de
sus naciones de origen (Appadurai, 2001). Pero también
la diáspora en general, y su descendencia, se mantiene
interesada por estar al tanto del acontecer del país de
origen, si bien no necesariamente con una intención de
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participación política, sí como un medio de mantener la
conexión con la realidad social, las raíces culturales y los
nexos afectivos.
Medios independientes en Cuba y pluralización de lo público
Los cambios más notorios en el ámbito de la
comunicación en Cuba se han producido en la última
década a partir de los usos contestatarios del Internet,
aunque sus altos costos para el ingreso medio implican
que estos espacios comunicativos sean poco accesibles
para muchos, y que usualmente sean empleados con
nes de comunicación con familiares y allegados y no
para informarse o participar de debates en línea.
No obstante, según el medio estatal Cubahora
ya están conectados a Internet 7.1 millones de
cubanos, el 63% de la población del país, pues durante
el año 2020:
se han incrementado los niveles de
conectividad tanto en centros institucionales,
educacionales (3950) y de salud (2065) como
en hogares (111 mil), y a través del servicio de
datos móviles (3 millones 200 mil). Las tarifas,
aunque continúan siendo punto de debate, se
han reducido al 60% (Paz, 2020, s.p.).
Estas cifras implican que muchas más personas,
de una forma u otra, acceden a la web y entran en
contacto con los ujos globales de comunicación que
ahí tienen lugar.
Como parte del proceso de apertura aparejado
a las transformaciones en el modelo económico
cubano impulsadas durante el gobierno de Raúl Castro
dos medidas exibilizaron el acceso a la comunicación
pública de la ciudadanía: primero, la legalización de la
tenencia de líneas de telefonía celular en 2008, antes
vedada a ciudadanos nacionales; y luego, el aumento
paulatino del acceso a Internet a través de salas de
navegación, zonas wi en diferentes puntos del país,
el acceso a datos móviles y la instalación de Internet
en los hogares.
Por su parte, las facilidades contempladas
en la nueva Ley de Migración vigente a partir de
2013 contribuyeron a exponer a un número cada
vez mayor de la ciudadanía cubana a los bienes y
servicios del mundo capitalista, algo de lo que estuvo
aislada durante décadas, lo cual genera expectativas
de consumo material, pero también de información
y de entretenimiento que no proveen los medios
estatales. Los medios ociales, a los que tiene acceso
la generalidad de la ciudadanía en Cuba, son parte del
sistema político y prevalece una relación unívoca entre
éste y la prensa. Pero hay que destacar la emergencia
en los últimos años de nuevos actores y medios de
comunicación alternativa en línea que modican la
relación entre información, comunicación y política
en la isla.
Se trata fundamentalmente de espacios
informativos, ya sean diarios, semanarios o de otras
periodicidades, pero centrados en generar materiales
informativos con prioridad de la temática cubana.
Estos cibermedios independientes participan en la
conformación de una serie de cambios en el ámbito de
lo público en Cuba que desafían el monopolio estatal.
Algunos de estos nuevos medios han sido creados
desde fuera de Cuba y otros desde dentro, pero en
todos los casos se nutren del trabajo de corresponsales
en la isla, mientras el 50% tiene ocinas o redacciones
en ciudades extranjeras como Miami, Valencia y la
Ciudad de México. Han surgido fundamentalmente
entre 2001 y 2017, con un auge entre 2014 y 2016, y
algunos ya tienen relevancia dentro y fuera del país.
Están integrados por equipos de trabajo pequeños, que
en muchos casos no rebasa la docena de empleados o
colaboradores (Díaz, 2018).
Tanto la emergencia de nuevos medios en
la web como el uso de las redes sociales digitales
comienzan a transformar el entorno de lo público
en la isla, pues están lacerando el monopolio estatal
sobre ese ámbito. Todo esto involucra a Cuba en
procesos que tienen lugar en circuitos transnacionales
de comunicación donde convergen lo glocal y lo
multisituado.
Entre los cibermedios cubanos independientes centrados en la labor informativa general se encuentran: Progreso Semanal (2001);
Diario de Cuba (2009); OnCuba (2012); Palenque Visión (2012), Cibercuba (2014); 14yMedio (2014); El Toque (2014); Periodismo de
Barrio (2015); El Estornudo (2016); Postdata (2016) y Tremenda Nota (2017). Asimismo, hay un grupo de publicaciones independientes
que cubren nichos temáticos como PlayO (2015), dedicada a los desportes; Vistar (2014), sobre cultura y farándula; Garbos (2015),
sobre moda y el estilo de vida; Negolution (2016), centrada en el emprendedurismo; Hypermedia Magazine (2016), una revista cultural
especializada; Cachivache Media (2016-2017), que publica sobre tecnología; Havana2Go (2017), sobre cultura alternativa y ocio, La
Tinta (2018), sobre arte corporal; y Magazine AM:PM (2018), especializada en música; entre otras.
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Transnacionalismo y comunicación pública
La comunicación pública ha sido abordada
desde diferentes perspectivas que De León (2012)
resume en los siguientes enfoques fundamentales:
como forma de comunicación formal establecida en el
marco del Estado de derecho, desarrollado por Zémor
(2008); como sistema de producción del acontecer
público, expuesto por Martín-Serrano (1994); y como
el conjunto de prácticas de producción, tratamiento
y difusión de la información por parte de todos los
actores que participan en la plaza pública, este último,
desarrollado por académicos de la Universidad de
Laval en Quebec, y retomado por investigadores de
diferentes países.
Esta tercera propuesta, a la que nos apegamos
aquí, privilegia la investigación empírica y se entiende
como:
el conjunto de fenómenos de producción,
tratamiento, difusión y reacción de la
información que reeja, crea y orienta los
debates y los temas públicos; la comunicación
pública entendida no solamente como el
quehacer de los medios, sino también de las
instituciones, las empresas, los movimientos y
los grupos que intervienen en la plaza pública
(Beauchamp, 1991 citado por Demers y
Lavinge, 2007, p. 67).
François Demers y Alain Lavigne (2007)
sitúan a la comunicación pública en una especie
de intersección entre la comunicación mediática
y la esfera política. Esta perspectiva se adecúa a los
contextos contemporáneos y a las nuevas situaciones
que se dan en espacios como Internet y busca
comprender los procesos relacionales que atraviesan
el debate y la deliberación de temas públicos en las
sociedades contemporáneas.
Appadurai explica que los medios de
comunicación de masas producen condiciones
colectivas de lectura, crítica y placer, que favorecen
la emergencia de las comunidades de sentimiento:
un grupo que empieza a sentir e imaginar cosas en
forma conjunta” (p.24). Este autor explica que incluso
las comunidades virtuales son capaces de movilizarse
y poner en circulación no solo ideas y opiniones,
sino también dinero y lazos sociales que repercuten
y se materializan en apoyos concretos que impactan
en el territorio físico con el que se identican dichas
comunidades (Appadurai, 2001).
En los años 90 las reconguraciones del
escenario migratorio cubano están asociadas con la
crisis del Periodo Especial y tienen base en la reforma
constitucional de 1992, la reforma económica de
1993 y la “crisis de los balseros” de 1994. Las remesas
de divisas de los emigrados a sus parientes en la
isla transformaron la economía de muchas familias
cubanas y modicaron el patrón igualitarista de
consumo que había prevalecido hasta entonces. Como
en otros procesos transnacionales, en el caso cubano
las remesas económicas también se acompañan
de “remesas sociales. Los contactos y vínculos
involucran a personas que no sólo intercambian
bienes materiales sino también ideas, productos
culturales, subjetividades y mundos de vida que dan
cuenta de la participación cada vez más importante —
aunque indirecta— de la emigración en los procesos
internos actuales en Cuba, incluida la conguración
de la comunicación pública (Bobes, 2007).
Al estudiar las relaciones que se establecen
entre las personas migrantes con su familia, amigos
y la comunidad, encontramos que se generan redes
transnacionales que sirven como difusoras de
información, contribuyen a crear lazos transfronterizos
y ayudan nancieramente (Cfr. Marmora, 2009). En
ese espacio público desterritorializado se conforman
y participan comunidades virtuales —nutridas
fundamentalmente de la diáspora cubana— que
generan a su vez esferas públicas diaspóricas,
motivadas al mismo tiempo por la pertenencia al
país natal, lo cual, paradójicamente, posee un fuerte
carácter territorial (Appadurai, 2001).
Los términos desterritorialización y
reterritorialización tienen implícitas nociones
relativas a la idea del territorio como un espacio
físico: un país, una ciudad, una comunidad, una
plaza pública, un entorno comunicativo con ciertos
Es importante agregar que los vínculos entre la emigración y los residentes en la isla se empiezan a dar en Cuba desde nales de la
década de los setenta, pero es después de la caída del campo socialista que comienza a tomar mayor fuerza, por los cambios ocurridos
en el contexto.
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límites identicables y por tanto denibles. Lo
territorial, como lo público, ha sido con frecuencia
abordado desde posturas dicotómicas, pero pensar
la comunicación en un entorno simbólico, como
pensar una comunidad virtual, impone superar
esas simplicaciones, pues la experiencia demuestra
el modo en que se amalgaman lo público y lo
privado, lo local y lo global, lo online y lo oine,
lo desterritorializado, reterritorializado y lo
multiterritorial, que involucra nuevos tipos de
territorios como los territorios-red que menciona
Rogério Haesbaert (2013). Este debate, entonces, abre
nuevas líneas para continuar la indagación acerca de
lo público en relación con las transformaciones que
los nuevos fenómenos ligados a la comunicación
introducen en la comprensión y conguración del
territorio.
Una comunidad transnacional, en la que se
integra la diáspora, puede llegar a ser denida como
un campo de acción articulado por individuos,
familias y organizaciones ubicadas en localidades
de dos o más países o regiones. Dicha noción de
comunidad transnacional implica que, en el proceso
social de migración internacional, migrantes y no
migrantes estén conectados por una variedad de
intercambios simbólicos y materiales cuyo propósito
es la reproducción social (Schiller, Basch y Blanc-
Szanton, 1992). En estos intercambios la producción,
circulación y consumo de información, sobre todo
de aquella relacionada con el país de origen, juega un
papel fundamental.
El orden social actual, organizado en torno
a la comunicación de masas, el conocimiento y la
informatización de la sociedad es uno de los aspectos
esenciales de nuestra época, elementos que han
implicado una ruptura en el entorno de la comunicación
de masas y en las esferas públicas nacionales. La
centralidad de los medios de comunicación en la
ruptura con la sociedad tradicional es compartida con
el fenómeno de la migración y la constitución de lo
que Arjun Appadurai llama audiencias migratorias o
espectadores desterritorializados. Este autor arma que
la “relación cambiante e imposible de pronosticar que
se establece entre los eventos puestos en circulación por
los medios electrónicos, por un lado, y las audiencias
migratorias, por otro, dene el núcleo del nexo entre lo
global y lo moderno” (Appadurai, 2001).
En la medida en que la mediación masiva
se encuentra cada vez más dominada por los
medios de comunicación electrónicos […] y en
la medida en que tales medios de comunicación
conectan a productores y audiencias al margen
de las fronteras nacionales, cosa que ocurre
con más y más frecuencia, y que estas mismas
audiencias dan lugar a nuevas conversaciones e
intercambios entre los que se fueron y los que se
quedaron, encontramos un número creciente
de esferas públicas diaspóricas (Appadurai,
2001, p. 37).
La perspectiva de la comunicación pública, que
emergió para dar respuesta a las búsquedas en contextos
de democracias avanzadas, debe ser recuperada para
atender a las necesidades de comprensión de los
fenómenos ligados a lo público en cualquier zona
geográca, ya inevitablemente mediada por lo glocal.
En este nuevo escenario lo público cubano se ubica
en una encrucijada en la que se intersectan lo global
y lo local y donde, por tanto, la conguración de la
comunicación pública debe estudiarse a partir de la
construcción de dimensiones particulares que emerjan
del propio contexto a través de su estudio empírico.
Periodismo independiente en línea, resonancias
multisituadas
El transnacionalismo inmigrante, o "from
below" como lo llama Alejandro Portes (1999), puede
verse como parte de un movimiento global incitado
por la incertidumbre económica que viven los países en
desarrollo, donde la movilidad y la comunicación han
intensicado dichas relaciones transnacionales, dando
origen así a múltiples expresiones como la construcción
de redes en todo el mundo, en las que intervienen
movimientos sociales, políticos, laborales, culturales e
informacionales.
La migración internacional, los movimientos
humanos, el ir y venir de recuerdos,
sentimientos, frustraciones, dineros, violencias,
encomiendas, culturas y muchas más cargas
simbólicas o materiales, no se realizan en el
vacío. Todo ujo o ow es también una forma
de comunicación, un estar en contacto con el
otro, un diálogo constante, recíproco y sobre
todo compartido (Narváez, 2007, p. 24).
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A esos ujos de comunicación, eminentemente
de un entorno de lo privado, de lo familiar, de un
nivel interpersonal, hay que sumar las dinámicas de
la comunicación pública, transnacionalizada por la
mediación de Internet, pero también por diversas
prácticas de carácter multisituado que desarrollan
diferentes actores que intervienen y conguran lo
público. En el caso del periodismo independiente
cubano en línea encontramos que éste forma parte de
los múltiples y diversos actores que hoy conguran el
ámbito de la comunicación pública en Cuba y cuyos
procesos de funcionamiento y gestión están signados
por la multisitualidad.
Las estrategias transnacionales signan de
manera particular y enfática al ciberperiodismo cubano
independiente debido, entre otros factores, a que no
pueden constituirse formalmente en Cuba, ni recabar
fondos nacionales, ni apostar a un amplio público dentro
del país a causa de la baja conectividad. Todo esto lo lleva
a centrarse en proyecciones hacia el extranjero, tanto
para adquirir personalidad moral, como para obtener
nanciamientos, captar receptores y visibilizar su trabajo.
Uno de los retos fundamentales del
ciberperiodismo independiente en Cuba es obtener
el nanciamiento que garantice su sostenibilidad
económica. Dentro de este grupo de medios, se aprecian
variantes coincidentes con sus contrapartes foráneas como
aplicar a fondos de organizaciones no gubernamentales,
organismos internacionales y gobiernos extranjeros;
generar campañas de micromecenazgo o crowdfunding;
vender contenidos a medios mainstream; vender espacios
para publicidad; y generar alianzas con importantes
medios extranjeros (De León, 2018).
Algunos medios cubanos, por ejemplo, reciben
nanciamiento de la Open Society Fundations y de
la National Endowment for Democracy (NED). De
la NED, fundación nanciada por el Congreso de los
Estados Unidos, han recibido recursos medios como
El Estornudo, Diario de Cuba y Cubanet (Somohano,
2020; Celecia, 2018) Los medios independientes cubanos
y sus gestores y colaboradores también han recibido
Esta información puede consultarse en los informes de transparencia de la NED.
El Premio Gabriel Gabriel García Márquez de Periodismo (2017) premió en la categoría Texto, la entrevista “Historia de un paria, de
Jorge Carrasco, publicado en El Estornudo. El mismo Premio Gabo (2019), también en la categoría Texto, fue para Mónica Baró –quien
ya había sido nalista de ese certamen en 2016– por el reportaje “La sangre nunca fue amarilla, publicado en Periodismo de Barrio.
Mientras, el especial multimedia “La Cuba que viene, publicado por El Toque, ganó el 2019 Online Journalism Awards, en la categoría
Reporteo Explicativo de una Sala de Redacción Pequeña.
apoyo de universidades y otras instituciones extranjeras
en materia de capacitación, tanto dentro del ámbito del
periodismo como de la gestión de medios.
En cuanto a las estrategias de colaboración
encontramos que materiales audiovisuales de medios
independientes cubanos —producidos por ejemplo
por Cubanet, ADN y la agencia Palenque Visión —
son transmitidos en espacios informativos de canales
estadounidenses como Univisión, Canal 41 (América
TV), Canal 51 (Telemundo) y Televisión Martí. También
los medios cubanos independientes se han convertido
en socorridas fuentes de información para medios
audiovisuales e impresos estadounidenses— entre estos
últimos resalta el Nuevo Herald— pues sus notas son
empleadas como materia prima para dar cobertura
al acontecer de la isla, casi siempre con el crédito
correspondiente. En especíco el Canal 41, el Canal 51
y Televisión Martí, canales de La Florida, dan prioridad
informativa a la actualidad cubana debido a la numerosa
población de la isla que a lo largo de los años se ha
asentado ahí.
Un recurso que ha empleado la revista
independiente El Estornudo para ganar visibilidad y en
algunos casos apoyar económicamente a sus redactores,
es el de establecer colaboraciones con otros medios
informativos que republican sus trabajos. Así han
establecido acuerdos de colaboración con Univisión
para que el medio republique algunos de sus trabajos
y realice un pago directamente al autor. Este tipo de
intercambio también lo han realizado con los medios
Contexto y Acción de España y e Hungton Post,
México (Celecia, 2020). Mientras, Periodismo de
Barrio, contó con la colaboración de El Observatorio
de Políticas Públicas de Internet de la Universidad de
Pennsylvania para la realización de un número especial
sobre el uso y acceso de Internet en Cuba y ha recibido
nanciamiento de la Embajada de Noruega en Cuba
(Somohano, 2020). Otro elemento que conecta al
periodismo independiente cubano en línea con ujos
transnacionales son los premios y nominaciones que
han obtenido en prestigiosos certámenes los trabajos de
integrantes de estos proyectos
Celecia Pérez et al. Rev. Educ. Art. y Com. Vol. 13 Nro. 1, Enero-Junio 2024: 51-61
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Vol. 13 Nro. 1, Enero-Junio 2024
ISSN: 2602-8174
Por otra parte la diáspora cubana comparte
en sus redes sociales en Internet noticias sobre Cuba
publicadas en los medios cubanos independientes
Estas prácticas de consumo y redistribución
confirman que los migrantes buscan establecer
relaciones de tipo cultural y simbólico que los
acerquen a su sociedad de origen En estas dinámicas
cobran relevancia los contenidos de los cibermedios
cubanos independientes alrededor de cuyos textos se
generan interacciones que potencian la sociabilidad
entre cubanas y cubanos en todo el mundo
Otro elemento importante es que muchos
de los medios independientes cubanos cuentan con
equipos de trabajo cuyos integrantes se encuentran
una parte en Cuba y otra en el extranjero Esta
dispersión acentúa la multisitualidad de las dinámicas
de trabajo que incluyen las coordinaciones por
medio de mensajería o chat el envío de los textos por
correo electrónico para ser subidos a veces desde el
extranjero colaboradores que apoyan con el hospedaje
de la página en servidores foráneos etc
El entorno colaborativo en Internet favorece
que los cibermedios no solo los cubanos realicen
campañas de crowdfunding o financiamiento
colectivo como opción para obtener recursos
económicos que les permitan sostenerse Esta es una
opción que se realiza a través de la web y por tanto
los donadores pueden hacer sus contribuciones desde
cualquier ubicación geográfica siempre y cuando
cuenten con una tarjeta magnética y conexión a la
red Las estrategias de financiamiento los procesos
organizativos y de gestión y otras prácticas de
intercambio y colaboración que efectúan los medios
independientes están mediados por lo transnacional
Estos procesos rebasan las nociones que pudieran
adscribir al periodismo independiente a una
territorialidad circunscrita al espacio nacional
Reexiones nales
Las nuevas tecnologías desdibujan los
límites entre lo local, lo nacional y lo global; vuelven
la información inmediata, fragmentada, fugaz;
transforman prácticas y estrategias y detonan una
comunicación multisituada y transnacional, que
desborda los espacios geográcos tradicionales
y posibilita la emergencia de nuevos entornos
comunicativos, no ya concretos o delimitados, sino
conformados a partir de una pertenencia cultural.
Con todo esto lo público se vuelve extensible, y aunque
los procesos en este ámbito se conguren a diferentes
escalas más o menos dilatadas, cada una coexiste y se
interconecta con el resto, en una interacción continua
y exible. Lo público resulta entonces una noción
glocal, estructurada a partir de diferentes niveles de
conguración, permeables entre sí.
Internet ha impulsado aún más la conexión
de periodistas independientes con medios de
comunicación y otros actores en el exterior; ha
facilitado que se generen desde Cuba espacios
alternativos para la información y la deliberación de
asuntos públicos en el contexto digital, a la vez que
permite que quienes están conectados desde la isla
se informen y participen en debates que se dan en
el espacio público transnacional. Si pensamos en la
comunicación pública en Cuba ya no puede denirse
una comunicación ligada a un territorio. Ahora hay
que considerar ahí la presencia de los cibermerdios
independientes con su carácter multisituado, así como
a las redes sociales digitales cada vez más utilizadas
por los medios estatales y por la ciudadanía.
En el caso del ujo migratorio, gracias a las
facilidades que trajo la actualización de la Ley de
Migración, se proyecta que muchos más cubanos
continuarán saliendo de la isla en los próximos años,
ya sea de manera permanente o temporal. Lo anterior
contribuirá a fortalecer las redes transnacionales,
reforzando los vínculos entre los que se quedan
y los que migran. En este contexto, el uso de los
cibermedios independientes continuará siendo una de
las herramientas más utilizadas por las personas que
abandonen el país para estar al tanto de lo que acontece
a nivel nacional y para contrastar la información que
les llega por los canales ociales de comunicación que
se encuentran en línea.
Cuando la sociedad admite —aun cuando sea
en los niveles económico, cultural y simbólico, y no en
el político ni legal— que sus emigrados forman parte
de la nación, el espectro de actores y sujetos sociales
crece y se desconecta del territorio. De esta manera,
el concepto tradicional de frontera, entendido como
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el límite visible de un Estado, resulta insuciente para
estudiar estos procesos. Las nuevas tecnologías de la
comunicación conforman comunidades virtuales y
un nuevo campo comunicativo online que constituye
un espacio adicional de encuentro entre la sociedad
cubana, donde quiera que radique.
La transnacionalización implica la existencia
de relaciones sociales que vinculan a la comunidad
de origen con los lugares de recepción de migrantes,
superando los límites geográcos, culturales y
políticos y que se maniestan de diversas maneras.
La diáspora se nutre —y nutre— de las nuevas
formas de participación, difusión de la información y
construcción de signicados que propician los nuevos
cibermedios cubanos independientes, que han venido
a llenar vacíos informativos y también a crear espacios
de encuentro y de comunidad.
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