
172
Más adelante, el autor realiza un esbozo sucinto
sobre los antecedentes de los libros de no cción
mencionando el famoso Orbis sensualium pictus,
publicado en 1658, como uno de los primeros libros de
información pensado e ilustrado para niños en la cultura
occidental. Gracias a esta obra se marca una ruta en la
producción de estos libros cuyo norte está orientado por
el deseo de entretener y la necesidad de instruir. De allí
que muchos de los libros que hoy en día existen en el
mercado traigan consigo esa misión. Evidentemente,
con el transcurrir del tiempo se han venido gestando
cambios signicativos en su elaboración hasta el punto
de tomar elementos propios de otros tipos de libros como
es el caso de los de cción y del libro álbum creando así
una especie de híbrido para su elaboración.
Otro aspecto importante a destacar son
las características que el autor describe para poder
identicar un texto de esta naturaleza. En este sentido,
menciona varios aspectos, a saber: a) los libros de no
cción se fundamentan en hechos y no en cciones, es
decir, ofrecen información cientíca, rigurosa y conable
a los lectores; b) son libros asesorados por profesionales
o elaborados por expertos en un determinado tema o
incluso por todo un equipo de investigación que trabaja
de manera articulada para poder construir un libro de
calidad; c) la estructura y organización suele darse por
niveles, de forma clara y segmentada. En algunos casos,
no hay una trama narrativa sino una estructura de
árbol con ideas principales y secundarias; d) se utilizan
muchos recursos grácos para avivar el texto, dándole
juego al color, las imágenes, las fotografías, los mapas,
los cuadros, las tablas, los esquemas y la tipografía, entre
otros; e) hay niveles de información por cuanto subyace
mucho la presencia de paratextos; f) el tratamiento de
la información se da de una manera muy sugestiva
y atrayente, para lo que se suele emplear preguntas
detonantes, datos curiosos, comparaciones, personajes,
toques de humor u otros; g) están dirigidos a lectores
de todas las edades. Por lo general, estos libros suelen
reposar en las manos de un público infantil pero su
buena elaboración incita a que un público más grande, de
adolescentes, jóvenes y adultos, también pueda disfrutar
y compartir su lectura.
En otro apartado, Díaz reere sobre las grandes
contribuciones que los libros de no cción ofrecen
en la formación de lectores. Según el autor, pareciera
que las políticas públicas, los procesos de licitación,
la formación de mediadores y la composición de
bibliotecas se enfocaran principalmente en los libros
narrativos o ilustrados dejando a un lado el poder de los
de no cción para consolidar hábitos de lectura. Y es que
estos libros pueden representar una puerta de entrada
para saber con precisión sobre un tema determinado,
comparar distintas perspectivas, forjarse una opinión
propia e incluso llegar a aproximarse a la lectura de
obras mucho más complejas. Hoy en día existen muchas
razones para decantarse por los libros de no cción pues
abonan la construcción autónoma del conocimiento,
promueven el desarrollo del pensamiento crítico,
amplían el léxico, favorecen otros tipos de lecturas como
el scanning y skimming –técnicas que, a propósito,
han emergido producto de la tecnología–, generan una
mayor motivación para profundizar en ciertos temas,
contribuyen a la organización del pensamiento, impulsan
la capacidad de mirar con atención los detalles en una
obra y alientan el deseo de explorar y acercarse más hacia
un tema de interés.
El autor presenta también el panorama de la
edición de libros de no cción en Iberoamérica. En este
acercamiento destaca la extensa producción de libros
por parte de España gracias a la diversidad de su perl
editorial, que genera la diversidad de temas y propuestas
que ofrecen. En el caso de América Latina, resalta el
trabajo de editoriales como Iamiqué, de Argentina, y
Ediciones Tecolote, de México, ambas con una extensa
trayectoria del género en la región. Seguidamente,
procede a realizar un amplio recorrido –quizás con
algunas omisiones, como bien lo reere el propio autor–
por las diferentes casas editoriales, haciendo mención y
describiendo los títulos que ofertan en sus catálogos. Este
ejercicio de recopilación por la producción de libros de
no cción en la región, que hasta el momento no se había
realizado, representa un aporte interesante y oportuno
para investigadores, docentes y mediadores.
Finalmente, es importante resaltar que, si
bien en las últimas décadas se ha incrementado
signicativamente la producción de estos materiales, en
Iberoamérica aún sigue siendo menor en comparación
con otros tipos de libros. Para Díaz quizás este sea uno
de los grandes retos, la profesionalización del sector,
la participación de profesionales e instituciones que
funjan como validadores de la información y el trabajo
articulado entre diseñadores e ilustradores que logren
edicar un trabajo riguroso, estructurado y estéticamente