Méndez P.
Vol.9-N°1, Enero - Junio 2021
p-ISSN:2602-8204 |e-ISSN 2737-6257
Por otra parte, Jedwad et al. (2015), Jedwab y Vollrath (2015)
sostienen que una parte no despreciable del rápido crecimiento ur-
bano y la urbanización de los países en desarrollo también puede
estar vinculado a factores demográficos, relacionado con un rápido
crecimiento interno de la población urbana o un impulso urbano. El
alto crecimiento natural urbano en los países en desarrollo de hoy
se deriva de una menor mortalidad urbana. Por el contrario, Bucci
(2008) indica que no hay relación entre el crecimiento económico
y la urbanización, pues el crecimiento económico es explicado por
otros factores.
La evidencia empírica se divide en dos partes, la primera
hace referencia a la relación entre la urbanización y el crecimiento
económico. Mientras que la segunda parte muestra los resulta-
dos obtenidos por medio de estrategias econométricas en algunos
países. Firebaugh (1979) en su análisis concluyó que el desarrollo
económico es sin duda el determinante más importante de la ur-
banización. Además, recomienda plantear teorías de urbanización
para naciones desarrolladas y subdesarrolladas, incorporando (1)
las fuentes de las restricciones rurales (aumento de la población,
¿forma de tenencia de la tierra ?, ¿escala de la agricultura?). (2) las al-
ternativas a la migración rural-urbana. Concordando con lo anterior,
Alperovich (1992) reveló una relación en forma de U entre desar-
rollo económico y concentración de la población en Israel. Moomaw
y Shatter (1996) encontraron que el porcentaje de población urbana
de una nación aumenta con el PIB per cápita. La industrialización
y la importancia agrícola tienen las mismas implicaciones para la
concentración de la población urbana en las ciudades con más de
100.000 habitantes. En este mismo grupo, Vélez (2016) encontró
evidencia de que a medida que aumenta la urbanización, aumenta
el PIB per cápita y que los países con un desarrollo más alto tienden
a especializarse en los servicios, los emergentes en la industria y los
subdesarrollados han experimentado una re-primarización de sus
economías. Una implicación de política es redireccionar la especial-
ización de los sectores de las economías hacia la manufactura y los
servicios y favorecer los procesos de urbanización. En esta misma
línea con una relación similar, Macas y Erazo (2019) manifiestan la
existencia de una relación de equilibrio de largo y corto plazo entre
el consumo de energía, el PIB per cápita y la urbanización.
Los países en desarrollo se han urbanizado rápidamente desde
1950 generando una serie de efectos (Jedwab et al., 2015). Glaeser
y Henderson (2017) señalan que el crecimiento de la urbanización
produce beneficios estáticos y dinámicos, incluido un crecimiento
económico más rápido. Chen et al. (2014) apoyan la noción gen-
eral de vínculos estrechos entre los niveles de urbanización y el PIB.
Aunque sostienen que un país determinado no puede obtener los
beneficios económicos esperados de la urbanización acelerada, es-
pecialmente si toma la forma de una urbanización dirigida por el
gobierno. Tolley (1987) afirma que el grado en que un país tenga
éxito en fomentar el crecimiento de la productividad urbana prob-
ablemente sea el principal determinante de su urbanización. Por
otro lado, Bucci (2008) y Jedwad et al. (2015) indican que no hay
relación entre el crecimiento económico y la urbanización. Comple-
mentariamente afirman que, el nivel de ingreso real per cápita son
independientes del tamaño de la población.
El aumento de la población urbana crea reservas en recursos
naturales limitados, reduce la formación de capital público y privado
y desvía las adiciones a los recursos de capital para mantener en lu-
gar de aumentar el stock de capital por trabajador (Easterlin, 1967).
Otro de los beneficios de la urbanización es que fomenta la acu-
mulación de capital humano (Bertinelli y Black, 2004). Wheaton
y Shishido (1981) encuentran una relación consistente y plausible
entre el desarrollo económico y la concentración urbana. Compara-
ndo los países por nivel de desarrollo, Wongboonsin y Phiromswad
(2017) sugieren que la estructura demográfica contribuye al crec-
imiento económico de manera diferente entre los países desarrolla-
dos y en desarrollo. Para los países desarrollados un aumento de la
urbanización tiene un efecto positivo en el crecimiento económico
a través del aumento del número de trabajadores, de las institu-
ciones, la inversión y los canales de educación. En cambio, Brülhart
y Sbergami (2009) encuentran evidencia consistente que respalda la
"hipótesis de Williamson": la aglomeración aumenta el crecimiento
del PIB solo hasta un cierto nivel de desarrollo económico. Esto im-
plica que los beneficios de la aglomeración perderán cada vez más
importancia, y que la compensación entre el crecimiento nacional
y la equidad interregional puede perder gradualmente su relevan-
cia a medida que la economía mundial continúe creciendo. De ahí
que es en los países más pobres donde las políticas destinadas a in-
hibir la concentración económica espacial son más perjudiciales en
términos de crecimiento no deseado. Por último, Frick y Rodríguez
(2018) afirman en su investigación que la concentración urbana ha
sido beneficiosa para los países de altos ingresos, pero no para los
países en desarrollo.
La segunda parte de la evidencia hace referencia a los resulta-
dos obtenidos en algunos países con series de tiempo y datos de
panel. Jedwab y Vollrath (2015) concluyen en su investigación que
la urbanización se asocia con el crecimiento económico en los úl-
timos cinco siglos, descubrieron que triplicar el PIB per cápita de
una nación aumenta la tasa de urbanización en un promedio del
20 por ciento. Así mismo encuentran que el mundo entero se ha
urbanizado muy seriamente en los últimos 500 años, independien-
temente del nivel de ingreso per cápita, en un 25 a 30 por ciento.
Por otra parte, Kusnetz (1966) concluye que existe crecimiento del
PIB a tasas significativamente más altas que el crecimiento de la
población. La correlación entre el crecimiento de la población y el
crecimiento en el producto per cápita es negativa y la asociación
es estadísticamente significativa, aunque no a niveles exigentes.
Gollinet al. (2016) documentan una fuerte relación positiva entre
las exportaciones de recursos naturales (crecimiento económico) y
la urbanización en una muestra de 116 países en desarrollo durante
el período 1960-2010. En los países que dependen en gran medida
de las exportaciones de recursos, la urbanización parece concen-
trarse en las "ciudades de consumo", donde las economías consisten
principalmente en servicios no comerciables. Además, los autores
sugieren que las rentas de los recursos pueden impulsar la urban-
ización con la misma eficacia que el desarrollo industrial. El hecho
de que la urbanización no sea homogénea abre la posibilidad de que
el crecimiento futuro dependa de si la urbanización está dirigida por
los recursos o por la industria.
He y Sim (2015) demuestran que el efecto del crecimiento en
la urbanización es similar en condiciones de crecimiento y / o caída,
donde el incremento en la urbanización aumenta en un 0.4% cuando
el crecimiento del PIB per cápita aumenta en un 1%. El crecimiento
puede ayudar a acelerar la urbanización. En este sentido, Glaeser
y Henderson (2017) y Easterlin (1967) sugieren más investigación
sobre los fundamentos del crecimiento de la ciudad en toda la jer-
arquía urbana y sobre el impacto macroeconómico de dicho crec-
imiento en el auge económico nacional en el mundo. Bertinelli y
Black (2004) sostienen que se deben diseñar políticas para reducir el
grado de urbanización excesiva siempre que no tengan un impacto
adverso sobre el crecimiento económico.
Los resultados obtenidos para México indican que existe una
relación estable de largo plazo y positiva entre el producto, la inver-
sión y un índice de urbanización (Galindo et al., 2004). Ello indica
que la inversión y el proceso de urbanización han favorecido el ritmo
de crecimiento económico. Por consiguiente, el acelerado proceso
de urbanización del país durante el siglo XX tuvo efectos positivos
sobre el ritmo de crecimiento económico. Torres y Eljaiek (2012)
y Martínez y Rodríguez (2014) encuentran que la urbanización de
Colombia ha experimentado cierta convergencia del PIB per cápita,
la urbanización tiene un efecto positivo sobre la tasa de crecimiento
económico en Colombia, entre 1970 y 2011. Por otro lado, los resul-
tados obtenidos por medio de la aplicación de la prueba de causali-
dad de Granger, permitieron confirmar que es la variable de urban-
ización la que causa al crecimiento económico y no al contrario, por