Montaño M. & López-Sánchez M.
Vol.9-N°2, Julio - Diciembre 2021
p-ISSN:2602-8204 |e-ISSN 2737-6257
1|INTRODUCCIÓN
El gasto público dentro de la economía cumple un papel im-
portante al momento de tomar las decisiones, además que inyecta
una buena cantidad de recursos en la economía mediante la adqui-
sición de bines y servicios, el empleo o mediante la inversión en la
infraestructura. Además, suele ser una medida efectiva y utilizada
cuando el Estado intenta empujar una economía relentizada o en
una recesión; pero también puede ser responsable de un fenómeno
inflacionario, de déficit fiscal. Un gasto público desmedido que no
va de acuerdo con la realidad de un país, en lugar de dinamizar la
economía puede contraerla, en la medida en que su uso inadecua-
do pude distorsionar diferentes aspectos en la economía. Por lo que,
la presente investigación se realiza para conocer el nivel de relación
entre las variables y cómo actúan estas en cada uno de los grupos
según el nivel de sus ingresos. Sin embargo, a lo largo de la historia el
crecimiento económico ha sido inversamente proporcional al incre-
mento del gasto público, es así que se han desarrollado varias teo-
rías para explicar esta relación, tal como la teoría Keynesiana (1930)
que sostiene que el gasto público tiene un efecto positivo sobre
la demanda agregada y, por ende, sobre el crecimiento económico;
adicionalmente, postula que el gasto público puede ser empleado
como una herramienta contra cíclica que se utiliza para reducir la
brecha de la producción real. En resumen, este enfoque sugiere que
el gasto del gobierno tiene un efecto positivo y significativo sobre el
aumento del PIB. Otra de las teorías que analiza la relación positiva
entre estas variables es la Ley de Wagner (1883) que sostiene que
el gasto público es elástico al PIB y que tiende a crecer al ritmo del
desarrollo económico.
En este contexto, la investigación examina la existencia de una
relación a corto y largo plazo entre el gasto público y el crecimiento
económico a nivel mundial y por grupos de países. Esta investiga-
ción abarca los periodos 1980-2016 para 114 países que poseen
datos para las dos variables, lo que permite crear un panel de datos
equilibrado. Para capturar la heterogeneidad entre países, se agru-
po a estos de la siguiente manera: ingresos extremadamente altos
(PIEA); ingresos altos (PIA); ingresos medios altos (PIMA); ingresos
medios bajos (PIMB); ingresos bajos (PIB), ingresos extremadamen-
te bajos (PIEB). Es así que, primero, estimamos un modelo de GLS
de referencia para estimar la dirección y la fuerza de la correlación
entre las variables. En segundo lugar, verificamos la existencia de al
menos un vector de cointegración a corto y largo plazo entre las va-
riables. Tercero, estimamos la fortaleza del vector de cointegración
para grupos de países a través de un modelo de Mínimos Cuadrados
Dinámicos Ordinarios (DOLS) y globalmente y para grupos de países
a través de un modelo de Panel Dinámico con Mínimos Cuadrados
Ordinarios (PDOLS).
Las pruebas de cointegración se estimaron después de verificar
que la serie no tenía problemas de raíz unitaria mediante las prue-
bas de Dickey & Fuller (1981), Phillips & Perron (1988), Levine, Lin,
& Chu (2002), Im, Pesaran, & Shin (2003) y Breitung (2000). La exis-
tencia de vectores de equilibrio a largo y corto plazo se estimó utili-
zando las técnicas de cointegración heterogénea de Pedroni (1999)
y los modelos de corrección de errores de Westerlund (2007), res-
pectivamente. La fuerza del vector de cointegración obtenido de la
estimación de los modelos DOLS y PDOLS de Pedroni (2001) gene-
ra los estimadores para cada país o grupo de países individualmente.
Este proceso refuerza la información generada por las pruebas de
cointegración global para la propuesta de implicaciones de política
según el nivel de desarrollo de los países. Finalmente, la existencia y
la dirección de la causalidad de tipo Granger en la serie se estimaron
a través de la prueba Dumitrescu & Hurlin (2012).
El resto de la investigación tiene la siguiente estructura. En la
segunda sección se muestra una revisión de las investigaciones pre-
vias sobre la temática abordada. En la tercera sección, se presenta
los datos y la estrategia econométrica utilizada. En la cuarta sección
se discuten los resultados encontrados con la principal evidencia
empírica. Por último, en la quinta sección se presentan las conclu-
siones e implicaciones de política derivadas del estudio.
2|REVISIÓN DE LITERATURA
Wagner (1877) postula que existe una tendencia de largo pla-
zo en la que la actividad gubernamental, observable por medio del
gasto público, se incrementa como resultado del crecimiento eco-
nómico. Su análisis se basa en dos teorías: la primera indica que
la industrialización y modernización traen aparejadas unas socieda-
des más complejas, urbanizadas y tecnológicamente más avanzadas
que requieren una mayor intervención pública en muchas áreas; y,
la segunda sostiene que los bienes sociales son bienes superiores
cuya demanda crece más que proporcionalmente con la renta. En
este sentido, García (2004) y Díaz-Fuentes & Revuelta (2013) seña-
lan que la Ley de Wagner (1877) encuentra soporte empírico en la
economía española, además el crecimiento secular del gasto público
constituye un importante tópico en la investigación sobre las causas
del crecimiento secular del gasto público. Benavides et al. (2013) y
Rodriguez, Vemegas, & Lima (2014) concuerdan en que existe evi-
dencia a favor de la ley de Wagner en México, debido a la dirección
de las pruebas de causalidad efectuadas a los modelos de vectores
autorregresivos y al nivel de desarrollo alcanzado por las entidades
federativas. Asimismo, Bose, Haque, & Osborn (2007) en su investi-
gación concluyen que la participación del gasto público en el PIB es
positiva y se correlaciona significativamente con el crecimiento eco-
nómico y a nivel desagregado, la inversión del gobierno en educa-
ción y los gastos totales en educación son los únicos que se asocian
significativamente con el crecimiento económico. Adicionalmente,
otros autores que consideran que existe una relación positiva entre
el crecimiento económico y el gasto público, es decir que aceptan
el cumplimiento de la ley de Wagner son Bulacio (2003); Nakibullah
& Islam (2007); Sánchez (2016); Hajamini & Falahi (2018).
Sin embrago, en el estudio realizado por Posada & Escobar
(2003) sugieren que a medida que aumente el gasto público en es-
tos países, la producción tiene una tendencia creciente tal como lo
muestra Ranis & Stewart (2002); Clements & Verhoeven (2007); Ro-
dríguez et al. (2013). El caso de estudio propuesto por Barro (1990)
hace un análisis sobre los servicios gubernamentales que afectan
la producción o la utilidad, donde las tasas de crecimiento y ahorro
caen con un aumento en los gastos de servicios públicos provocan-
do que las dos tasas se elevan inicialmente con gastos gubernamen-
tales productivos, pero, posteriormente declinan. Estos resultados
fueron aceptados por Awaworyi Churchill & Yew (2017); Kim, Wu, &
Lin (2018), quienes consideran que las transferencias del gobierno
son más perjudiciales para el crecimiento económico en los países
desarrollados que en los países en vías de desarrollo. Además, hay
que tener en cuenta que no existe la presencia de un progreso tec-
nológico exógeno, se dará un equilibrio en el que exista una relación
entre el tamaño de la población, el gasto público, el ingreso agrega-
do, el consumo y el capital físico privado (Bucci, Florio, & La Torre,
2012). En este contexto, Facchini & Seghezza (2018) sostienen que
la restricción del tamaño del Estado y la delimitación de sus funcio-
nes esenciales tienden a favorecer el crecimiento de la producción.
Sin embargo, se presenta una relación en el corto plazo entre el gas-
to público en educación y el PIB per cápita, mientras que en el largo
plazo, el gasto público en educación sirve para aumentar el PIB per
cápita (Ifa & Guetat, 2018). Estos resultados se contraponen con la
investigación realizada por Morozumi & Veiga (2016) que indican
que la responsabilidad del gobierno no juega un papel clave en los
efectos del crecimiento económico.
80