Álvarez V. & Alvarado-Espejo J.
Vol.10-N°1, Enero - Junio 2022
p-ISSN:2602-8204 | e-ISSN 2737-6257
1 | INTRODUCCIÓN
El agotamiento de los recursos naturales necesarios para satis-
facer la demanda humana es un tema importante y de constante
preocupación para los investigadores. A nivel mundial, la población
ha excedido la biocapacidad de la Tierra. En 2016, fue necesario
2,71 hectáreas globales por persona, para producir los recursos na-
turales que consume la población, esta cifra incremento a 2,77 hec-
táreas globales por persona para 2017 (Global Footprint Network,
2020). De acuerdo con el Banco Mundial (2019) entre 60 y 70 % de
los ecosistemas en el mundo se están deteriorando de forma acele-
rada. Esto se debe a que la demanda de los bienes y servicios, que
proporcionan los ecosistemas, excede lo que los mismos pueden re-
generar, evidenciándose claramente que se necesita un cambio en
el sistema de desarrollo actual por uno más sostenible. Asimismo, se
debe mencionar que las emisiones de dióxido de carbono, son las
principales responsables del deterioro ambiental. De acuerdo con
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNU-
MA, 2020) los países en desarrollo han incrementado las emisiones
de dióxido de carbono, mientras que, los países ricos las han mante-
nido estables.
Desde 2010 el crecimiento de las emisiones en el mundo ha
tenido un crecimieneto promedio anual de 1,4 %; sin embargo, en
el 2019 incrementó a 2,6 %, por el aumento de incendios forestales
(PNUMA, 2020). En este sentido, según datos de la Organización de
las Naciones Unidas (ONU, 2019) evidencian que la contaminación
del aire es uno de los principales factores de riesgo de mortalidad
prematura, generando un estimado de pérdidas monetarias a nivel
mundial de 5,1 billones de dólares, lo que representa 6,6 % de la pro-
ducción económica mundial. Por otra parte, de acuerdo con Ahmed
et al. (2021) y Saud et al. (2020) el desarrollo financiero y el creci-
miento productivo, debido a que provoca aumentos en la demanda
de energía, tierras de cultivo, entre otras variables. Lo anterior pro-
duce un mayor consumo de los recursos naturales del planeta. Sin
embargo, se debe considerar que los países y las regiones del mun-
do tiene un perfil ecológico diferente.
Distintas investigaciones, se han enfocado en estudiar la rela-
ción entre el desarrollo financiero y la degradación ambiental debido
a que es un tema controversial, puesto que numerosas investigacio-
nes determinaron que el desarrollo financiero mantiene una relación
positiva con la degradación ambiental (Nathaniel Adeleye, 2020; Za-
karia Bibi, 2019; Baloch et al., 2019; Shujah-ur-Rahman et al., 2019).
Mientras que otros estudios manifiestan que el desarrollo financiero
juega un papel fundamental para reducir el deterioro progresivo del
medio ambiente (Dogan et al., 2019; Aluko Obalade, 2020; Lv Li,
2021). Por otra parte, también existen otras variables socio demo-
gráficas y económicas como la urbanización e inversión extranjera
directa, que pueden afectar a la huella ecológica. Sin embargo, su
efecto puede ser positivo o negativo, de acuerdo con la concien-
cia ambiental de cada país (Charfeddine Mrabet, 2017; Zafar et al.,
2020; Yu, 2020; Hao et al., 2020; Marques Caetano., 2020).
En este contexto, el objetivo de la investigación es evaluar el
efecto del sistema financiero privado en el deterioro ambiental. La
investigación cubre el periodo 1980 – 2017, para 100 países agru-
pados por ingresos. Se utilizaron técnicas de cointegración y causa-
lidad, para estimar el equilibrio a corto y largo plazo entre las varia-
bles, además se determinó la causalidad entre las variables, a través
del modelo de Westerlund (2007) y el modelo propuesto por Dumi-
trescu Hurlin (2012), respectivamente. Se pretende validar la hipó-
tesis de que un incremento del sistema financiero privado implicara
una menor huella ecológica. Este estudio se diferencia de otras in-
vestigaciones, debido a que utiliza la huella ecológica como medida
de la degradación ambiental y por la actualización en el periodo de
estudio. Los principales resultados muestran que el sistema finan-
ciero privado tiene un efecto positivo en la huella ecológica, debido
a la significancia encontrada a nivel global, en los países de ingresos
medios altos y en los países de ingresos medios bajos. No obstante,
se debe tener en cuenta que en los resultados obtenidos la contribu-
ción del sistema financiero privado es débil, lo que concuerda con
las investigaciones desarrolladas por Charfeddine Kahia (2019) y
Abokyi et al. (2019).
Asimismo, se evidencia que existe relación a corto y largo plazo
entre las variables a nivel global y en los diferentes grupos de paí-
ses clasificados de acuerdo a su nivel de ingreso (Nasir et al. 2019;
Fang et al. 2020). Finalmente, al estimar la causalidad se muestra
que existe una relación causal bidireccional entre la huella ecológi-
ca y el sistema financiero privado a nivel global y en los países de
ingresos altos. Es decir que las variaciones del sistema financiero
privado provocan cambios en la huella ecológica y viceversa. Este
resultado es consistente con los resultados obtenidos en estudios
similares (Usman et al. 2020; Abban Hasan, 2020). Por otra parte,
en los países de ingresos medios altos existe una relación causal
unidireccional, lo cual concuerda con las investigaciones de Destek
Sarkodie (2019) y Umar et al. (2020). Esta investigación contribuye
al debate con nueva evidencia empírica sobre la relación que tiene
la degradación ambiental y el sistema financiero privado, a más de
incluir la inversión extranjera directa y la urbanización.
Este documento estará estructurado de la siguiente manera.
Luego de la introducción, la segunda sección comprende una revi-
sión de la investigación empírica previa. La tercera sección describe
los datos utilizados y propone una estrategia econométrica. En la
cuarta sección, discutimos los resultados encontrados con la eviden-
cia empírica. La quinta y última sección presenta las conclusiones y
las implicaciones políticas de la investigación.
2 | REVISIÓN DE LITERATURA
El deterioro ambiental empezó a tomar gran relevancia desde
la década de 1970, tiempo en el que la humanidad había sobrepa-
sado la biocapacidad del planeta. La curva de Kuznets (1955) evi-
denció una relación entre desigualdad y crecimiento económico, en
la que gráficamente se observa la relación en forma de U invertida.
Está hipótesis posteriormente se empleó en el tema del medio am-
biente. Entre los estudios que más destacan se encuentran los reali-
zados por Panayotou (1977) que utilizó por primera vez el término
Curva Ambiental de Kuznets (CAK). Consecuentemente, está teo-
ría fue estudiada más ampliamente por Grossman y Krueger (1995)
quienes probaron que el crecimiento económico tiene una fase ini-
cial de deterioro ambiental, hasta llegar a un punto de inflexión en
el que empezara la fase de mejora.
Consecuentemente, otros estudiosos del tema manifestaron
CAK tenía debilidades y omitía variables. Así pues, autores como
Arrow et al., (1996) empezaron a considerar otros factores como la
innovación tecnológica que es necesaria para un ambiente más sos-
tenible. En este sentido, diversos estudios a lo largo del tiempo han
vinculado la degradación ambiental con múltiples variables sociales
y económicas. En las investigación se utilizaron las emisiones de dió-
xido de carbono y la huella ecológica como medidas representativas
de la degradación. Varios estudios consideraron que los países que
tienen un desarrollo financiero más avanzado tendrán una mayor
calidad ambiental (Dasgupta et al. 2001; Tamazian et al. 2009).
En este sentido, la evidencia empírica se e, en la primera se con-
sideran los estudios que relacionan el sistema financiero privado y la
degradación ambiental, en los estudios se evidenciará la existencia
de una relación positiva y negativa entre las variables (Khan et al.,
2019; Shen et al., 2021; Shahbaz et al., 2016; Aluko Obalade, 2020;
Destek Sarkodie, 2019). En la segunda parte, se analizarán los estu-
dios que integren variables que expliquen la degradación ambiental
como la inversión extranjera directa (IED) y la urbanización (Char-
feddine Mrabet, 2017; Ahmed et al., 2020; Yilanci, 2020).
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