Pérez-Álvarez G., Mora-Tordecillas J. & Salcido-Vega F.
Vol.11-N°1, Enero - Junio 2023
p-ISSN:2602-8204 |e-ISSN 2737-6257
3.2 |Comportamiento del consumidor
Para (Kotler, 1996), el comportamiento del consumidor es el
punto de partida para comprender el modelo de estímulo - res-
puesta. Los estímulos ambientales y mercadotécnicos entran en la
conciencia y características del comprador, y el proceso de toma
de decisión conduce a ciertas elecciones de compra. Según Rivera-
Camino et al. (2000), el comportamiento del consumidor del siglo
XXI está determinado por factores externos e internos de índole,
económico, social y cultural que marcan las tendencias actuales y
el comportamiento del mismo. Es decir, este comportamiento que
refleja el consumidor de este siglo es un comportamiento aprendi-
do o captado de la sociedad en que se habita o se relacionan. Dicho
comportamiento es influenciado por los factores culturales, socia-
les, psicológicos y personales de los individuos.
3.3 |Pequeñas y medianas empresas (PY-
MES)
3.3.1 |Antecedentes
Estas empresas, independientemente de la naturaleza de su ac-
tividad principal, presentan las características históricas que identifi-
can a todas las culturas del mundo desde tiempos remotos, práctica-
mente desde que el ser humano se vuelve sedentario, hace aproxi-
madamente 10,000 años. Desde entonces, el mundo ha observado,
con algunas variantes, los grandes contrastes que aún observamos
en la constitución de las economías sociales; antes existían los gran-
des empresarios (nobles y terratenientes), los pequeños agriculto-
res, productores y artesanos, así como aquellos que se dedicaban
a tareas productivas prácticamente de subsistencia, lo mismo que
una masa amorfa, a veces difícil de identificar, que se dedicaban
a prestar servicios de distinta naturaleza (Barnes, 1967). En la ac-
tualidad existen los macro o grandes empresarios, pero también los
medianos, pequeños y micro empresarios, que se dedican a activida-
des cada vez más diversificadas en la medida en que la necesidad,
la ciencia, la tecnología y la propia sociedad impactan en los gru-
pos sociales regionales, nacionales y mundiales, de distinta manera,
transformándolas progresiva y sistemáticamente (Barnes, 1967).
3.3.2 |PYMES y su relación con la indus-
tria refresquera
Pro México (2014), estableció que las micro, pequeñas y me-
dianas empresas (MIPYMES), constituyen la columna vertebral de
la economía nacional por los acuerdos comerciales que ha tenido
México en los últimos años y asimismo por su alto impacto en la
generación de empleos y en la producción nacional. Cabe mencio-
nar que las PYMES abarcan el 97% de empresas en el estado de
Sinaloa, traducido a cifras sería aproximadamente 34 mil 920 entes
económicos, de los cuales el 69 % es del sector terciario, el 22% al
secundario y el sector primario corresponde al 9% (Comité de Pla-
neación para el Desarrollo de Sinaloa, 2017).
3.3.3 |Industria de bebidas no alcohólicas
(BNA)
La categoría de bebidas carbonatadas o "sodas.es una de las
más ambivalentes del mercado mundial de bebidas. Culpada en gran
parte por los problemas de obesidad y diabetes de países como Mé-
xico y EE.UU. También se le atribuye el aumento del peso corporal,
ingesta inadecuada de calorías y demás efectos, pese a lo anterior,
su crecimiento no ha cesado en muchos años, apuntando a un cre-
cimiento de un 7 % continuado desde el año 2015 al 2019. La va-
riedad existente en el mercado es demasiado grande para incluso
describir, lo cual permite a los procesadores adaptarse con gran fa-
cilidad a los gustos locales y crear nuevos sabores y formatos que se
acoplen a las tendencias de salud o moda que marca cada región. A
pesar de la semi negativa imagen de los refrescos de cara al consu-
midor, los datos de crecimiento continúan mostrando la confianza
del consumidor en el producto. Las marcas abren cada vez más ti-
pos de bebidas distintas, adecuándose a las preferencias locales y
tendencias, modificando presentaciones, contenidos, sabores, etc.
Pero no sólo se quedan en este punto, sino que también adaptan
los empaques para adecuarse a las condiciones económicas de ca-
da país y/o región (Pérez-Alvarez, 2021). Es por ello que el mundo
empresarial y en especial la industria de las bebidas exige, una ma-
yor productividad y calidad en los productos que pone a disposición
del mercado, lo que les permite ser competitivos en precio, servicio,
atención.
3.4 |El consumo de bebidas en México
Las bebidas es un gasto muy importante en el gasto de las fa-
milias que realizan en alimentos y bebidas no alcohólicas. Conforme
con la ENIGH 2014, los hogares gastaron 2 250 pesos en promedio
al año para la compra de bebidas no alcohólicas en el hogar. En este
sentido el gasto en bebidas no alcohólicas que consumen equiva-
le alrededor del 7.8 % del rubro de alimentos y bebidas. Como el
consumo de bebidas que se compran fuera de hogar quedan inclui-
dos dentro del rubro de alimentos fuera del hogar. Por lo que este
agregado lo más probable es que este subestimado en la ENIGH
(Chapa-Cantú et al., 2015).
3.4.1 |El empleo en la industria de bebi-
das no alcohólicas (BNA)
La industria de bebidas no alcohólicas da empleo a más de
100,000 personas. Cerca de la mitad de estas personas participa
en la producción de refrescos y el resto en la producción de agua,
jugos y otras BNA. De acuerdo con las cifras de la Encuesta Men-
sual de la Industria Manufacturera (EMIM), el personal ocupado en
la industria de las BNA representa aproximadamente el 3 % del total
de la industria manufacturera (Chapa-Cantú et al., 2015).
3.4.2 |Los impuestos a los refrescos y a las
bebidas azucaradas como medida de
salud pública
México es el primer consumidor de refrescos a nivel mundial
con 163 litros por persona al año, consumo 40 % mayor que el de
un estadounidense promedio con 118 litros al año. México ocupa
la tasa más alta de obesidad en adultos de los países de la Organi-
zación para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD et al.,
2013). Ante este grave problema, la Organización Panamericana de
la Salud (OPS/OMS), reconoce al Estado Mexicano su preocupación
y voluntad política para combatir el problema de la obesidad en Mé-
xico, reflejada en su propuesta de Reforma Hacendaria al establecer
un impuesto especial a las bebidas azucaradas como medida de re-
ducción de la demanda. Sin embargo, consideramos que para que el
impuesto sea realmente efectivo y logre el impacto deseado en tér-
minos de la disminución de los problemas de sobrepeso, obesidad y
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