Estanflación: Ayer y Hoy
Vol.11-N°2, Julio - Diciembre 2023
p-ISSN:2602-8204 |e-ISSN 2737-6257
El crecimiento potencial en los centros del Mundo Occidental transitan-
do por el Túnel AC se beneficiará de un amplio espacio fiscal que les permitirá
sustentar la crisis sanitaria con aproximadamente cuatro veces más de recur-
sos presupuestales del gobierno de lo que lo harán las economías emergentes,
y ocho veces más de lo correspondiente a las sumergidas. En estas últimas, el
daño artefactual en sus fuerzas productivas de por sí muy precarias, será tre-
mendo y medido específicamente por la sobre mortandad, el rezago educativo,
la informalidad económica y el nivel inflacionario.
Con el lenguaje y las estructuras artefactuales de su época, Ricardo nos
enseñó que cuando la captura de rentas prevalece con respecto a la innovación,
la economía tiende a un estado estacionario propio del funcionamiento macró-
fago, al mismo tiempo que deviene incapaz de instrumentar a la recuperación
del crecimiento mal llamada vuelta a la normal, de manera sustentable y resilien-
te; mucho menos equitativa. Como preámbulo del Túnel AC, el estancamiento
ricardiano devino totalmente visible desde el inicio de este siglo hasta 2019
(Jeannot: 2020a).
El estancamiento ricardiano se manifiesta claramente en el freno de las ga-
nancias de productividad en los últimos lustros porque, por ejemplo, en EE.UU
fueron de 2.8 % entre 1995 y 2004, pero apenas 1.3% en promedio anual 2005
a 2016; y en el resto de los países de OCDE también descendieron de 2.3 %
entre 1995 y 2004 a 1.1 % entre 2005 a 2015. Por más que algunas empre-
sas inviertan en las TIC (VG), los robots y la inteligencia artificial, los cazado-
res de rentas encauzan los recursos escasos hacia la captura patrimonialista en
desmedro de las inversiones reproductivas. Antes de la pandemia entre 1990
y 2008, las empresas primer mundistas importaban masivamente los insumos,
pero después de la misma y a causa del debilitamiento de las proveedurías in-
ternacionales, se frenó este comercio internacional acentuando la tendencia al
estancamiento ricardiano. Por ahora, la creencia de que las TIC, los robots y la
inteligencia artificial darán un empujón a las ganancias de productividad es una
expresión de buenos deseos verbalizada de manera incorrecta en las expresio-
nes 3ªy 4ª
textitRevolución Industrial.
En el mundo post industrial del presente y en la cruda realidad de la cri-
sis sanitaria, no se verifica en absoluto este tecno optimismo, sino el mustio
escenario ricardiano del anquilosamiento. En los últimos meses y como proto-
tipo del tramo artefactual en el que estamos, se ha sumado al debate sobre
las vacunas el de los microchips electrónicos: una demanda mal prevista, pocos
proveedores, mercado incompleto y precios inflados (en los dos últimos meses,
el precio del silicio aumentó 300%). Tanto en el caso de las vacunas como en
el de los microchips, la inteligencia artificial puede ser un valiosísimo artefacto
informativo para regular los mercados correspondientes, en especial con res-
pecto a las rentas de los oligopolios improductivos, las colusiones algorítmicas,
o la informalidad de los gigantes en la economía numérica.
Con burbuja o sin burbuja especulativa, pero siempre como un capitalismo
patrimonial usufructuado por la oligarquía rentista, los mil híper millonarios más
encumbrados recuperaron en nueve meses (marzo a diciembre 2020), sus riquezas
anteriores al coronavirus, siendo que en 2008 un empeño similar les llevó cinco años
(Oxfam 2021). Formidable capacidad de respuesta de la oligarquía rentista transna-
cional para superar sendas crisis en 2007/2013 y la iniciada en 2019 por la pande-
mia. La desconexión con la economía real no bloquea la apropiación de las ganancias
de oportunidad que enriquecen a los oligarcas rentistas mediante compras masivas
de títulos, tasas negativas, salvamento de empresas zombis; todos viejos remedios
económicos ahora edulcorados por un nivel precios estable en el Túnel AC hasta
mediados del 2021, pero inestable a partir de entonces. Si la rentabilidad es super-
lativa, los salarios y la demanda pagan la nota; si las tasas de interés no guían a la
asignación interna, se prefiere subcontratar y endeudarse a innovar y; sobre todo, es-
tos intereses excluyentes concentran los beneficios en la oligarquía rentista, pero no
redistribuyen los frutos del desempeño factorial. Todas las políticas aplicadas para
prevenir la proliferación de los cismes blancos personalizados ahora en las crisis del
Túnel AC, no impiden que estas aves se desplacen tranquilamente en las aguas del
desmesurado enriquecimiento de los rentistas (Roubini: 2020). Cabe aclarar que
esta mención de los cisnes blancos es un sarcasmo de la pintoresca metáfora
que hizo Nassim Taleb en 2008 con su libro “The Black Swan: The Impact of the
Highly Improbable”; afirmando que la crisis financiera mundial de 2008 fue un
suceso muy improbable, cuando la historia económica ilustra abundantemente
la recurrencia de estas crisis desde los años 1700 con la de los tulipanes en
Holanda.
El reacomodo de la captura de rentas será distinto en centro y periferia:
en los módulos del Mundo Occidental este usufructo improductivo se está diri-
giendo a los valores refugios del oro, o a las Bolsas de Valores, algunas materias
primas o, de manera todavía inflada, hacia las burbujas especulativas como la
inmobiliaria o la del dinero encriptado; pero en las periferias, en cambio, los ex-
cedentes financieros se dolarizarán de manera formal o informal y el tipo de
cambio nacional terminará por caer en mayor o menor medida según el país de
que se trate. Reacomodo diferente porque en los centros del Mundo Occiden-
tal y desde septiembre 2020 hasta mayo de 2021, la captura de rentas infló la
burbuja especulativa de las materias primas como el trigo, el maíz, el aceite de
palma, la soja, el cobre, el estaño, el petróleo y el hierro; mientras que en las
periferias especializadas en la exportación de commodities, sirvió para reciclar
al modelo regresivo de las exportaciones primarias. Si bien el totum revolutum
de la emergencia sanitaria no deja muchas opciones al sostenimiento público
de los mercados, muy bien podría estarse criando un cisne blanco como el de
los subprimes, ahora con otros patos nutridos por las políticas de sustento arte-
factual financiadas por el gasto público (en adelante Sustento A), tal como son
las empresas zombis (Roubini, 2020).
La teoría neoclásica de la inflación distingue a la de corto plazo de la de
largo plazo; en el corto, habría un arbitraje cuantitativo entre (desempleo y sa-
larios) e (inflación); mientras que en el largo, otra mediación proporcional entre
cantidad de dinero en circulación e inflación. En el corto plazo, la administra-
ción Clinton logró abatir el desempleo sin inflación; pero en el largo plazo des-
de 1960 a fines de 1999, la base monetaria estadounidense se multiplicó por
12, mientras que el nivel de precios se incrementó en 4. Entre 2000 y 2019
incluido, la base monetaria se multiplicó por 10 siendo que, en cambio, el nivel
de precios en 1.6. Antes de la pandemia, se constató el fallo empírico de las
elucubraciones neoclásicas en cuanto a las regularidades universales y tempo-
rales que les habrían permitido hablar de leyes económicas cuantitativas de la
inflación. La destrucción tanto de la oferta como de la demanda en el Túnel AC,
y con mayor razón, echó por tierra a esta mecánica de precios y cantidades con
respecto a la inflación. Este escrito recupera un enfoque evolutivo analizado por
las variables explicativas del cambio institucional (dependencia de la trayectoria,
estructura artefactual y eficiencia adaptativa; VG), en donde la mecánica cuan-
titativa debe completarse con la cualitativa; particularmente, relacionar a los
focos inflacionarios o deflacionarios con las expectativas circunstanciadas de la
cultura nacional. Si hay inflación, se propende a la ineficiencia adaptativa; por
el contrario y si no hay inflación, se tiende hacia la eficiencia adaptativa; ¿por
qué?, porque la inflación no es solamente el impuesto más injusto que existe,
sino también una motivación comportamental que incita a la captura de rentas
como lógica de acción colectiva.
En la actualidad, ¿por qué preocupa tanto el retorno de la inflación?: por-
que puede indicar un sesgo evolutivo similar al de los 1970 (nadie dijo igual).
Sesgo en tanto que diferencia entre el valor esperado del estimador de la in-
flación y el verdadero valor del parámetro: cuánto más inflación haya, más se
incitará a la captura de rentas y por esto al estado estacionario de las fuerzas
productivas, al mismo tiempo que más se alejará la inflación corriente de las pre-
visiones entre 2 y 3 % anual que proponen numerosos economistas basados en
la transitoriedad del incremento de precios. Obviamente que las circunstancias
no son las mismas, porque en los 1970 no se padecía ninguna pandemia ni había
antecedentes de estancamiento, no había macroeconomías abiertas, todavía el
fordismo regía la mayor parte del proceso de trabajo, mientras que los Bancos
Centrales estaban subordinados al gobierno, el choque de oferta se limitó al
precio del petróleo, el sector privado no estaba sobre endeudado, el Estado Be-
nefactor en su apogeo, y el poderío militar norteamericano sufrió el revés de
Vietnam dentro de la bipolaridad mundial. En 1980 y en los EE.UU., la deuda
federal fue aproximadamente 25% del PIB, lo que decidió a Paul Volcker direc-
tor de la FED, a iniciar el aumento de la tasa de interés líder para combatir a
la inflación. Actualmente, la misma deuda gubernamental es del 100% del PIB
cuando nada permite prever una fecha cierta para que se estabilice o comience
a amortizarse. En 2021 estamos en el Túnel AC ubicado en el estancamiento
ricardiano, hay macroeconomía abierta hasta en los capitalismos de Estado, el
proceso de trabajo flexible depende cada vez más de las TIC, la robotización y
la inteligencia artificial, los Bancos Centrales tradicionalmente encargados de
liderar la lucha contra la inflación, deben reorganizar su autonomía más para
empujar a la recuperación del crecimiento, que para contender con la inflación,
los choques de oferta no se limitan al precio del petróleo, el sector privado está
sobre endeudado, el Estado Benefactor asediado por sus crisis, y la retirada de
Afganistán acaeció en la multipolaridad sepulturera de la hegemonía mundial.
Para Irving Fisher (1997), pilar de las teorías cuantitativas de la inflación,
la elección de los Bancos Centrales en cuanto a las tasas nominales de interés
de largo plazo, es la que determina al nivel de inflación corriente. Una política
monetaria facilitadora de las inversiones privadas, por definición productivas,
duraría acompañada por una tasa de interés baja; lo cual haría descender la
inflación. Por otra parte, pero de manera convergente con Fisher, la Teoría Mo-
netaria Moderna de los keynesianos (Galbraith 2019) propone que los países
monetariamente soberanos como EE.UU., Reino Unido, Japón y Canadá, quie-
nes administran con autonomía absoluta a su divisa nacional, pueden gastar,
cobrar impuestos y pedir prestado, sin estar limitados operativamente por los
ingresos cuando se trata del gasto del gobierno federal. Siguiendo a Knapp influ-
yente en Keynes, se adscriben a una teoría estatal del dinero que busca hacer de
los Bancos Centrales una oficina de gobierno dependiente del poder ejecutivo.
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