Revista Económica
DOI: 10.54753/rve.v12i2.2221
Vol.12-N°2, Julio - Diciembre 2024
p-ISSN:2602-8204 |e-ISSN 2737-6257
ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN
Visión ecológica a los indicadores macroeconómicos clásicos: Una
revisión de literatura
Ecological vision to classic macroeconomic indicators: A literature review
Marcelo Cárdenas-Sempertegui ID 1|Estefanía
Cevallos-Rodríguez ID 1|Luis Tonon-Ordóñez ID 1
1Departamento de Economía Universidad ,
Universidad del Azuay
Correspondencia
Estefanía Cevallos-Rodríguez, Departamento de
Economía Universidad del Azuay
Email: ecevallosr@uazuay.edu.ec
Fecha de recepción
Abril 2024
Fecha de aceptación
Junio 2024
RESUMEN
Los indicadores macroeconómicos como el Producto Interno Bruto y el Producto Na-
cional Neto se centran en la producción y no miden los costos ambientales asociados
al desarrollo, ni toman en cuenta los costos de compensación y las externalidades ge-
neradas por las actividades económicas. Mediante una revisión bibliográfica utilizando
el método PRISMA, se analizaron propuestas de nuevos indicadores que intentan co-
rregir indicadores macroeconómicos clásicos. Se encontraron indicadores como: Índice
del Progreso Genuino, PIB verde, Huella Ecológica, Índice de Felicidad Nacional Bruta,
y Producto Nacional Neto Ajustado Ambientalmente. Se concluyó que el Índice del Pro-
greso Genuino fue el indicador que más variables ambientales y sociales incluye en su
cálculo. Debido a la falta de validez científica y las limitaciones extremas de los datos,
las alternativas ecológicas todavía se consideran solamente estimaciones.
Palabras clave: Desarrollo sostenible; Economía ecológica; Indicadores ambientales; Ín-
dice del Progreso Genuino; PIB verde.
Códigos JEL: Q32. Q51. Q57
ABSTRACT
Macroeconomic indicators such as Gross Domestic Product and Net National Product
focus on production and do not measure the environmental costs associated with de-
velopment, they don’t take into account compensation costs and externalities genera-
ted by economic activities. Through a bibliographic review using the PRISMA method,
proposals for new indicators that attempt to correct classic macroeconomic indicators,
those were analyzed. Indicators were found such as: Genuine Progress Index, green
GDP, Ecological Footprint, Gross National Happiness Index, and Environmentally Adjus-
ted Net National Product. We concluded, the Genuine Progress Index was the indicator
that included the most environmental and social variables in its calculation. For scien-
tific disability and extreme data limitations, green alternatives are considered only an
estimation.
Keywords: Ecological economy; Environmental indicator; Genuine Progress Index; Green
GDP; Sustainable development.
JEL codes: Q32, Q51, Q57
87
Cárdenas-Sempertegui, M., Cevallos-Rodríguez, E., Tonon-Ordoñez, L.
Vol.12-N°2, Julio - Diciembre 2024
p-ISSN:2602-8204 |e-ISSN 2737-6257
1|INTRODUCCIÓN
Comúnmente se considera a una economía como exitosa”
cuando tiene la capacidad de aumentar el nivel de ingreso nacional
y el consumo de los individuos y, por consiguiente, la calidad de vida
y bienestar. Este crecimiento atribuido erróneamente a la acumula-
ción de riqueza, no toma en cuenta el impacto social y ambiental
que la actividad económica conlleva. Martínez-Alier (2013) critica
al actual modelo económico basado en el crecimiento ilimitado en
las sociedades, argumentando que éste es insostenible debido a la
sobreexplotación de los recursos naturales y a la creciente desigual-
dad social. En el modelo económico clásico las cuentas nacionales
constituyen una herramienta clave para evaluar el impacto de las
políticas económicas y comprender la estructura económica de un
país (González et al., 2022). El comportamiento global de una econo-
mía es medido por un número reducido de variables con característi-
cas netamente monetarias, llamados indicadores macroeconómicos
que se derivan de las cuentas nacionales, entre los que se destacan
el Producto Interno Bruto (PIB) y el Producto Nacional Neto (PNN)
(Mankiw, 2012 y Jackson, 2016).
A pesar de ser utilizados para juzgar la riqueza y el desempeño
económico de los países, reciben varias críticas (Lachaud y Maldona-
do, 2011), como lo manifiestan Stiglitz (2009), Helliwell et al. (2017)
y Daly (2007) estos indicadores presentan limitaciones en términos
de la capacidad para reflejar realmente el impacto ambiental de las
actividades económicas, y no consideran al capital natural en sus
mediciones, además, el PIB no mide la distribución del bienestar eco-
nómico, sino que se enfoca únicamente en la cantidad de bienes y
servicios producidos. Dasgupta et al. (2022) consideran al capital na-
tural esencial para la el bienestar humano, plantearon que su valor
económico debe ser integrado en los indicadores macroeconómicos
para una correcta toma de decisiones políticas y económicas en un
país.
Otra de las críticas más significativas a estos dos indicadores
es que en su medición se considera a los gastos compensatorios o
gastos defensivos como algo positivo, Fiszbein et al. (2009) y Hen-
derson et al. (2012) enfatizaron que esto puede llevar a una sobres-
timación del bienestar y falsa percepción del desarrollo económico,
ya que no consideran la distribución desigual de los beneficios eco-
nómicos y sociales. Leach (2009) argumentó que estos gastos com-
pensatorios están destinados a prevenir o compensar daños ambien-
tales, por ninguna razón deberían ser considerados como un aumen-
to neto en el bienestar económico, y que en realidad estos deberían
restarse del PIB para obtener una estimación más real.
Igualmente, Tanuro (2012) criticó al PIB, ya que asevera que es-
te indicador aparte de no reflejar los impactos negativos ambienta-
les generados por las actividades económicas, no considera la amor-
tización del capital natural, como lo ratifican De Groot et al. (2012)
no se reconoce el valor de los recursos naturales y los ecosistemas
que proporcionan beneficios a largo plazo en términos económicos
y sociales, como el agua limpia, el aire puro, biodiversidad o paisajes
naturales, así mismo, plantearon la necesidad de llegar a construir
una economía capaz de mantener una relación equilibrada y sosteni-
ble entre el crecimiento económico, la conservación de los recursos
naturales.
Para lograr sostenibilidad, Demaria et al. (2015); Martínez-
Alier et al. (2010) propusieron basarse en la economía ecológica,
que reconoce la interdependencia entre la economía humana y el
ambiente natural. La economía ecológica ha propuesto diversas al-
ternativas a los clásicos indicadores macroeconómicos, buscando
medir el bienestar humano y la sostenibilidad económica de una ma-
nera integral, estos indicadores incluyen el Índice de Desarrollo Ge-
nuino (IDG), el Índice de Felicidad Nacional Bruta (IFNB), el Índice
de Huella Ecológica (IHE) (Hardt y O’Neill, 2017).
Dentro de este contexto, el objetivo de este trabajo, desde la
visión de la economía ecológica pretende analizar las propuestas de
estos nuevos indicadores económicos que integran aspectos socia-
les y ambientales, los principales hallazgos de esta revisión refleja-
ron que si bien existen varias propuestas de autores que plantean
indicadores ecológicos, no cuentan con el suficiente respaldo cientí-
fico ni la base cuantitativa como para que los países lleguen a adap-
tar estas mediciones en sus cuentas nacionales, igualmente a partir
de esta investigación se destaca la necesidad de potenciar los in-
dicadores macroeconómicos sostenibles para contribuir a la toma
correcta de decisiones políticas y económicas para alcanzar un cre-
cimiento económico sostenible y bienestar de un país. La estructura
del presente artículo parte desde una revisión teórica, luego la meto-
dología seguida, los resultados de la revisión de literatura, y finaliza
con los apartados de conclusiones y recomendaciones.
2|TEORÍA Y REVISIÓN DE LA LITE-
RATURA PREVIA
2.1 |Economía ecológica
Debido a las crecientes preocupaciones sobre el uso irrespon-
sable de los recursos naturales, el desafío de las naciones está en
considerar a la sostenibilidad para disminuir el deterioro del planeta
(Oblitas et al., 2019). Según Vargas et al. (2017) la segunda década
del siglo XXI ha traído problemas severos como el cambio climático,
la escasez de recursos no renovables la crisis en sectores como la
de combustibles, alimentos y agua. Caro-Ramírez, (2016), D’Amato
y Korhonen, (2021) afirmaron que para que exista un adecuado ma-
nejo de los recursos humanos, naturales, de capital, tecnología y co-
nocimiento, se requiere un intenso diálogo científico y político en el
plano de la economía ecológica.
Muradian y Martínez-Alier (2001), destacaron que la economía
ecológica considera el bienestar humano y la sostenibilidad econó-
mica de un país, argumentando que la manera clásica en la que se
cuantifica la economía, no toma en cuenta el agotamiento de los
recursos naturales. El concepto de economía ecológica ha sido es-
tablecido por varios autores a lo largo del tiempo. Daly (2007) es
considerado como uno de los fundadores de la economía ecológi-
ca, Costanza (2019) reconocido por su trabajo en la valoración eco-
nómica de los servicios ecosistémicos, mientras que Martínez-Alier
et al. (2010), han sido importantes defensores de la equidad en la
distribución de los costos ambientales. Según Martínez-Alier et al.
(2010), Kallis (2011), Maurin y Vergragt (2010) el crecimiento eco-
nómico no puede continuar indefinidamente sin tener en cuenta los
"límites ecológicos", que se refieren a las limitaciones de recursos
naturales y la capacidad del ambiente para absorber los desechos
y contaminantes generados por la producción de un país y el de-
sarrollo de su economía, es decir la actividad económica debe ser
sostenible y respetando los límites de los recursos naturales para
asegurar el bienestar de las generaciones futuras.
2.2 |Críticas ecológicas a los indicadores
macroeconómicos PIB Y PNN
La economía ecológica planteada como un nuevo paradigma
económico, sugiere un enfoque centrado en la protección del am-
biente como un elemento crucial, así como analizar el impacto que
las actividades humanas generan, y que involucran el uso de recur-
sos ambientales (Cuadra et al., 2017). Dentro de este contexto, un
elemento fundamental para entender la interacción entre la econo-
mía y el entorno, es la ïnternalización de costos ambientales", que
se relaciona con la forma en que los mercados y los sistemas econó-
88
Visión ecológica a los indicadores macroeconómicos clásicos ................
Vol.12-N°2, Julio - Diciembre 2024
p-ISSN:2602-8204 |e-ISSN 2737-6257
micos se hagan responsables de los costos ambientales asociados a
sus actividades (Cely et al., 2014).
Costanza (2019) sugiere que se debe tomar en cuenta el con-
cepto de çapital natural", el cual otorga un valor económico a los
servicios ecosistémicos. Desde esta perspectiva este nuevo para-
digma del desarrollo sostenible, establece el diseño de instrumen-
tos de valoración de la naturaleza a partir de un cálculo monetario,
económico y ambiental (Fuente, 2008). Como lo mencionó Panth
(2013) la economía necesita un nuevo enfoque para crear un equili-
brio justo con el ambiente y la sociedad. Al considerar un contexto
netamente económico, el PIB fue concebido como el flujo anual de
los bienes y servicios producidos medido por su valor monetario,
esta riqueza anual es igual la suma de las rentas salariales más las
no salariales (Blanco, 2010), mientras que el PNN representa el in-
greso económico en el sentido del consumo que, si es mantenido
a un nivel contante, rendiría el mismo valor presente del consumo
en la senda que maximiza el valor presente del bienestar (Figueroa
y Calfucura, 2002). Para López y Cattaneo (2013) el PIB es utiliza-
do como medida del bienestar material de una sociedad; que no
cuantifica variables ecológicas, el agotamiento del capital natural, o
los impactos negativos del crecimiento económico en el bienestar
social y ambiental, por lo que varios autores han criticado a estos
macroindicadores económicos (Talberth et al., 2007, Stjepanovic et
al., 2022, Daly, 2009).
2.3 |Indicadores sostenibles
Según Wironen y Erickson (2020), es necesario desarrollar nue-
vos indicadores que tomen en cuenta los límites ecológicos y la sos-
tenibilidad de la actividad económica. A pesar del creciente interés
mundial en las prácticas de economía ecológica, hay pocos estudios
publicados de base empírica sobre este tipo de experiencias y los re-
sultados reales dentro de economías específicas (Hopkinson et al.,
2018). La aplicación de métodos de valoración ambiental está evo-
lucionando, una investigación seria y renovada sobre el alcance del
uso de valoraciones e indicadores ambientales permitirá ecologizar
las naciones (World Bank, 2010). Desde este punto de vista, para
Lange et al. (2003) y Bravo et al. (2020), la contabilidad ambiental y
los indicadores han progresado desde la década de 1970 a través de
esfuerzos de distintos países y profesionales comprometidos, cada
uno desde sus propios marcos y metodologías para llegar a incor-
porar sus prioridades ambientales en las cuentas nacionales, y ex-
plicaron que el uso de nuevos indicadores permitirá a las naciones
determinar los niveles de sostenibilidad de la producción nacional.
Según Quiroga (2001), Grupo de Economía Ecológica de Mé-
xico (2008), Molina-López y Zaldumbide-Peralvo (2020) se debería
establecer un grupo de indicadores que se encuentren relaciona-
dos con las particularidades ecológicas, ambientales, productivas y
socioeconómicas de una nación, el poder reconocer la importancia
de lograr la transición de la economía lineal a la economía ecológi-
ca, es vital para que su aceptación sea global y sus indicadores sean
cuantificados correctamente.
3|METODOLOGÍA
Al ser una revisión netamente teórica, la metodología de esta
investigación fue de carácter exploratorio con un enfoque descrip-
tivo, cualitativo. El método utilizado en esta revisión fue el PRIS-
MA (Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-
Analyses) según lo descrito por Page et al. (2021), este método es
un conjunto de directrices diseñado para reportar revisiones de lite-
ratura de manera rigurosa y transparente, incluye una lista de veri-
ficación de 27 ítems y un diagrama de flujo que describe el proceso
de selección de estudios. Después de la definición de la pregunta
de investigación, se establece criterios de elegibilidad, la búsqueda
exhaustiva en diversas bases de datos, la selección de estudios rele-
vantes, la extracción de datos, la evaluación del riesgo de sesgo, la
síntesis de los resultados.
Para obtener información, se revisó y analizó la literatura exis-
tente sobre los indicadores con correcciones ambientales a los in-
dicadores macroeconómicos clásicos PIB y PNN. Los artículos que
tuvieron relación teórica con lo analizado, fueron seleccionados de
manera minuciosa considerando los ejes teóricos como: las propues-
tas de nuevos indicadores verdes, indicadores de sostenibilidad, co-
rrecciones a las cuentas nacionales, entre otros. La búsqueda de ar-
tículos científicos tanto de textos en inglés y castellano, se realizó
en bases de datos como Scielo, Scopus, Springer, ScienceDirect y
Redalyc con un rango de búsqueda del periodo 2018-2022. Las pa-
labras clave utilizadas en la búsqueda bibliográfica, en inglés fueron:
Green GDP, Ecological Footprint, Genuine Progress Indicator, Natu-
ral Capital, Environmentalism; y en castellano:
PIB Verde, alternativas al PIB, economía ecológica, desarrollo
sostenible, crecimiento verde, costos ambientales, externalidades.
Finalmente se identificaron 567 documentos, de los cuales una vez
aplicados los criterios del método PRISMA se llegó a una base de
45 artículos científicos en los que se pudo identificar y conocer las
distintas posturas de los autores sobre las variables e indicadores
ecológicos. Estos textos sumados a las 45 publicaciones incluidas
antes de iniciar el estudio dieron como resultado las 90 fuentes uti-
lizadas en este artículo. La figura 1 muestra el diagrama de flujo del
método PRISMA.
4|RESULTADOS
4.1 |Indicadores con correcciones ecoló-
gicas al PIB y al PNN
Los indicadores ecológicos, incluyen variables de diferente ín-
dole que permiten medir el avance de las naciones y regiones hacia
un modelo de desarrollo sostenible, y son considerados como he-
rramientas efectivas que pueden facilitar la elaboración y la evalua-
ción de políticas públicas, que a su vez impulsan el progreso de las
regiones a partir de una nueva visión de economía (Quiroga, 2001).
Para Hák et al. (2016) las variables económicas, ecológicas y socia-
les de los indicadores, deben ser analizadas exhaustivamente por
expertos, pues ello permite mantener solamente los factores más
relevantes en la cuantificación del indicador ecológico y sea consi-
derado viable y cuantificable. Tomar en cuenta la naturaleza de las
variables que son consideradas en el cálculo de los indicadores eco-
lógicos, es vital para que estas sean correctamente categorizadas,
por esta razón se analizarán las tres dimensiones de los indicadores
ecológicos, que se nombran a continuación:
Variables de naturaleza económica: que pueden ser medidas
en términos financieros.
Variables de naturaleza social: aspectos relacionados con el
comportamiento y la interacción entre individuos o grupos en una
sociedad.
Variables de naturaleza ambiental: hace referencia a factores
que afectan e influyen el ambiente y aspecto de la vida en general.
La combinación inteligente de variables que comprendan estas
tres dimensiones, permitirá abarcar una gama amplia y bien instru-
mentada de mediciones para poder desarrollar indicadores de cali-
dad que tengan un nivel de relevancia significativo, y que puedan ser
usados por los países para evaluar su progreso hacia un desarrollo
sostenible.
89
Cárdenas-Sempertegui, M., Cevallos-Rodríguez, E., Tonon-Ordoñez, L.
Vol.12-N°2, Julio - Diciembre 2024
p-ISSN:2602-8204 |e-ISSN 2737-6257
Figura 1. Diagrama de flujo Prisma de la revisión de literatura.Nota: Basado en Page et al., (2021)
4.1.1 |El Índice del Progreso Genuino
(IPG)
Panth (2013), propuso el análisis de un indicador conocido co-
mo el Índice de Progreso Genuino, el cual combina nuevas variables
ecológicas para una estimación más exacta del bienestar de un país.
En un contexto sostenible, como lo manifiestan Karatopouzis et al.
(2022), Abarca-Valverde et al. (2020), es importante reconocer las
limitaciones del PIB como medida del progreso, por lo cual conside-
rar este índice en las cuentas nacionales, permite un enfoque más
real del bienestar y progreso económico al integrar factores socia-
les y ambientales, que a menudo se pasan por alto en el análisis
económico tradicional. Para Rodríguez y Carosini (2018) tener un
indicador adaptado a la contabilidad ambiental, servirá como herra-
mienta que contribuya a entender el rol que juega el ambiente en la
economía.
El IPG fue desarrollado por Herman Daly y John Cobb en 1989,
se plantea como una opción alternativa o complemento al PIB y al
PNN que toma en cuenta no solo el crecimiento económico, sino
también el bienestar social y ambiental, es un índice complejo, y
aunque se ha utilizado, su aplicación ha sido limitada debido a la difi-
cultad de recopilar datos precisos y completos de muchos aspectos
de la vida social y ambiental de una nación (Brown y Lazarus, 2018).
90
Visión ecológica a los indicadores macroeconómicos clásicos ................
Vol.12-N°2, Julio - Diciembre 2024
p-ISSN:2602-8204 |e-ISSN 2737-6257
Sin embargo autores como Abarca-Valverde et al. (2020) expo-
nen que al utilizar el IPG junto con el PIB, los responsables políticos
pueden tomar decisiones más informadas que promuevan el creci-
miento económico sostenible y equitativo. Esto lo corroboran Busch
y Hoffmann (2009) que también señalaron que el IPG puede servir
como una herramienta útil para promover la sostenibilidad, bienes-
tar, ya que integra la desigualdad de ingresos y el agotamiento de
los recursos naturales.
Anielski (2007), explicó que el IPG se calcula restando del in-
dicador los costos sociales y ambientales del PIB, considerando en
su cálculo variables como el costo de la contaminación, el crimen
y el agotamiento de los recursos, y sumando factores como el tra-
bajo voluntario, el trabajo doméstico y el valor del tiempo libre. El
índice resultante proporciona una medida más precisa del progreso
económico, ya que considera factores que no son capturados por el
PIB.
Al restar los costos sociales y ambientales de los gastos de
consumo personal y sumar los factores mencionados anteriormen-
te, Menegaki (2018) llegó a una medida más completa del progreso
que considera el bienestar de los ciudadanos y la sostenibilidad del
desarrollo económico, al igual que el impacto ambiental de la acti-
vidad humana en el planeta. El IPG considera las tres dimensiones
y el indicador abarca las siguientes variables como se muestra en la
Tabla 1:
Tabla 1. Variables consideradas en el IPG
Notas: Adaptado de Brown y Lazarus (2018); Costanza et al. (2004); Kubiszewski et al. (2013); Menegaki (2018); Talberth et al. (2007).
Para el IPG Talberth et al. (2007) consideró el cálculo involu-
crando a las variables más representativas. (Ecuación 1).
I P Gt=C p + /I D I +C P p +V l d c +V ed +V t v +Sbd c C C
P t l C SubE C bdc C dd C mcd C Aa
C C a aa P H t c Ar + /E ne
(1)
Donde, Cp = Consumo personal; IDI = Índice de distribución
de ingresos; CPp = Consumo personal ponderado; Vldc = Valor de
las labores domésticas y la crianza; Ved = Valor de la educación su-
perior; Vtv = Valor del trabajo voluntario; Sbdc = Servicios de bienes
duraderos para el consumidor; CC = Costos del crimen; Ptl = Pérdi-
da de tiempo libre; CSubE = Costos del subempleo; Cbdc = Costo
de bienes duraderos para el consumidor; Cdd = Costo de desplaza-
miento diario (Transportes); Cmcd = Costo de mitigación de la con-
taminación doméstica; CAa = Costo de accidentes automovilísticos;
CCaaa = Costo de la contaminación del agua, del aire y contamina-
ción acústica; Phtc = Pérdida de humedales y tierras de cultivo; Ar
= Agotamiento de recursos; Inc = Inversión neta de capital; Ene =
Endeudamiento neto extranjero.
En un estudio realizado en cincuenta estados de Estados Uni-
dos, se analizó la influencia de las variables en los resultados del IPG,
la variable del gasto en consumo personal ocupó el tercer lugar en
correlación, ésta variable se posicionó por detrás del componente
social y ambiental. Los otros componentes específicos que se corre-
lacionan fuertemente con el IPG, fueron variables sociales (benefi-
cios del trabajo doméstico, beneficios de la educación superior, be-
neficios del trabajo voluntario, costo de desplazamiento y costo de
tiempo de ocio perdido), y ambientales como el cambio climático y
el costo del agotamiento de recursos no renovables (Fox y Erickson,
2020).
4.1.2 |Índice de Felicidad Nacional Bruta
(IFNB)
Es un indicador creado en el año 1972 por el rey Jigme Singye
Wangchuck, para medir el bienestar de Bután. Este indicador surge
como resultado de reformas metodológicas para medir el bienestar
más allá del desarrollo económico. El IFNB se enfoca en el desarro-
llo sostenible, a diferencia del PIB y del PNN, el IFNB en el cálculo
intervienen variables del bienestar como: la calidad de vida, edu-
cación, cultura, y la preservación del ambiente (Rinzin et al., 2007;
Ura et al., 2022; Richardson, 2023). El cálculo del IFNB de carácter
holístico se fundamenta en 4 pilares: político, económico, cultural y
medioambiental; estos a su vez se basan en nueve mediciones: bien-
estar psicológico, uso del tiempo, vitalidad comunitaria, cultura, sa-
lud, educación, medioambiente, nivel de vida y buena gobernanza.
A partir de estos pilares, se construyen indicadores específicos que
se ponderan para obtener el indicador final (Verma, 2017; Kamei et
al., 2021). El IFNB utiliza las siguientes variables como se muestra
en la Tabla 2:
91
Cárdenas-Sempertegui, M., Cevallos-Rodríguez, E., Tonon-Ordoñez, L.
Vol.12-N°2, Julio - Diciembre 2024
p-ISSN:2602-8204 |e-ISSN 2737-6257
Tabla 2. Variables consideradas en el IFNB
Notas: Adaptado de Helliwell et al. (2017); Lepeley (2017); Pennock y Ura (2011); Tideman (2016); Ura et al. (2022)
Las variables utilizadas para calcular el IFNB según Pennock
y Ura (2011), a menudo son específicas según el contexto y pue-
den variar de acuerdo con el país o la región en la que es medido
el indicador. Se ha identificado nueve dominios que se utilizan para
cuantificarlo: 1) Bienestar psicológico, 2) Salud, 3) Uso de tiempo,
4) Educación, 5) Diversidad y resistencia cultural, 6) Buen gobierno,
7) Vitalidad de la comunidad, 8) Diversidad y resistencia ecológica,
y 9) Niveles de vida. Según Olivier et al. (2018) la estructura del
indicador tendría el cálculo que se muestra en la Ecuación 2:
E(Y= 1)=1
1+ϵXβ(2)
Donde:
Be = Bienestar experimentado. EdV = Esperanza de Vida. IHE
= Índice Huella Ecológica. La variable Be se centra en cómo las per-
sonas perciben su propia calidad de vida, mientras que la variable
EdV hace referencia a la cantidad promedio de años que se espera
que viva una persona. Estudios recientes sobre la felicidad, mues-
tran que la variable ingreso tiene una correlación débil con respecto
al resultado de la felicidad, especialmente en una perspectiva social
(Ng, 2007). El estudio realizado en Bután en el año 2018 destaca
la importancia de medir la localización y la sostenibilidad de mane-
ra consistente en todo el mundo, siguiendo principios globales, pe-
ro con ajustes culturales, para obtener resultados más confiables y
comparables Olivier et al. (2018).
4.1.3 |Índice de la Huella Ecológica (IHE)
El concepto de huella ecológica establecido por primera vez en
1996, ha sido mencionado por una amplia gama de investigadores y
organizaciones en todo el mundo. Las actividades humanas ejercen
demandas sobre la capacidad del planeta, como la producción de
alimentos, la construcción de viviendas, el transporte, o el consumo
de bienes y servicios, la contabilidad de la huella ecológica puede
medir en qué medida las demandas humanas sobre el planeta su-
peran la capacidad para satisfacer dichas demandas Bazan (1997),
Wackernagel y Kitzes (2008).
El IHE es un indicador que permite cuantificar el impacto de
las actividades humanas en el ambiente, mide la cantidad de tierra
y agua necesarios para la producción de bienes y servicios que son
consumidos por una población, así como la capacidad del planeta
para absorber los residuos generados, también conocida como bio-
capacidad que se expresa generalmente en hectáreas globales. Si
la demanda de recursos por parte de los seres humanos, es mayor
a la biocapacidad, las consecuencias pueden ser la degradación de
la capacidad de producción de la tierra, acumulación de residuos
y de gases de efecto invernadero, y agotamiento de los recursos
(Ahmed et al., 2019; Silalertruksa y Gheewala, 2019; Washington,
2015; Lillywhite, 2010). Estos efectos adversos en el planeta, se
pueden agravar por la gran cantidad de energía no renovable uti-
lizada por las sociedades a nivel mundial (Javed et al., 2023).
El IHE puede medirse en varias escalas, local, regional, nacional
o global, e incluye la provisión real de recursos naturales, el espacio
biológicamente productivo necesario para acomodar el asentamien-
to humano, y la productividad biológica necesaria para absorber los
residuos en forma de emisiones de dióxido de carbono (Murthy et
al., 2023). Para el IHE, (Bazan, 1997; Wackernagel et al., 2002; Wac-
kernagel y Kitzes, 2008) explicaron que se deberían tomar en cuen-
ta 2 factores clave: 1) La biocapacidad del planeta y 2) La actividad
humana y su impacto.
Para el indicador IHE se identificaron las siguientes variables
que se indican en la Tabla 3
Tabla 3. Variables consideradas en el IHE
Notas: Adaptado de Helliwell et al. (2017); Lepeley (2017); Pennock y Ura (2011); Ti-
deman (2016); Ura et al. (2022)
Las variables consideradas para el cálculo del IHE se presentan
en tres pilares principales de los cuales las variables de la Tabla 3 son
desagregadas en:
1) Área bio-productiva (la tierra necesaria para cultivar la mercan-
cía).
92
Visión ecológica a los indicadores macroeconómicos clásicos ................
Vol.12-N°2, Julio - Diciembre 2024
p-ISSN:2602-8204 |e-ISSN 2737-6257
2) Flujos de materiales (los recursos físicos necesarios para cultivar
o producir) y
3) Flujos de energía (la energía necesaria para cultivar/producir
directa e indirecta).
Un número creciente de estudios ambientales han utilizado la
huella ecológica para estimar las consecuencias de la demanda hu-
mana en más de 147 países del mundo debido a su naturaleza inte-
gral y su capacidad para capturar el impacto directo e indirecto de
la producción y el consumo.
Según datos proporcionados por Global Footprint Network, el
indicador en promedio mundial en el año 2018 fue de 2,77 hectá-
reas globales por persona y el número de planetas que necesitá-
bamos como humanidad era de1,75. Lo que resultó en un déficit
ecológico insostenible para ese año, superando la biocapacidad del
planeta en un 75 %. (Ahmed et al., 2019).
4.1.4 |El PIB Verde
A partir de las críticas que se han realizado a la medición del
PIB, se ha planteado la posibilidad de lograr un PIB Verde que refle-
je mejor la sostenibilidad a largo plazo y la calidad de vida real de la
población. Para fomentar esta transición hacia el PIB verde Xu et al.
(2010) propusieron un enfoque basado en servicios ecológicos para
su cuantificación, que considera los beneficios que los ecosistemas
brindan a las sociedades humanas, como el aire y agua limpias, la
conservación del suelo y la biodiversidad.
El método de cálculo del PIB tradicional no cuantifica los cos-
tos ambientales del crecimiento económico, especialmente los cos-
tos asociados con el consumo de energía. Sin embargo, el PIB Verde
intenta abordar este problema incorporando consideraciones eco-
lógicas, esto incluye el reconocimiento del papel del consumo de
energía en el desarrollo económico. De esta manera, el PIB Verde
puede verse como una herramienta para promover un crecimiento
económico sostenible mientras se minimiza el impacto negativo en
el ambiente (Rabnawaz y YuSheng, 2020).
Este índice nace como una propuesta de la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) para conocer qué tan respetuosa es una na-
ción con el uso de sus recursos naturales. Es decir, sin que exista una
sobreexplotación de sus recursos naturales y sin que se extienda la
pobreza, un crecimiento económico no tiene una relación directa
con el PIB Verde, es decir una nación puede crecer, pero eso no se
traduce en una menor sobreexplotación de sus recursos naturales,
de hecho, en la mayoría de los casos es justo lo contrario. El con-
cepto de PIB Verde fue propuesto por primera vez en la Cumbre
de la Tierra de Río de Janeiro en 1992, como una manera de medir
el crecimiento económico de manera sostenible. Desde entonces,
se han desarrollado diferentes metodologías para su cálculo y se ha
promovido su uso en la toma de decisiones económicas y políticas
por la ONU (Hoff et al., 2021).
En la Tabla 4 muestra las variables consideradas para el cálculo
del PIB Verde:
Tabla 4. Variables consideradas en el PIB verde
Notas: Adaptado de Boyd (2007); Hoff et al. (2021); Kubiszewski et al. (2013); Li y Fang (2014); Stjepanovic et al. (2022); Xu et al. (2010)
Estas variables multidimensionales buscan medir los costos y
beneficios ambientales asociados a la actividad económica, con el
objetivo de tener una visión más amplia de los efectos sobre el am-
biente y medir la sostenibilidad a largo plazo (Boyd, 2007). Adicio-
nalmente, se incluye la producción generada por sectores tradicio-
nales como la agricultura, así como sectores considerados verdes
de producción y servicios con menos impacto ambiental. A partir
de este valor se restan los costos y las pérdidas relacionados con el
ambiente. Ma et al. (2020) estructuraron la siguiente ecuación 3:
I P Gt=P I Bv e r de =(P I B C d C C dE ) + V r E (3)
En donde:
PIB = Producto Interno Bruto. CdC = Costos de Daño por Con-
taminación. CdE = Costos de Degradación Ecológica. VrE = Valor de
Regulación de Ecosistema.
En la variable CdC los autores toman como punto de partida
a los 3 ejes principales para el cálculo: contaminación del aire, con-
taminación de aguas, uso de tierras por residuos sólidos. En la va-
riable CdE son tomados en cuenta factores reguladores de ecosis-
temas para los bosques, pastizales y humedales. En la variable VrE
los factores principales son la regulación atmosférica y la captura de
carbono junto con la purificación de aguas de los ecosistemas.
En 2016, según el estudio de Ma et al. (2020) el PIB Verde de
China fue de 126.6 billones de RMB, 1.6 veces el PIB, de los cuales
el costo por daño de la contaminación fue de 2.1 billones de RMB,
el costo por degradación ecológica fue de 0.69 billones de RMB y
el valor de los servicios de regulación del ecosistema fue de 51.4
billones de RMB. Los servicios de regulación del clima fueron los
más importantes en los servicios de regulación del ecosistema de
China, seguidos de la regulación del flujo de agua, las emisiones de
carbono/oxígeno y la retención y cuidado del suelo.
93
Cárdenas-Sempertegui, M., Cevallos-Rodríguez, E., Tonon-Ordoñez, L.
Vol.12-N°2, Julio - Diciembre 2024
p-ISSN:2602-8204 |e-ISSN 2737-6257
4.1.5 |El Producto Nacional Neto Ajusta-
do Ambientalmente (PNNAA)
Es un indicador económico/ambiental que mide el ingreso ne-
to de un país en un año determinado, teniendo en cuenta no solo
costos económicos, sino también costos ambientales asociados con
la producción económica. Se calcula restando del PIB los costos am-
bientales, como la contaminación y la deforestación, además, inte-
gra el valor económico de los activos ambientales como los bosques,
ríos y ecosistemas (Arias, 2006). Para Rodríguez y Carosini, 2018 un
PNNAA ajustado hacia una productividad sostenible puede ser ma-
nejado como una política de Estado.
El PNNAA es una alternativa a la medición del desarrollo sos-
tenible, así lo explicó Hanley et al. (1996) enfatizando que el indi-
cador será cuantificado correctamente siempre y cuando todos los
elementos del PNN estén correctamente valorados, y cuando la de-
preciación del capital natural se encuentre bien definida, de esta
forma, una economía es sostenible si el PNNAA no va en descenso.
Para incluir en el cálculo del PNNAA, la medición de variables
ambientales en términos monetarios puede ser difícil debido a la
falta de datos y la complejidad de los sistemas ambientales. Por lo
tanto, el cálculo del PNNAA puede ser un proceso complicado y re-
quiere la colaboración de expertos en economía y ambiente. (Arias,
2006; Doroni, 2021).
Para el caso del PNNAA, las variables incluidas se muestran en
la Tabla 5:
Tabla 5. Variables consideradas en el PNNAA
Notas: Adaptado de Arias (2006); Giang et al. (2020); Hanley et al. (1996)
Según Isa et al. (2005), en México se desarrolló una estimación
del PNNAA. En este estudio realizado por la CEPAL en el año 2005
para los años 1996-2001, la transición del PIB al PNNAA, es notable
si se consideran variables como la depreciación de capital construi-
do que, en el estudio alcanza el 10.1 % del total del PIB, mientras
que, si se suma a esta variable el impacto ambiental siendo este
10.6 % se llega a contar con un total de 20.7 % de inexactitud en
relación al PIB. Esto quiere decir que el PIB se encuentra medido
de manera monetaria en tal solo un 79.3 % en el caso mexicano, y
las mediciones ambientales representan más del 20 % del indicador
erróneamente medido.
5|DISCUSIÓN
El desarrollo sostenible es un tema central de la agenda mun-
dial del siglo XXI. La noción de adaptación de variables ambientales
en el PIB y PNN es empleada de manera conceptual en distintas
áreas del conocimiento. El nuevo paradigma se debate en foros in-
ternacionales y se busca implementar cálculos más reales y aproxi-
mados a la realidad (López y Cattaneo, 2013). Según Arias, (2006)
existen muchas propuestas para medir la sostenibilidad, pero lamen-
tablemente estos cálculos llegan a tener mediciones imprecisas ya
que existe una inexactitud por delimitaciones regionales o simple-
mente no existe una escala geográfica bien definida para el cálculo
de los indicadores ambientales.
A pesar de que exista trabajo teórico sobre estándares de ca-
lidad de variables que involucran los indicadores ecológicos, en la
práctica, los investigadores no pueden estar seguros de qué tan ade-
cuadamente los indicadores cuantifican los fenómenos ambientales
(Hák et al., 2016). Sin embargo, ignorar estas variables debido a las
dificultades de cálculo, podría ser más perjudicial que intentar esti-
mar estas variables. Debido a la falta de información y datos, no se
ha podido llegar a estandarizar un cálculo preciso para mostrar un
resultado real de la medición del bienestar o desarrollo sostenible.
(Isa et al., 2005). Se espera que se realicen mejoras en la investiga-
ción científica, que se genere una lista de criterios de selección y de
metodologías precisas para el cálculo de los indicadores ecológicos
y que organizaciones internacionales asuman el desafío de realizar
estimaciones más adecuadas sobre las variables consideradas (Ng,
2007; Quiroga, 2001; Fox y Erickson, 2020).
Al analizar los indicadores estudiados, se puede decir que, si
bien algunos analistas cuestionan la capacidad del IPG para medir
el bienestar sostenible o llegan a tener objeciones sobre su solidez
metodológica, el estudio del IPG ha llevado a que gobiernos y orga-
nizaciones no gubernamentales de todo el mundo, lo utilicen como
herramienta para promover políticas sostenibles y para demostrar
la falacia de depender del PIB como una medida de bienestar sólida.
Algunos expertos consideran al IFNB como un intento conceptual y
abstracto de capturar variables importantes en una dimensión eco-
lógica/social, sin embargo, rara vez se ven reflejadas en los indicado-
res ambientales pues, la percepción de que son difíciles de cuantifi-
car se encuentra latente en la mayoría de estudios realizados (Olivier
et al., 2018).
De la misma manera, el PIB Verde, es un indicador con una
adaptación ambiental y estimación relativamente compleja de sus
variables, en el que los servicios de regulación del ecosistema, los
costos de degradación ecológica y contaminación no se ven unifica-
dos bajo el mismo sistema de medición; igualmente la metodología
94
Visión ecológica a los indicadores macroeconómicos clásicos ................
Vol.12-N°2, Julio - Diciembre 2024
p-ISSN:2602-8204 |e-ISSN 2737-6257
de cálculo y la estimación del indicador son bastante variados entre
países, lo que provoca diversos resultados, de esta manera el PIB
Verde dependerá de las condiciones de la región en la que sea medi-
do al igual que el número de variables del cálculo (Ma et al., 2020).
Los objetivos de los indicadores ecológicos correctamente es-
tructurados deberán cumplir con criterios como lo explican Maxwell
et al. (2015) y estos deben ser específicos, medibles, alcanzables, re-
levantes y con mediciones razonables en tiempo, así los indicadores
ecológicos deben seguir todas las reglas de la ciencia sólida y respal-
dada, confirmada por múltiples estudios.
Sin embargo, se necesita una amplia asistencia de expertos
y científicos para desarrollar y/o aplicar enfoques adecuados para
fortalecer el carácter relevante de las variables de los indicadores
ecológicos; se necesitan iniciativas de investigación que permitan
ampliar la estandarización de cálculo de los indicadores ecológicos
enfocándose en proporcionar soluciones para la dificultosa cuanti-
ficación de las variables. (Griggs et al., 2013; Sachs, 2012).
Organizaciones internacionales reconocidas como Global
Footprint Network (GFN), ya son criticadas por su inexactitud en
el cálculo, esta organización fundada por Mathis Wackernagel en
el 2003 que, junto con William Rees, introdujeron y establecieron
el concepto de huella ecológica, ha publicado 13 ediciones de las
cuentas nacionales del indicador y algunas mediciones estimando la
biocapacidad del planeta; una gran base de datos que contiene ten-
dencias del indicador y mediciones de la biocapacidad de países de
todo el mundo, sin embargo, estas estimaciones son cuestionadas
por la inexactitud y falta de estandarización de su cálculo (Amprazis
et al., 2023).
6|CONCLUSIONES
Tradicionalmente, se pensaba que un aumento en el crecimien-
to económico era la solución a muchos de los problemas como po-
breza o desempleo, sin embargo, nuevas corrientes como la econo-
mía ecológica buscan integrar aspectos ambientales de los que de-
pende la sociedad para desarrollarse. Esta nueva perspectiva incor-
pora un análisis más completo incluyendo elementos que la teoría
económica clásica no había considerado.
A través de la revisión de literatura, se pudo determinar que
existen varias propuestas de autores reconocidos que han sido ex-
puestas en esta investigación que, por más atractivas que se pre-
senten, no llegan a tener el suficiente respaldo científico o el peso
cuantitativo necesario como para que los países lleguen a adaptar
estas mediciones en sus cuentas nacionales; estas propuestas teóri-
cas son estimaciones criticadas por sus diferentes enfoques y meto-
dologías, por lo que dificulta la evaluación correcta del desempeño
de sus variables y de los indicadores ambientales. Los resultados de
los indicadores ambientales dependerán del país en el que se realice
la medición, por la variabilidad climática, las condiciones geográficas,
y el nivel de regulaciones que los países mantengan con sus políticas
ambientales/económicas, pudiendo ser un desafío llegar a estanda-
rizar un cálculo de los indicadores que se adapte a cada realidad.
Una importante limitación de este estudio, fue las escasas y ac-
tuales publicaciones con enfoques cuantitativos pues, la mayoría de
los artículos analizados utilizan herramientas teóricas que intentan
llegar a construir estos nuevos indicadores sostenibles. Enfrentar es-
tos retos requerirá de la colaboración de diferentes partes interesa-
das, así como el compromiso de las organizaciones internacionales
para mejorar el rendimiento y estandarización de los cálculos am-
bientales y contribuir a la sostenibilidad global.
Después del análisis de la investigación bibliográfica, se pudo
concluir que, el IPG es el indicador que a lo largo del tiempo se ha ve-
nido desarrollando continuamente, y en comparación con los otros
indicadores; el IPG, considera la mayor cantidad de variables tanto
ambientales como sociales enfocándose en un crecimiento econó-
mico sostenible y bienestar de un país.
Para avanzar hacia un futuro en el que la prosperidad económi-
ca esté en armonía con la preservación del ambiente, es necesario
reconocer que la economía y el ambiente son interdependientes,
y que el bienestar humano está ligado a la calidad de vida y a la
integridad de los ecosistemas. La potenciación de indicadores ma-
croeconómicos sostenibles permitirá, desde una visión holística la
toma correcta de decisiones políticas y económicas, la recomenda-
ción sugerida para que la dimensión ambiental vaya de la mano del
enfoque económico es que cada región y país se encarguen de medir
específicamente sus variables ambientales y sociales, y que a nivel
nacional se recopilen datos que sean necesarios para reflejar una
realidad ambiental y económica, así, los actuales indicadores econó-
micos como el PIB y el PNN puedan llegar a estructurarse con va-
riables ambientales en un cálculo más preciso que refleje la realidad
de un crecimiento económico sostenible y responsable. A través de
la continua investigación y desarrollo metodológico se avanzará ha-
cia una comprensión más completa de los desafíos ambientales y su
integración en el sistema económico.
Referencias bibliográficas
[1] Abarca-Valverde, P., Meza-Picado, V., & Méndez-Gamboa, J.
(2020). Evaluación de tratamientos silviculturales en la sos-
tenibilidad de bosques tropicales en la Región Huetar Norte,
Costa Rica. Revista de Ciencias Ambientales, 54(1), 140-166.
https://doi.org/10.15359/rca.54-1.8
[2] Ahmed, Z., Wang, Z., Mahmood, F., Hafeez, M., & Ali, N.
(2019). Does globalization increase the ecological foot-
print? Empirical evidence from Malaysia. Environmental
Science and Pollution Research, 26(18), 18565-18582.
https://doi.org/10.1007/s11356-019-05224-9
[3] Amprazis, A., Galanis, N., Malandrakis, G., Panaras, G.,
Papadopoulou, P., & Galli, A. (2023). The Ecological
Footprint of Greek Citizens: Main Drivers of Consum-
ption and Influencing Factors. Sustainability, 15(2), 1377.
https://doi.org/10.3390/su15021377
[4] Anielski, M. (2007). The economics of happiness: Building ge-
nuine wealth. En The economics of happiness: Building genui-
ne wealth. New Society Publishers.
[5] Arias, F. (2006). Desarrollo sostenible y sus in-
dicadores. Sociedad y economía, 11, 200-229.
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=99616177008
[6] Bazan, G. (1997). Our Ecological Footprint: reducing hu-
man impact on the earth. Electronic Green Journal, 1(7).
https://doi.org/10.5070/G31710273
[7] Blanco, A. (2010). De las cuentas nacionales a la rique-
za de las naciones. Una hoja de ruta para la economía
del Siglo XXI. Revista Galega de Economía, 19(1), 1-11
https://www.redalyc.org/pdf/391/39113124011.pdf
95
Cárdenas-Sempertegui, M., Cevallos-Rodríguez, E., Tonon-Ordoñez, L.
Vol.12-N°2, Julio - Diciembre 2024
p-ISSN:2602-8204 |e-ISSN 2737-6257
[8] Boyd, J. (2007). Nonmarket benefits of nature: What should be
counted in green GDP? Ecological Economics, 61(4), 716-723.
https://doi.org/10.1016/j.ecolecon.2006.06.016
[9] Bravo, F., Zorogastúa, P., & Pinedo, R. (2020). Índice de susten-
tabilidad ambiental de unidades de producción de maíz ama-
rillo en sistemas agrícolas del valle de Pativilca, Lima, Perú.
Idesia (Arica), 38(4), 117-125. https://doi.org/10.4067/S0718-
34292020000400117
[10] Brown, C., & Lazarus, E. (2018). Genuine Progress Indicator for
California: 2010–2014. Ecological Indicators, 93, 1143-1151.
https://doi.org/10.1016/j.ecolind.2018.05.072
[11] Busch, T., & Hoffmann, V. (2009). Ecology-Driven Real Options:
An Investment Framework for Incorporating Uncertainties in
the Context of the Natural Environment. Journal of Business
Ethics, 90(2).
[12] Caro-Ramírez, E. (2016). Economía Ecológica. Paradig-
mas de la economía. Persona y Bioética, 20(2), 175-191.
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=83248831005
[13] Cely, E., Gutiérrez, J., & Mejía, C. (2014). Internalización
de costos ambientales como instrumento de gestión am-
biental en las organizaciones. Gestión y Sociedad, 7(2).
https://ciencia.lasalle.edu.co/gs/vol7/iss2/3
[14] Costanza, R. (2019). Thematic Essay Science, Uncertainty, and
Society: Getting Beyond the Argument Culture to Shared Vi-
sions. Ecology, Economy and Society-the INSEE Journal, 2(2),
9-20.
[15] Costanza, R., Erickson, J., Fligger, K., Adams, A., Adams,
C., Altschuler, B., Balter, S., Fisher, B., Hike, J., Kelly, J.,
Kerr, T., McCauley, M., Montone, K., Rauch, M., Schmie-
deskamp, K., Saxton, D., Sparacino, L., Tusinski, W., & Wi-
lliams, L. (2004). Estimates of the Genuine Progress Indica-
tor (GPI) for Vermont, Chittenden County and Burlington,
from 1950 to 2000. Ecological Economics, 51(1-2), 139-155.
https://doi.org/10.1016/j.ecolecon.2004.04.009
[16] Cuadra, D., Véliz, D., Sandoval, J., & Castro, P. (2017).
Aportes a la economía ecológica: una revisión de estu-
dios latinoamericanos sobre subjetividades medioam-
bientales. Psicoperspectivas. Individuo y Sociedad, 16(2).
https://doi.org/10.5027/psicoperspectivas-Vol16-Issue2-
fulltext-970
[17] Daly. (2007). Advances in Ecologycal Economics. En Ecologycal
Economics and Sustainable Development Selected ensayes of
Herman Daly.
[18] Daly, H. (2009). Incorporating Values in a Bottom-Line Ecologi-
cal Economy. Bulletin of Science, Technology & Society, 29(5),
349-357. https://doi.org/10.1177/0270467609342702
[19] D’Amato, D., & Korhonen, J. (2021). Integrating the green
economy, circular economy and bioeconomy in a strategic
sustainability framework. Ecological Economics, 188, 107143.
https://doi.org/10.1016/j.ecolecon.2021.107143
[20] Dasgupta, P., Managi, S., & Kumar, P. (2022). The inclusive
wealth index and sustainable development goals. Sustainabi-
lity Science, 17(3), 899-903. https://doi.org/10.1007/s11625-
021-00915-0
[21] De Groot, R., Brander, L., van der Ploeg, S., Costanza, R.,
Bernard, F., Braat, L., Christie, M., Crossman, N., Gherman-
di, A., Hein, L., Hussain, S., Kumar, P., McVittie, A., Portela,
R., Rodriguez, L., ten Brink, P., & van Beukering, P. (2012).
Global estimates of the value of ecosystems and their ser-
vices in monetary units. Ecosystem Services, 1(1), 50-61.
https://doi.org/10.1016/j.ecoser.2012.07.005
[22] Demaria, F., D’Alisa, G., & Kallis, G. (2015). DEGROWTH: A Vo-
cabulary for a New Era (E-BOOK).
[23] Doroni, G. (2021). Costos ambientales-sociales en el
marco de la mercantilización de los recursos naturales.
Contextos de vulnerabilidad social-ambiental. Derecho
Global. Estudios sobre Derecho y Justicia, 6(17), 77-106.
https://doi.org/10.32870/dgedj.v6i17.356
[24] Figueroa, E., & Calfucura, E. (2002). Depreciación del capital
natural, ingreso y crecimiento sostenible: lecciones de la ex-
periencia chilena (Vol. 138, p. 32). Banco Central de Chile.
http://www.bcentral.cl/Estudios/DTBC/doctrab.htm.
[25] Fiszbein, A., Schady, N., Ferreira, F., Grosh, M., Keleher, N., Olin-
to, P., & Skoufias, E. (2009). Conditional Cash Transfers: Redu-
cing Present and Future Poverty. Conditional Cash Transfers.
https://doi.org/10.1596/978-0-8213-7352-1
[26] Fox, M., & Erickson, J. (2020). Design and meaning of
the genuine progress indicator: A statistical analysis of the
U.S. fifty-state model. Ecological Economics, 167, 106441.
https://doi.org/10.1016/j.ecolecon.2019.106441
[27] Fuente, M. (2008). La economía ecológica: ¿un paradigma
para abordar la sustentabilidad? Argumentos, 21(56), 75-99.
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=59505605
[28] Giang, N., Binh, T., Thuy, L., Ha, D., & Loan, C. (2020). Environ-
mental accounting for sustainable development: An empirical
study in Vietnam. Management Science Letters, 1613-1622.
https://doi.org/10.5267/j.msl.2019.12.005
96
Visión ecológica a los indicadores macroeconómicos clásicos ................
Vol.12-N°2, Julio - Diciembre 2024
p-ISSN:2602-8204 |e-ISSN 2737-6257
[29] González, B., Véliz, R., & Reyes, A. (2022). Crecimien-
to verde y digitalización de la economía: CJ Group
como paradigma de desarrollo sostenible a la corea-
na. México y la Cuenca del Pacífico, 11(32), 133-157.
https://doi.org/10.32870/mycp.v11i32.792
[30] Griggs, D., Stafford-Smith, M., Gaffney, O., Rockström, J.,
Öhman, M. C., Shyamsundar, P., Steffen, W., Glaser, G.,
Kanie, N., & Noble, I. (2013). Sustainable development
goals for people and planet. Nature, 495(7441), 305-307.
https://doi.org/10.1038/495305a
[31] Grupo de Economía Ecológica de México. (2008). Frontiers in
Ecological Economic. Theory and Application. Argumentos, 21,
173-179. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=59505609
[32] Hák, T., Janoušková, S., & Moldan, B. (2016). Sus-
tainable Development Goals: A need for rele-
vant indicators. Ecological Indicators, 60, 565-573.
https://doi.org/10.1016/j.ecolind.2015.08.003
[33] Hanley, N., Shogren, J., & White, B. (1996). Environmental
Economics in Theory and Practice. Macmillan Education UK.
https://doi.org/10.1007/978-1-349-24851-3
[34] Hardt, L., & O’Neill, D. (2017). Ecological Ma-
croeconomic Models: Assessing Current Deve-
lopments. Ecological Economics, 134, 198-211.
https://doi.org/10.1016/j.ecolecon.2016.12.027
[35] Helliwell, J., Layard, R., & Sachs, J. (2017). World Happiness
Report 2017.
[36] Hoff, J., Rasmussen, M., & Sørensen, P. (2021). Ba-
rriers and opportunities in developing and implemen-
ting a Green GDP. Ecological Economics, 181, 106905.
https://doi.org/10.1016/j.ecolecon.2020.106905
[37] Hopkinson, P., Zils, M., Hawkins, P., & Roper, S. (2018). Ma-
naging a Complex Global Circular Economy Business Model:
Opportunities and Challenges. California Management Review,
60(3), 71-94. https://doi.org/10.1177/0008125618764692
[38] Isa, F., Ortúzar, M., & Quiroga, R. (2005). Cuentas ambientales:
conceptos, metodologías y avances en los países de América
Latina y el Caribe. CEPAL.
[39] Jackson, T. (2016). Prosperity without Growth. Routledge.
https://doi.org/10.4324/9781315677453
[40] Javed, A., Rapposelli, A., Khan, F., & Javed, A. (2023). The
impact of green technology innovation, environmental taxes,
and renewable energy consumption on ecological footprint in
Italy: Fresh evidence from novel dynamic ARDL simulations.
Technological Forecasting and Social Change, 191, 122534.
https://doi.org/10.1016/J.TECHFORE.2023.122534
[41] Kallis, G. (2011). The degrowth proposal, S.
Latouche, Farewell to Growth, Polity Press
(2009). Ecological Economics, 70(5), 1016-1017.
https://doi.org/10.1016/J.ECOLECON.2010.09.026
[42] Kamei, M., Wangmo, T., Leibowicz, B., & Nishioka, S. (2021). Ur-
banization, carbon neutrality, and Gross National Happiness:
Sustainable development pathways for Bhutan. Cities, 111,
102972. https://doi.org/10.1016/J.CITIES.2020.102972
[43] Karatopouzis, A., Voinov, A., Kubiszewski, I., Taghikhah,
F., Costanza, R., & Kenny, D. (2022). Estimating the Ge-
nuine Progress Indicator before and during the COVID
pandemic in Australia. Ecological Indicators, 141, 109025.
https://doi.org/10.1016/J.ECOLIND.2022.109025
[44] Kubiszewski, I., Costanza, R., Franco, C., Lawn, P., Talberth, J.,
Jackson, T., & Aylmer, C. (2013). Beyond GDP: Measuring and
achieving global genuine progress. Ecological Economics, 93,
57-68. https://doi.org/10.1016/j.ecolecon.2013.04.019
[45] Lachaud, M., & Maldonado, J. (2011). Aproximación al
cálculo del crecimiento real de Colombia: aportes me-
todológicos para la inclusión en las cuentas nacionales
de los impactos del agotamiento del carbón y del gas
natural. Revista de Economía del Rosario, 14(1), 1-29.
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=509555123001
[46] Lange, G., Hassan, R., & Alfieri, A. (2003). Using environmen-
tal accounts to promote sustainable development: Experien-
ce in southern Africa. Natural Resources Forum, 27, 19-31.
https://doi.org/10.1111/1477-8947.00037
[47] Leach, A. (2009). The welfare implications of climate change
policy. Journal of Environmental Economics and Management,
57(2), 151-165. https://doi.org/10.1016/j.jeem.2007.11.006
[48] Lepeley, M. (2017). Bhutan’s Gross National Happiness: An Ap-
proach to Human Centred Sustainable Development. South
Asian Journal of Human Resources Management, 4(2), 174-
184. https://doi.org/10.1177/2322093717731634
[49] Li, G., & Fang, C. (2014). Global mapping and estimation
of ecosystem services values and gross domestic pro-
duct: A spatially explicit integration of national ‘green
GDP’ accounting. Ecological Indicators, 46, 293-314.
https://doi.org/10.1016/j.ecolind.2014.05.020
[50] Lillywhite, R. (2010). Footprinting methods for assessment of
the environmental impacts of food production and processing.
En Environmental Assessment and Management in the Food
Industry (pp. 255-271). Elsevier.
97
Cárdenas-Sempertegui, M., Cevallos-Rodríguez, E., Tonon-Ordoñez, L.
Vol.12-N°2, Julio - Diciembre 2024
p-ISSN:2602-8204 |e-ISSN 2737-6257
[51] Lopez, E., & Cattaneo, M. (2013). Los indicadores ambientales
como herramientas de la economía. Ciencia y Tecnología, 1(13).
https://doi.org/10.18682/cyt.v1i13.111
[52] Ma, G., Wang, J., Fang Yu, Weishan Yang, Ning, J., Peng, F., Xia-
fei Zhou, Ying Zhou, & Cao, D. (2020). Framework construc-
tion and application of China’s Gross Economic-Ecological Pro-
duct accounting. Journal of Environmental Management, 264,
109852. https://doi.org/10.1016/j.jenvman.2019.109852
[53] Mankiw, G. (2012). Sexta edición.
[54] Martínez-Alier, J. (2013). The environmenta-
lism of the poor. Geoforum, 54, 239-241.
https://doi.org/10.1016/j.geoforum.2013.04.019
[55] Martínez-Alier, J., Kallis, G., Veuthey, S., Walter, M., & Tem-
per, L. (2010a). Social Metabolism, Ecological Distribution Con-
flicts, and Valuation Languages. Ecological Economics, 70(2),
153-158. https://doi.org/10.1016/j.ecolecon.2010.09.024
[56] Martínez-Alier, J., Kallis, G., Veuthey, S., Walter, M., &
Temper, L. (2010b). Social metabolism, ecological distribu-
tion conflicts, and valuation languages. En Ecological Eco-
nomics (Vol. 70, Número 2, pp. 153-158). Elsevier B.V.
https://doi.org/10.1016/j.ecolecon.2010.09.024
[57] Maurin, F., & Vergragt, P. (2010). Serge Latouche, Farewell to
Growth. Sustainability: Science, Practice and Policy, 6(2), 77-
80. https://doi.org/10.1080/15487733.2010.11908056
[58] Maxwell, S., Milner-Gulland, E., Jones, J., Knight, A.,
Bunnefeld, N., Nuno, A., Bal, P., Earle, S., Watson, J.,
& Rhodes, J. (2015). Being smart about SMART en-
vironmental targets. Science, 347(6226), 1075-1076.
https://doi.org/10.1126/science.aaa1451
[59] Menegaki, A. (2018). The basic, the solid, the site-
specific and the full or total index of sustainable
economic welfare (ISEW) for Turkey. Economies, 6(2).
https://doi.org/10.3390/economies6020024
[60] Molina-López, M., & Zaldumbide-Peralvo, D. (2020). Economía
circular como modelo económico en el contexto de la ciudad
de Manta, Manabí, Ecuador. 593 Digital Publisher CEIT, 5-1(5),
117-136. https://doi.org/10.33386/593dp.2020.5-1.328
[61] Muradian, R., & Martinez-Alier, J. (2001). Trade and the
environment: from a ‘Southern’ perspective. Ecological
Economics, 36(2), 281-297. https://doi.org/10.1016/S0921-
8009(00)00229-9
[62] Murthy, A., Galli, A., Madeira, C., & Moreno Pires, S. (2023).
Consumer Attitudes towards Fish and Seafood in Portugal: Op-
portunities for Footprint Reduction. Sustainability, 15(2), 1363.
https://doi.org/10.3390/su15021363
[63] Ng, Y. (2007). Environmentally Responsible Happy Nation
Index: Towards an Internationally Acceptable National Suc-
cess Indicator. Social Indicators Research, 85(3), 425-446.
https://doi.org/10.1007/s11205-007-9135-1
[64] Oblitas, J., Sangay, M., Rojas, E., & Castro, W. (2019). Eco-
nomía circular en residuos de aparatos eléctricos y electró-
nicos. Revista de Ciencias Sociales (Ve), XXV(4), 196-208.
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=28062322016
[65] Olivier, M., Howard, J., Wilson, B., & Robinson, W. (2018). Co-
rrelating Localisation and Sustainability and Exploring the Cau-
sality of the Relationship. Ecological Economics, 146, 749-765.
https://doi.org/10.1016/j.ecolecon.2017.11.035
[66] Page, M., McKenzie, J., Bossuyt, P., Boutron, I., Hoffmann,
T., Mulrow, C., Shamseer L., Tetzlaff, J., Akl, E., Brennan, S.,
Chou, R., Glanville, J., Grimshaw, J., Hro bjartsson, A., Lalu,
M., Li, T., Loder, E., Mayo-Wilson, E., McDonald, S, McGuin-
ness, L., Stewart, L., Thomas, J., Tricco, A., Welch, V., Whi-
ting, P & Moher, D. (2021). The PRISMA 2020 statement:
an updated guideline for reporting systematic reviews. Revis-
ta Española de Cardiología (English ed.), 74(9), 790-799. Doi:
10.1016/j.recesp.2021.06.016
[67] Panth, P. (2013). Sustainable Development-Measurement
and Ranking. The Indian Economic Journal, 61(2), 206-226.
https://doi.org/10.1177/0019466220130204
[68] Pennock, M., & Ura, K. (2011). Gross national happi-
ness as a framework for health impact assessment. En-
vironmental Impact Assessment Review, 31(1), 61-65.
https://doi.org/10.1016/j.eiar.2010.04.003
[69] Quiroga, R. (2001). Indicadores de sostenibilidad ambien-
tal y de desarrollo sostenible: estado del arte y perspec-
tivas. Desarrollo sostenible; Indicadores smbientales, 106.
https://repositorio.cepal.org/handle/11362/5570
[70] Rabnawaz, K., & YuSheng, K. (2020). Effects of Energy Consum-
ption on GDP: New Evidence of 24 Countries on Their Natural
Resources and Production of Electricity. Ekonomika, 99(1), 26-
49. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=692274369002
[71] Richardson, J. (2023). How does Gross National Happiness of-
fer an integrated perspective linked with health, economics,
and nature? Journal of Ayurveda and Integrative Medicine,
14(1), 100601. https://doi.org/10.1016/J.JAIM.2022.100601
98
Revista Económica
DOI: 10.54753/rve.v12i2.2221
Vol.12-N°2, Julio - Diciembre 2024
p-ISSN:2602-8204 |e-ISSN 2737-6257
[72] Rinzin, C., Vermeulen, W., & Glasbergen, P. (2007). Pu-
blic perceptions of Bhutan’s approach to sustainable deve-
lopment in practice. Sustainable Development, 15, 52-68.
https://doi.org/10.1002/sd.293
[73] Rodríguez, C., & Carosini, A. (2018). Determining the
Gross Domestic Product and Net Organic for agriculture
of Paraguay. Period 2005-2007. Población y Desarrollo,
24(47), 21-34. https://doi.org/10.18004/pdfce/2076-
054x/2018.024(47)021-034
[74] Sachs, J. (2012). From Millennium Development Goals to Sus-
tainable Development Goals. The Lancet, 379(9832), 2206-
2211. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(12)60685-0
[75] Silalertruksa, T., & Gheewala, S. (2019). Land–Water–Energy
Nexus of Biofuels Development in Emerging Economies. En
The Role of Bioenergy in the Bioeconomy (pp. 379-402). Else-
vier. https://doi.org/10.1016/B978-0-12-813056-8.00008-X
[76] Stiglitz, J. (2009). Report by the Commission on the Mea-
surement of Economic Performance and Social Progress.
www.stiglitz-sen-fitoussi.fr
[77] Stjepanovic, S., Tomic, D., & Skare, M. (2022). A new data-
base on Green GDP; 1970-2019: a framework for assessing
the green economy. Oeconomia Copernicana, 13(4), 949-975.
https://doi.org/10.24136/oc.2022.027
[78] Talberth, J., Cobb, C., & Slattery, N. (2007). The Genuine Pro-
gress Indicator 2006.
[79] Tanuro, D. (2012). L’impossible capitalisme vert. La Découverte
Poche / Essais, n°365.
[80] Tideman, S. (2016). Gross National Happiness: lessons for sus-
tainability leadership. South Asian Journal of Global Business
Research, 5(2), 190-213. https://doi.org/10.1108/SAJGBR-12-
2014-0096
[81] Ura, K., Fortacz, A., Alkire, S., & Wangdi, K. (2022). Gross
National Happiness. Encyclopedia of Violence, Peace, & Con-
flict, 167-184. https://doi.org/10.1016/B978-0-12-820195-
4.00302-2
[82] Vargas, O., Trujillo, J., & Torres, M. (2017). La economía ver-
de: un cambio ambiental y social necesario en el mundo actual.
Revista de Investigación Agraria y Ambiental, 8(2), 175-186.
https://doi.org/10.22490/21456453.2044
[83] Verma, R. (2017). Gross National Happiness: meaning, measu-
re and degrowth in a living development alternative. Journal of
Political Ecology, 24(1). https://doi.org/10.2458/v24i1.20885
[84] Wackernagel, M., & Galli, A. (2007). An overview on ecologi-
cal footprint and sustainable development: a chat with Mathis
Wackernagel. International Journal of Ecodynamics, 2(1), 1-9.
https://doi.org/10.2495/ECO-V2-N1-1-9
[85] Wackernagel, M., & Kitzes, J. (2008). Ecological Footprint.
En Encyclopedia of Ecology (pp. 1031-1037). Elsevier.
https://doi.org/10.1016/B978-008045405-4.00620-0
[86] Wackernagel, M., Schulz, N. B., Deumling, D., Linares, A.,
Jenkins, M., Kapos, V., Monfreda, C., Loh, J., Myers, N.,
Norgaard, R., & Randers, J. (2002). Tracking the ecolo-
gical overshoot of the human economy. Proceedings of
the National Academy of Sciences, 99(14), 9266-9271.
https://doi.org/10.1073/pnas.142033699
[87] Washington, H. (2015). Overshoot. Reference Module
in Earth Systems and Environmental Sciences. Elsevier.
https://doi.org/10.1016/B978-0-12-409548-9.09517-8
[88] Wironen, M., & Erickson, J. (2020). A critically
modern ecological economics for the Anthro-
pocene. The Anthropocene Review, 7(1), 62-76.
https://doi.org/10.1177/2053019619884485
[89] World Bank. (2010). Environmental Valuation and Greening
the National Accounts: Challenges and Initial Practical Steps.
Washington, DC. http://hdl.handle.net/10986/16098
[90] Xu, L., Yu, B., & Yue, W. (2010). A method of green GDP
accounting based on eco-service and a case study of Wu-
yishan, China. Procedia Environmental Sciences, 2, 1865-1872.
https://doi.org/10.1016/j.proenv.2010.10.198
Publicado por Revista Económica, este es
un artículo de acceso abierto distribuido bajo los térmi-
nos de la Licencia Internacional Commons Atribución 4.0
Internacional. Para ver una copia de esta licencia, visite
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/
©Autor(es) 2024
99