Álvarez-Basantes. K, Manobanda-Vizcaino, V., Andrade-Montalvo, F.
Vol.12-N°2, Julio - Diciembre 2024
p-ISSN:2602-8204 |e-ISSN 2737-6257
1|INTRODUCCIÓN
Durante las últimas cinco décadas, los países en vías de de-
sarrollo han recibido grandes préstamos a tasas de interés relativa-
mente favorables. Con objetivo principal de acelerar el desarrollo a
través de la inversión y lograr un crecimiento más rápido. Sin embar-
go, para 1980 los índices de endeudamiento alcanzaron niveles muy
altos, quedó claro que en muchos países el pago de la deuda no solo
impediría la actividad económica, sino que incluso sería imposible.
Varios países de ingresos medios, especialmente en América Latina,
enfrentaron graves crisis de deuda y, a mediados de la década de
1990, tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como el Banco
Mundial (BM) lanzaron iniciativas para países pobres gravemente
endeudados con el fin de reducir la deuda a niveles sostenibles (Se-
raquive, 2016).
Álvarez et al. (2017) manifiestan que desarrollar una estrategia
para reducir la deuda y promover el crecimiento económico es un
desafío, por lo cual es necesario crear políticas económicas y finan-
cieras para gestionar y disminuir el aumento de la deuda pública y
estimular el crecimiento. En el caso de Ecuador, la trayectoria de la
deuda externa está determinada por la forma en que nuestro país
se incorporó al sistema capitalista, las dependencias que caracteri-
zan esta relación y la vigencia del modelo nacional de acumulación
altamente desigual, mayoritario y centralizador (Moncada y Cuéllar,
2004).
En 1990, se introdujo el Índice de Desarrollo Humano (IDH)
por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
como respuesta a la crítica al enfoque convencional del desarrollo,
que se basaba únicamente en el ingreso nacional y no considera-
ba otros aspectos relevantes. El IDH se concibió para ofrecer una
evaluación más completa del desarrollo humano, incorporando ele-
mentos como la esperanza de vida, la salud y la educación de las
personas (Suárez, 2019). Según Sánchez (2021), de acuerdo con el
Ministerio de Economía y Finanzas, en septiembre de 2020, Ecua-
dor logró diferir pagos por deuda externa de los años 2020 y 2021
mediante bonos comerciales, bonos de Petroamazonas y renegocia-
ciones con el Banco de China, por un total de 4.020 millones de dó-
lares. Los alivios de pagos corresponden a 1.361 y 1.593 millones
de dólares en intereses por los bonos de 2020 y 2021, respectiva-
mente.
Además, los datos del Banco Central del Ecuador (BCE) indican
que la deuda externa privada de Ecuador fue de 10.998,7 millones
de dólares en 2019 (un 29,4 % más que en 2018), lo que represen-
ta el 10,2 % del PIB, con una tasa promedio de variación interanual
del 15,6 % entre 1990 y 2019. Es importante mencionar que la deu-
da externa privada representó el 21% de la deuda externa total en
2019.
El uso de la deuda externa puede estimular el crecimiento y
desarrollo de un país si se mantiene en un nivel sostenible. Sin em-
bargo, un exceso de deuda puede tener efectos negativos, como
dificultades para realizar los pagos y tasas de interés más altas, di-
ficultando que el gobierno destine recursos y los utilice de manera
efectiva en sectores productivos (Abad, 2021). Durante la década
de 1990, la deuda privada externa era considerablemente alta. La
tasa de crecimiento del saldo de la deuda aumentaba anualmente
en un 29.8 %. En el año 2000, la deuda externa alcanzó un total de
USD 2,322 millones (12.7 % del PIB), lo que generó desequilibrios
macroeconómicos durante una década. Estos desequilibrios afecta-
ron al sector industrial y comercial, así como a la mayoría de los
sistemas bancarios, y llevaron a un endeudamiento externo que re-
presentaba el 17.6 % del PIB en 2002 (BCE, 2020).
Cueva y Mora (2010) explican que el Índice de Desarrollo Hu-
mano (IDH) se refiere a la expansión de las capacidades humanas,
un proceso dinámico que evoluciona constantemente a lo largo del
tiempo. Por tanto existen tres aspectos fundamentales en todos los
niveles de desarrollo: tener una vida larga y saludable, adquirir nue-
vos conocimientos y contar con acceso a los recursos esenciales pa-
ra alcanzar un nivel de vida digno. En el año 2000, Ecuador ocupó
el puesto 91 en el IDH con 0.659, para el 2012 el IDH del Ecuador
paso al puesto 83. En 2019, Ecuador se situó en el puesto 86 de
189 países en el Índice de Desarrollo Humano, con una puntuación
de 0.759 (Ministerio de Finanzas, 2014).
El Estado justifica sus niveles de deuda argumentando que se
destinan a la prestación de servicios básicos como educación, salud
y bienestar para la ciudadanía. Sin embargo, es crucial considerar
que uno de los indicadores que evalúa la efectividad de esta inver-
sión es el IDH. Por tanto, esta investigación busca determinar si los
niveles de endeudamiento de Ecuador entre 1990 y 2021 han con-
tribuido realmente a mejorar los servicios de educación, salud y el
nivel de vida de la población. Con el fin de alcanzar el objetivo de es-
ta investigación, se estimará un modelo econométrico que relacione
las variables de deuda externa y desarrollo humano.
2|MARCO TEÓRICO Y EVIDENCIA
EMPÍRICA
2.1 |Antecedentes
En su estudio "Deuda Externa y Desarrollo Humano", Torres
(1996) empleó el modelo de mediano y largo plazo del Banco Mun-
dial, utilizando variables como el producto interno bruto, la balanza
comercial, la inversión, el ahorro, el consumo y el empleo. Revelando
que no existía restricción externa, es decir, que el financiamiento se
realizaba a través de la deuda. Además, observó que el incremento
de la tasa de interés y la inflación conducía a un aumento alarmante
de la deuda, con tasas de crecimiento del 4,1 %.
Por su parte para Umaru et al. (2013) analizaron el impacto
que tiene la deuda externa y la deuda interna en el crecimiento eco-
nómico de Nigeria. Los resultados obtenidos a través de la aplica-
ción de mínimos cuadrados ordinarios indicaron que la deuda exter-
na tuvo un efecto negativo en el desempeño económico del país,
mientras que la deuda interna mostró una correlación positiva con
el crecimiento económico. Encontraron que un cambio unitario en
la deuda externa redujo el crecimiento económico en 0,41 unidades,
mientras que un cambio unitario en la deuda interna aumentaría el
desempeño económico en 7,97 unidades.
Egungwu (2018) examinó el impacto de la deuda externa en
el desarrollo del capital humano en Nigeria mediante el uso de una
regresión de mínimos cuadrados ordinarios. Los resultados llevaron
a que un aumento unitario en la deuda externa provocaría una dis-
minución de aproximadamente 0,015749 en el índice de desarrollo
humano en Nigeria. Esto indica que el servicio de la deuda externa
tiene un impacto negativo en el índice de desarrollo humano en el
país.
Ruiz y Sinchigalo (2018) llevaron a cabo un análisis sobre el
empleo como factor determinante del desarrollo humano. Desarro-
llaron un modelo utilizando mínimos cuadrados ordinarios y ARIMA,
consideraron variables como el Índice de Desarrollo Humano (IDH),
la tasa de empleo, la población económicamente activa (PEA) y los
asalariados. Sus hallazgos destacaron que el empleo juega un papel
fundamental en el desarrollo humano y el bienestar social, demos-
trando que las variables PEA y la tasa de empleo explican el 84,09 %
de las variaciones observadas en el IDH.
Zaghdoudi (2018) propone una investigación centrada en de-
terminar si la relación entre la deuda externa y el desarrollo humano
es de naturaleza no lineal. Para abordar esta pregunta, emplea un en-
foque de Regresión de Umbral Suave para Paneles (PSTR) en países
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