Torres-Aguilar et al
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en ausencia de factores de riesgo tradicionales, y la importancia de mantener una vigilancia clínica estrecha ante nuevos síntomas
durante la inmunosupresión, más aún cuando el paciente ha mencionado pasar por episodios de estrés.
La detección oportuna del VVZ mediante prueba de Tzanck y frotis periférico fue determinante para el abordaje eficaz. El dolor
neuropático intenso, característico de la reactivación del herpes zóster, también orientó hacia el diagnóstico. Este tipo de dolor
(neuralgia post herpética), puede servir como un signo clínico clave para diferenciar entre etiologías inflamatorias e infecciosas
(Redondo et al., 2007).
Este caso pone en evidencia la necesidad de considerar la reactivación de infecciones virales latentes como parte del diagnóstico
diferencial en pacientes con enfermedades inflamatorias tratados con inmunosupresores, incluso cuando no existen antecedentes
ni factores de riesgo evidentes. Además, subraya la importancia de integrar herramientas diagnósticas rápidas y una sospecha
clínica amplia en contextos de inmunosupresión iatrogénica.
4. Conclusiones
Este caso destaca cómo, en contextos de inmunosupresión inducida por tratamiento inmunomodulador y estrés, la vasculitis
leucocitoclástica puede actuar como factor precipitante en la reactivación de virus latentes como el virus varicela-zóster (VVZ). En
pacientes jóvenes, la aparición de lesiones vesiculares atípicas acompañadas de dolor neuropático debe levantar sospechas clínicas
de una reactivación viral, incluso en ausencia de antecedentes clásicos.
La contribución principal de este caso al conocimiento médico radica en subrayar la necesidad de un alto índice de sospecha
clínica ante manifestaciones cutáneas inusuales en pacientes inmunosuprimidos. El reconocimiento precoz de esta posible
complicación permite iniciar rápidamente tratamiento antiviral, ajustar o reducir la inmunosupresión, y prevenir otras
complicaciones graves.
En pacientes inmunosuprimidos, especialmente jóvenes, la presencia de lesiones vesiculares dolorosas debe alertar sobre la posible
reactivación de VVZ incluso en el contexto de diagnósticos primarios no infecciosos como la vasculitis. Un enfoque diagnóstico
integral y la intervención terapéutica oportuna pueden modificar el curso clínico y mejorar el pronóstico.
Agradecimientos : Agradecemos a los Profesionales que pudieron detectar este caso a tiempo, empezando el tratamiento viral
denotando mejoría clínica tres días después del inicio del mismo. A la Universidad Nacional de Loja, por brindar espacios donde
se potencia el conocimiento y la investigación. A los distintos profesionales que motivan a realizar siempre un buen trabajo, que
es la base de todo diagnóstico oportuno.
Conflicto de intereses: Los autores declaramos no tener conflicto de intereses
Financiamiento: El presente artículo fue financiado por los autores.
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